La venta de frutas dentro y fuera de las escuelas, incluso en tiendas de barrio cercanas para contribuir a la alimentación sana de los niños, no ha cuajado.

Un año después de que las secretarías de Educación Pública y de Salud emitieron las disposiciones para limitar la venta de comida industrializada en los colegios, el proyecto de 64 centrales de abasto del país, que busca incentivar el consumo de frutas por pieza o picadas entre los alumnos de enseñanza básica, sólo existe como piloto en unos cuantos planteles de tres ciudades: Morelia, Monterrey y Distrito Federal.

Así lo admitió Ramón Chavira, presidente de la Confederación Nacional de Agrupaciones de Comerciantes de Centros de Abasto (Conacca), al anunciar que en este nuevo ciclo escolar retomarán el proyecto para impulsarlo con las autoridades, pero principalmente las municipales, porque son las responsables de las ventas en la vía pública.

Apenas estamos en el proyecto y campaña nacional de acercamiento con las autoridades, pues el ciclo escolar pasado sólo lo echamos a andar en 25 colegios de la delegación Iztapalapa, en el Distrito Federal, y en otras de Michoacán y Nuevo León, manifestó.

No se trata, aseguró, de afectar ningún sector. Incluso evitó calificar de comida chatarra los productos industrializados. El objetivo, puntualizó, es ampliar la oferta de opciones saludables para la población infantil promoviendo, por ejemplo, el consumo de manzanas o frutas diversas por los nutrientes que contienen, así como por su precio y calidad.

No se trata de una idea nueva, comentó, porque los puestos ambulantes de fruta son comunes en el país, principalmente en los estados del centro y el sur, pero el objetivo es que no falten cerca de las escuelas.

El proyecto de la Conacca también pretende que las autoridades apoyen las tiendas de barrio, sobre todo las que se ubican cerca de los planteles, a instalar refrigeradores donde puedan guardar exclusivamente frutas, para que no pretexten carecer de condiciones para venderlas.

Por el momento el proyecto piloto sólo ha aterrizado en puestos ambulantes afuera de las escuelas, a cargo de comerciantes afiliados a las centrales de abasto y avaladas por las autoridades locales, los cuales son similares a los que existen para la comercialización de dulces, botanas y refrescos, que tienen alto contenido de calorías.

No es que estemos como comerciantes informales. Sólo empezamos el proyecto para acercar la fruta a los niños que salen de las escuelas, puntualizó Chavira.