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Sexto congreso del Partido Comunista de Cuba

Destaca el presidente del Parlamento el intenso debate durante el cónclave

La Habana, por vínculos normales con Washington pero con respeto a la soberanía: Ricardo Alarcón
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El vicepresidente Ramiro Valdez, el ministro de Defensa, general Julio Casas Regueiro, y Ricardo Alarcón, durante la clausura del encuentro comunista realizado en La HabanaFoto Reuters
Cubadebate
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de abril de 2011, p. 23

La Habana, 19 de abril. La tarde aún está plena y fresca, cuando Ricardo Alarcón, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente del Parlamento Nacional, sale por la puerta de la comisión número 2 del congreso, dedicada a la discusión de aspectos globales de la economía. Han terminado las deliberaciones finales del proyecto de lineamientos de la política económica y social, y le propongo conversar sobre los ecos que ya está teniendo la más importante cita de los comunistas cubanos, 24 horas después de abrirse a los debates.

–Usted ha participado en todos los congresos del Partido Comunista. ¿Cuál le parece más trascendental en estos 35 años?

–Recuerdo particularmente el primer congreso, y ahora éste. También es excepcional. Se realiza en circunstancias muy especiales, que el compañero Raúl destacó en el informe central que presentó. Recurre a un texto de Cintio Vitier, muy importante, que entra muy a fondo en los problemas de Cuba, que Cintio escribió en 1994, en pleno periodo especial –Martí en la hora actual de Cuba–, cuando ya era un hecho la desaparición del campo socialista, con la isla totalmente aislada.

–Ese ensayo de Cintio, por cierto, es quizás uno de los textos del apóstol del apóstol, como usted llamó una vez al autor de Ese sol del mundo moral, que transparenta más angustia por el destino de la nación cubana.

–El dilema nación y revolución es el mismo desde 1868 y son inseparables. Si no hay revolución, no hay nación independiente y, por tanto, no hay nación. Eso Cintio lo traduce excepcionalmente en ese texto. Junto con este reconocimiento, pienso que este congreso se ha caracterizado por la enorme y real participación de los delegados. No recuerdo discusiones tan intensas, y tan interesantes además, alrededor de un documento básico que hemos discutido ya no sé cuántas veces. No solamente lo han hecho los militantes, sino cuanta cubana y cubano quiso participar en su barrio, en su centro de trabajo o estudio. Y fueron muchos.

–Me llama la atención, por ejemplo, la cantidad de mujeres economistas que están participando como delegadas o invitadas al congreso.

–Tienes razón. Haciendo abstracción ahora, me doy cuenta de que la mayoría de las intervenciones que se produjeron hoy en mi comisión era de mujeres. Por supuesto, cuando uno piensa en el primer congreso, y lo compara con éste, se da cuenta de la transformación profunda que ha tenido la sociedad cubana. Estoy seguro de que la mayoría de los delegados que están acá no estuvieron en el primer congreso.

–¿Tiene precedentes un proceso así de consulta popular en los congresos de otros partidos comunistas?

–No lo conozco, aunque hay que tener en cuenta que este partido es realmente la organización política de la nación cubana, el heredero legítimo del partido de José Martí, que buscaba precisamente eso: unir a todas las cubanas y los cubanos alrededor de ideales que pueden alcanzar el consenso más amplio para la independencia absoluta, la solidaridad y la justicia social.

–¿Podría decirse que el hilo común en los 35 años transcurridos desde el primer congreso es la hostilidad de Estados Unidos?

–El informe tiene, desde ese punto de vista, un mensaje medular: la permanencia de una política que busca destruir la revolución cubana, aniquilando a la población cubana, haciéndola sufrir, como dice esa cita del funcionario del Departamento de Estado que recordó Raúl (Castro), y que también se expresa en el plan de acciones encubiertas. Esa política está presente desde el principio de la revolución, desde 1959 y 1960, antes del ataque por Playa Girón.

“Si se contrasta con la actualidad, es la misma política, tal como se está aplicando ahora, que se expresa en la presión económica, creación deliberada de malestar y dificultades para la gente, para hacerla sufrir, como decía el documento del Departamento de Estado, y obligarla a cambiar su gobierno, a hacer lo que hoy llaman de modo más sibilino cambio de régimen. Pero eso acompañado con otras formas de presión, con violencia, que en momentos se expresó en violencia armada, como en Girón, y a todo lo largo de estos 50 años ha tenido expresión de violencia con las agresiones terroristas, los sabotajes, los atentados…

–Y los juicios espurios, como ese del tribunal de El Paso (Texas), donde supuestamente se juzgó a Luis Posada Carriles.

–Precisamente vísperas del congreso se produjo la farsa de El Paso, todo ese teatro montado alrededor del señor Luis Posada Carriles, acusándolo como mentiroso, de haber adulterado la verdad cuando lo entrevistaron para sus trámites migratorios. Es curioso que una de las mentiras que esgrimió fue haber dicho que él no tenía vínculo con los actos terroristas que tuvieron lugar en La Habana en 1997. El gobierno estadunidense acusa a Posada de mentir al afirmar que él no estaba vinculado con eso. O dicho de otra manera: el gobierno norteamericano sabe perfectamente que Posada Carriles estaba vinculado con el terrorismo, y por eso lo acusa de mentiroso. Por lo tanto, tienen bajo su protección a un individuo que ellos saben que es terrorista.

Todo eso ocurrió poco antes de abrir el congreso, lo que nos está recordando que Cuba sigue siendo objeto de la misma política. Una política que era verdad en 1959 y es verdad en 2011.

–El informe, sin embargo, no cierra las puertas frente a Estados Unidos. Vuelve a marcar la voluntad de Cuba de dialogar con Washington en términos de respeto hacia su soberanía.

–Se ha dicho antes y se reitera al final del informe de Raúl: Cuba está dispuesta a dialogar con Estados Unidos, a tener relaciones normales, pero siempre sobre la base de la igualdad de ambos países, y del respeto absoluto de nuestra independencia y soberanía nacional. Hay otro elemento muy importante y novedoso en este informe: una suerte de llamado a la unidad nacional. Se refiere a los creyentes, de las más diversas nominaciones religiosas, y además, sitúa en su justo lugar el valor de la espiritualidad y el papel que la comunidad religiosa, cristiana y no cristiana han desempeñado y desempeñan.

La entrevista completa puede consultarse en www.cubadebate.cu/noticias/2011/04/18/ricardo-alarcon-este-congreso-fortalece-el-consenso-patriotico-de-la-nacion-cubana-video/