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Ayer se develó la escultura dedicada al trovador urbano, a 26 años de su fallecimiento

En Balderas habita ahora un Rockdrigo más vivo que nunca

Cientos de personas se congregaron en los andenes de la estación del Metro para recordar al Rupestre Mayor en la obra de bronce de Alfredo López Casanova

Amandititita, El Mastuerzo, Memo Briseño, Heavy Nopal y Jessy Bulbo, entre otros músicos, dieron unos palomazos

Foto
En la imagen, Inti Muñoz, Amandititita, Genoveva González, Alfredo López Casanova (abajo), Roberto González y Guillermo Briseño, durante la ceremoniaFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Martes 20 de septiembre de 2011, p. 8

A 26 años de su muerte, en el terremoto de 1985, Rodrigo Eduardo González Guzmán, El Profeta del Nopal, reapareció ayer en una escultura de bronce ubicada en el pasillo de correspondencia de la estación Balderas del Metro, que inspiró una de sus canciones más famosas, misma que fue coreada por decenas de seguidores que desde antes de las 13 horas impidieron el paso a los usuarios para transbordar hacia Universidad, Indios Verdes u Observatorio.

El área destinada para develar la escultura de bronce de 1.60 metros y 200 kilos, esculpida por Alfredo López Casanova, con las llaves recolectadas durante un año y apoyo económico del Fideicomiso Centro Histórico, fue insuficiente para quienes trataban de tomar la mejor fotografía o video de su ídolo.

En la ceremonia de develación se congregaron y cientos de personas, entre músicos, amigos, admiradores, curiosos, funcionarios del Metro –el representante del gerente de Usuarios, en su oportunidad al micrófono, confundió los apellidos del músico: en lugar de González dijo Valdés, y claro, se llevó irreverente rechifla– y los responsables del proyecto.

En busca de las notas

Antes de la hora anunciada ya se escuchaban por los amplis las canciones de El Profeta del Nopal: Distante instante, Ama de casa un poco triste y Buscando trabajo, rolas que ambientaban los corredores atestados de usuarios que, sin detenerse, buscaban el origen de la música.

Mientras poco a poco el pequeño espacio se colmaba de gente, Inti Muñoz Santini, director del Fideicomiso, afirmó que esta ceremonia es un homenaje a un hombre que murió en esta fecha y sirvió de guía a miles de personas, quienes pronto adoptaron sus canciones, al estar inspiradas en calles y lugares emblemáticos, lo cual les permitió superar la angustia en que vivían. Después anunció a los oradores: el promotor cultural Miguel Franco; Genoveva González, hermana de Rockdrigo; López Casanova, y Lalena Amanda (Amandititita), quien destacó que su padre es un ejemplo, porque era un hombre con ideales.

Las solicitudes de los jóvenes de la Ola Naranja de no se avienten, permitan el paso de la gente no surtieron efecto y provocaron algunos conatos de bronca entre quienes se quedaban a seguir el evento.

La multitud impidió al director del Sistema de Transporte Colectivo, Francisco Bojórquez, dirigir un mensaje y participar en la ceremonia: “No importa. Es increíble que decenas de jóvenes hayan tomado la estación y hagan suya la música de este artista, que conocieron sus padres y cuya carrera se cortó en 1985”, señaló.

En su oportunidad, Genoveva González recordó: Era una persona excepcional. De chiquito le encantaba chiflar; después empezó a componer y convirtió la estación del Metro Balderas en icono de la capital, al dejarla plasmada en una de sus canciones más famosas. Y, cómo no, si aquí puedes perder hasta la pareja... Y no era tan feo.

Por su parte, López Casanova confesó que él y Rockdrigo tomaron una decisión: no hablar de la estatua en la develación.

“En estos tiempos, en los cuales la fragilidad de la memoria es una constante, señalamos que monumento viene del latín monumentum, que quiere decir ‘recuerdo’, y recordar es tener presente”. Por tal motivo, López Casanova reivindicó en su lectura el derecho a la memoria de los muertos vivos y afirmó que Rockdrigo es uno más vivo que nunca, igual que el cineasta Sergio García, quien nos acompañó en esta aventura.

Otros muertos vivos

También evocó a los muertos presentes cada 2 de octubre, 10 de junio, a los de Aguas Blancas, de Acteal, a los mineros de Pasta de Conchos, los niños de la Guardería ABC y los de las fosas clandestinas de San Fernando.

Al concluir, el artista descubrió la estatua: de una lado, Lalena, y del otro Genoveva, jalaron el manto rojo. Elegimos ese color como un llamado a no más sangre, afirmó el escultor.

Al quedar a la vista la imagen del Rupestre Mayor, los asistentes aplaudieron y los fotorreporteros empezaron su trabajo: retratar a los invitados y músicos, entre ellos Roberto González, quien tocó Ánimas; Fausto Arrellín, quien hizo corear a los asistentes No tengo tiempo de cambiar mi vida; El Mastuerzo; Memo Briseño, Jessy Bulbo y Roberto Ponce, entre otros.

La ceremonia continuó con algunos palomazos de la Tía de las Muchachas, Pedro Valdés, Heavy Nopal, Los Jijos del Maíz, Pato, de La Maldita Vecindad y Los Malditos Cocodrilos, y Amandititita, quien ante las peticiones de sus seguidores por una canción contestaba: Hoy no puedo, después. Éste es el día de mi padre.

Así, 26 años después de su fallecimiento, Rockdrigo tiene ya un reconocimiento perenne en la estación del Metro Balderas... donde una ola de gente se la llevó...