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Jordi Savall rinde homenaje a los músicos anónimos
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Jordi Savall y su esposa, la soprano Montserrat Figueras
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Periódico La Jornada
Sábado 13 de agosto de 2011, p. a16

Sobre la carátula del disco esplende un mural de Diego Rivera, mientras otro luce en una de las páginas del breve libro que acompaña una novedad discográfica de por sí esplendente: El Nuevo Mundo. Folías Criollas, nueva grabación de uno de los mejores hombres de varias generaciones: el maestro Jordi Savall.

Se escuchan, entrelazadas, en abrazo solar y lunar, instrumentos antiguos europeos y artefactos sonoros jarochos.

La voz de un versador en primer plano: Ahora sí que están unidos/ el nuevo y el viejo mundos/ y sólo están divididos/ por un viejo mar profundo.

¡Ah!, el puntear de la jarana jarocha, el salpicar acuoso y cristalino del arpa, las décimas improvisadas en el Sotavento mexicano y los viejos cánticos inventados hace milenios en la península española.

La gran mayoría de las músicas que se desarrollaron a partir del descubrimiento (el entrecomillado es de Jordi Savall, autor de este párrafo) y la conquista del Nuevo Mundo, conservan esta mezcla extraordinaria de elementos hispánicos y criollos influenciados por las tradiciones indígenas y africanas.

Este nuevo disco, explica Savall, es continuación del volumen Villancicos y Danzas Criollas: de la Iberia antigua al Nuevo Mundo. El nuevo álbum es una colección de Sones y Folías Criollas (las folías constituyen formas musicales europeas antiguas emparentadas con el baile, al igual que el son: ambas sobreviven) interpretadas por Montserrat Figueras, La Capella Reial de Catalunya y Hesperion XXI, orquestas que fundó y dirige Savall, y de manera especial Tembembe Ensamble Continuo, agrupación mexicana especializada en las relaciones entre el son barroco hispano y los diversos sones tradicionales que existen en México y Latinoamérica.

El material de este disco sonó por primera vez la tarde del 18 de octubre de 2008 en el Templo de la Valenciana de la ciudad de Guanajuato, dentro del Festival Internacional Cervantino.

Entreverados, sonaron la viola da gamba de Jordi Savall junto a la jarana tercera, el arpa jarocha, el violín huasteco, el cajón-marímbula, el marimbol, la guitarra leona, también conocida como panzona, la vihuela huapanguera, la jarana barroca, las voces, la poesía repentista. Y el zapateado.

María Chuchena, el Jarabe loco, El Pajarrillo, El cielito lindo, conviven en este disco con folías europeas y temas tradicionales de Perú y Colombia.

Tanto en el concierto en vivo en Guanajuato, como en el disco, se suceden momentos de magia tal que nadie sabe qué de lo que suena es jarocho, qué español, qué catalán.

Lo dijo Jordi Savall en el Templo de la Valenciana cuando anunciaba una a una las piezas del programa: se trata de demostrar que estas músicas, aunque provienen de distintas fuentes, poseen el mismo espíritu.

El sol que llevo por dentro/ se está muriendo de frío/ Se está muriendo de frío/ el sol que llevo por dentro/ Al sentir que no te encuentro/ vivo disperso y vacío.

Los anteriores no son versos de Sor Juana. Tampoco de San Juan de la Cruz. Son versos jarochos que sonaron en el Templo de la Valenciana bajo un manto de jaranas, instrumentos europeos renacentistas, las sonrisas de esplendor de músicos y público, y encima de este prodigio, la hermosa viola da gamba de Jordi Soler.

Una música más bella que la belleza.

La escucha de estos Sones y Folías Criollas, anota el maestro Savall, nos produce emociones y vivencias muy parecidas a las que se pueden experimentar la primera vez que se viaja a alguna de las ciudades históricas de un país latinoamericano; el sentimiento impresionante de hacer un viaje en el tiempo, sin dejar de vivir el presente.

El libro que acompaña al disco contiene también un valioso ensayo, El mar de los encuentros, de Antonio García de León, autoridad señera en este tema. Y firmado de manera colectiva, aparece un estudio, titulado Sones de las dos orillas, de Tembembe, que analiza y explica la música que disfrutamos a través de las bocinas.

Se trata de un bello proyecto, como todos los que emprende Jordi Savall y culminan en disco compacto, que quiere contribuir a la recuperación y difusión de la memoria de estas músicas sobrevivientes. Es también un sincero homenaje a los hombres y mujeres, casi siempre anónimos, que con su sensibilidad y talento musical han contribuido a su permanencia hasta nuestros días.

Larga vida a la hermosa música anónima y colectiva, más bella que la belleza.

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