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Señalan negligencia y venganza del alcalde contra Los Chilapas, donde no consiguió votos

Pobladores de Centla, abandonados ante el desbordamiento del Grijalva

Escasea el agua y desde hace un mes no hay leche en la tienda Diconsa local; ni una cajita de galletas nos han mandado

Se sacrifican zonas rurales para salvar a Villahermosa, afirman

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Cientos de personas permanecen incomunicadas por las inundaciones en el municipio de Centla, TabascoFoto Alfredo Domínguez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de octubre de 2011, p. 35

Centla, Tab., 25 de octubre. Más de 3 mil pobladores de la zona de Los Chilapas, municipio de Centla, abandonados por las autoridades, enfrentan la que consideran la peor de las inundaciones provocadas por el desbordamiento del río Grijalva.

Los afectados quedaron incomunicados por carretera y sus campos de cultivos están anegados, al igual que cientos de viviendas. No hay servicio médico ni clases desde hace dos semanas; el agua potable escasea y no hay leche en la tienda Diconsa.

En medio del desastre que vive esta demarcación pesquera, agrícola y ganadera, a Beatriz Velázquez Ramos, parada ante la puerta de su domicilio, sitiado por las corrientes, la entristece que el 2 de noviembre, Día de Muertos, no voy a poder llevarle veladoras a mi padre, que falleció hace tres meses, pues el cementerio también quedó cubierto de agua.

El campesino Ulises Gerónimo acusó que con un canal que construyó la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en los límites entre los municipios de Centla y Centro nos echaron el agua acá para salvar a Villahermosa (cabecera de Centro).

Aunque localidades como La Escoba, Chilapa y Los Ídolos también están inundadas, los mayores estragos se observan en la ranchería Boca de Chilapa, poblado de 500 habitantes donde unas 50 familias se refugian en casas de lámina y tiendas de campaña a la orilla de la carretera.

Las autoridades ni siquiera una cajita de galletas nos han mandado. También escuchamos que la Secretaría de Salud habla en la radio de brigadas médicas y dice que están apoyando a los damnificados, pero aquí brillan por su ausencia, dice uno de los colonos. Varios menores tienen heridas infectadas en los pies y otros tienen fiebre, que sus padres intentan mitigar con remedios caseros.

Las quejas contra el alcalde Aquiles Reyes Quiroz se multiplican. Los pobladores aseguran que politiza el apoyo: Cuando ganó la presidencia, aquí perdió todas las casillas. Amenazó con que no habría nada para Los Chilapas, y lo está cumpliendo.

Boca de Chilapa está a casi dos horas de Villahermosa; para llegar hay que tomar caminos abruptos y una lancha. Parece pueblo fantasma, con viviendas abandonadas y cultivos de maíz, papaya, plátano, chile y pastizales siniestrados. Hatos de ganado deambulan entre el agua en busca de comida.

El centro de salud quedó cubierto por el agua y el médico se marchó. Desde hace dos semanas no hay clases en la primaria José María Morelos y Pavón, la telesecundaria José Santiago Martínez y el Colegio de Bachilleres.

Sentado en un sillón frente a las lagunas que lamen la banqueta de su tienda, una de las pocas a salvo de la contingencia, Lorenzo Gómez Morales, propietario del expendio de Diconsa, lamenta: Para colmo, desde hace un mes no surten la leche subsidiada por el gobierno federal.

Explica que la poca mercancía con que contaba se terminó, pero además son pocos los que se acercan para comprar porque nadie tiene dinero; todo mundo está fregado y sin trabajo.

A unos 300 metros algunas mujeres, entre ellas Sara del Carmen Velázquez Dionisio y Miraldeyi Martínez, reclaman a gritos apoyos para los damnificados. Estamos a la buena de Dios. Ni quien se acuerde de nosotros. Las quejas son contra el alcalde de Centla, quien no se ha parado por aquí, pero también contra la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) federal, que no ha pagado 5 mil 800 pesos para terminar unos palafitos.

¿De qué sirve que al municipio lo declaren en emergencia, si no obtenemos nada? Los únicos que se benefician son los alcaldes. Los que vivimos cerca de los ríos año con año perdemos nuestras pertenencias en las inundaciones, se quejó Luis Enrique Aguilar Valencia.

La poca ayuda que los damnificados de esta zona de los ríos reciben llega en una lancha del Ejército Mexicano que de siete de la mañana a seis de la tarde ofrece transporte hasta el poblado de Buena Vista, única vía para llegar a Villahermosa.