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El artista muestra 50 cuadros alusivos a la gran inundación de la capital de 1689

Antonio Ortiz, Gritón, indaga cómo se recupera la naturaleza ante las catástrofes

La base conceptual de la exposición se complementa con fotografías, planos y textos, dice

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Gritón metió los cuadros al río Arga, muchos de los cuales ahora exhibe en el Centro Histórico, de allí que algunos tienen arañazos del barro o cachitos de plantas, que remiten al trabajo de la naturalezaFoto Cortesía del artista
 
Periódico La Jornada
Sábado 19 de marzo de 2011, p. 4

Con el propósito de reflexionar sobre las catástrofes naturales y cómo se recupera la naturaleza, Antonio Ortiz, Gritón presenta la exposición Ahora y entonces en el Centro Histórico.

La idea es que los comensales perciban que están debajo del nivel del agua. Es decir, el medio centenar de óleos abstractos han sido colgados a una altura de 1.70 metros para recordar el nivel promedio en que se quedó el agua durante los tres años siguientes a esa tragedia.

Se trata de 50 pequeños cuadros alusivos a la gran inundación de 1689 que asoló a la ciudad de México –construida sobre un lago.

Cuando a Gritón lo invitaron a exhibir en el restaurante Peces, tenía una muestra en la galería Nivel F, en Pamplona, España, donde cada año durante cuatro o cinco días ocupa esa sección de la ciudad el deshielo, la lluvia y la crecida del río Arga.

En Nivel F el agua alcanza un metro de altura, pero como todo está controlado, la instalación eléctrica está a 1.20 metros y no hay muebles en la planta baja.

Como todavía no se daba esa situación en Nivel F, pero quería trabajar sobre la inundación, Gritón metió los cuadros al río Arga, muchos de los cuales ahora exhibe en Peces, de allí que algunos tienen arañazos del barro o, tras el secado, cachitos de plantas, que remiten al trabajo de la naturaleza.

Efecto difuminado

Para Ahora y entonces el artista emprendió el estudio de las inundaciones en la capital. Por ejemplo, el año pasado en Peces hubo un día en que el agua subió 20 centímetros. Fue cuando supo de la catástrofe de 1689: llovió durante 36 horas seguidas en todo el Valle de México. empezó a subir el nivel del agua y alcanzó 10 metros en algunas partes, como San Lázaro y murieron 30 mil personas, según datos de la época. Era tanta agua que cuando empezó a bajar no lo hizo por completo y se mantuvo alrededor de tres años en esta parte del Centro, a una altura entre 1.5 y 2 metros, explica Gritón.

Esta base conceptual de la exposición se complementa con fotografías, planos y textos. No es que cada cuadro sea conceptual, pero cuando se juntan, se hace una instalación conceptual que consiste en marcar un nivel.

Según Gritón son de esos, de repente, problemas del arte contemporáneo que en dado momento uno encuentra maneras de solucionar. Por ejemplo, esa obsesión por lo que es nada más la pintura y la instalación.

Respecto de los cuadros, el pintor explica que desde hace tres o cuatro años al vivir en Navarra y estar rodeado del bosque, empezó a descubrir una manera de “retratar esa sensación de cuando te acercas mucho a las hojas de los árboles y, al observarlas a trasluz, se ve muy bonito, con muchos verdes, todos encimados y con mucha luz detrás. Más o menos encontré cómo reproducir esta sensación al mezclar manchas verdes y amarillas, luego las difuminaba y volvía a meter más óleo.

“Aunque agrego manchitas de pintura, al azar, siempre empiezo a formar patrones, es inevitable. Con el tiempo, realmente, el desorden no existe. De un brochazo puedes aventar muchas manchitas sobre una tela, entonces sí tienes un desorden. Pero empiezas a chorrearle pintura y comienzan a armarse estos patrones, es decir, como que el desorden se empieza a ordenar con el tiempo. Pero es como una propiedad de la naturaleza.

Es algo que desde hace unos años me llamó mucha la atención de mi trabajo, cuando pongo muchos puntitos o florecitas.

El efecto difuminado final de los cuadros es como si estuvieras viendo por medio de un cristal esmerilado que, por otro lado, es la parte frágil de la naturaleza.

Ahora y entonces también incluye cinco grabados que Gritón hizo para una carpeta, como parte de su proyecto de crear un diccionario visual del náhuatl.

La muestra permanecerá un mes en ese restaurante; visitas de martes a domingo, de las 13 a las 21 horas, en Regina 45, Centro Histórico.