jornada


letraese

Número 186
Jueves 5 de Enero
de 2012



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




Rafael de la Dehesa

La alternativa tecnocrática

Para el movimiento de la diversidad sexual, el sector salud se ha vuelto una “alternativa tecnocrática” a los partidos políticos. Los ministerios de Salud son la primera puerta, y a veces la única, que se abre a las poblaciones altamente estigmatizadas. Por miedo a los costos políticos, los partidos se niegan a representarlas. En contraste, esa alternativa crea cierto velo que atenúa dichos costos y legitima, por así decirlo, una causa. Esto lo sostiene Rafael de la Dehesa, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. En entrevista, el autor del libro Queering the public sphere in Mexico and Brazil: sexual rights movements in emerging democracies explica que le ha impresionado el papel jugado por el Programa Nacional de VIH/Sida de Brasil en la articulación del activismo lésbico, gay, bisexual y transgénero con los diferentes ministerios del Estado, mientras se estancaba en el parlamento la agenda política del movimiento LGBT.
El Estado brasileño, explica el politólogo, ha jugado un papel muy fuerte en la promoción y articulación de la sociedad civil. En 1999, a través del proyecto SOMOS en conjunto con la Asociación Brasileña GLBT, establece cinco centros regionales de apoyo técnico donde se capacita a las organizaciones comunitarias y se crean nuevas. Este proyecto expandió el área geográfica del movimiento, y por ende de las políticas públicas de prevención. Sobre esa experiencia, el ex presidente brasileño Enrique Cardoso “imaginaba un Estado poroso en el cual la sociedad civil pudiera actuar como parte del Estado, y ponía como ejemplo máximo de esa posibilidad al movimiento de VIH/sida porque es la experiencia donde ambos sectores se fusionaron totalmente”, comenta Dehesa. ¿Un movimiento social no pierde su identidad fusionándose de esa manera?, preguntamos. “El movimiento social es heterogéneo. Y sin duda ha cambiado desde que surgió en los años setenta, y parte de ese cambio tiene que ver con la profesionalización y la onegización de muchos sectores. Hay activistas que dan un discurso totalmente enyesado, institucional, pero también hay activistas que son muy críticos del Estado y que trabajan en organizaciones que reciben recursos públicos”, responde.

¿De qué estamos hablando, de conquista de espacios o de cooptación?
Honestamente, veo las dos cosas. Existe una vertiente, que viene del Banco Mundial, que postula la incorporación de la sociedad civil al Estado porque, por su compromiso vital, las organizaciones sociales no solo son mano de obra barata sino de buena calidad. Pero también existe otra vertiente que, en Brasil por ejemplo, responde a todo un movimiento sanitarista que plantea la participación social, pero desde el papel del control social. Ese modelo tuvo una influencia directa en la respuesta al VIH, donde las organizaciones sociales fueron en muchos sentidos responsables de la dirección de las políticas de prevención.

Pero "la alternativa tecnocrática" convierte a los activistas en provedores de servicios del Estado.
Muchos de los activistas que he entrevistado reconocieron los riesgos de asumirse como prestadores de servicios y hablaron del control social como una contrapartida a esa posibilidad, de que el papel adecuado para las ONG es el de monitorear al Estado para que funcione bien.

Retomas un concepto que viene mucho al caso, "la dictadura de los proyectos".
Sí, y se refiere a cómo las técnicas administrativas cambian las dinámicas activistas, que de alguna manera corta la temporalidad del activismo enfocado ahora a cumplir metas. Impone medidas cuantificables. Y el control social de alguna forma es parte del mismo modelo técnico. La idea es que el Estado monitoree y evalúe a las ONG, y éstas evalúen y monitoreen al Estado. No me gusta colocar esta relación en blanco y negro, si estás cooptado o no estás cooptado. Creeo que hay estructuras en las que las ONG tienen que navegar y que fomentan ciertas técnicas de activismo. Hay organizaciones, por ejemplo, que garantizan su sobrevivencia con los proyectos y eso les permite seguir en el activismo político. (Alejandro Brito)

 

 


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