Opinión
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Los de Abajo

No todos son Juárez

L

es han matado gente, a la mayoría los han desplazado, viven bajo amenaza dentro de un cerco de púas y gente armada que los vigila, les han cerrado las escuelas, quemado sus casas y matado a sus animales de crianza, pero no se rinden. Los pocos habitantes que quedan en la parte alta de Lomas de Poleo, Ciudad Juárez, siguen luchando por las tierras que habitan desde hace más de tres décadas y de las que, acusan, pretende despojarlos el empresario Pedro Zaragoza Fuentes desde hace nueve años.

En el contexto del segundo aniversario del programa institucional Todos somos Juárez, los pobladores de Lomas de Poleo iniciaron una serie de acciones de protesta por el incumplimiento de las promesas de Felipe Calderón: El 17 de febrero de 2010, hace exactamente dos años, el Presidente se comprometió públicamente a resolver de acuerdo a derecho y con justicia el conflicto en nuestra colonia. Sin embargo, pese a su promesa y de que la Secretaría de la Reforma Agraria envío a Ciudad Juárez a funcionarios de esa dependencia a revisar nuestro caso, nunca se dio una solución, señalaron en un comunicado en el que anunciaron un ayuno de 24 horas para protestar por la indiferencia de las autoridades municipales, estatales y federales.

Mientras el jefe del Ejecutivo declaraba que en dos años se ha logrado reducir el número de homicidios en Ciudad Juárez en 57 por ciento y se ha logrado restablecer la actividad económica, los colonos de Lomas de Poleo sobreviven en la indefensión, bajo amenaza permanente y, por supuesto, sin empleo, es decir, no forman parte de las estadísticas que la Presidencia dio a conocer este viernes, pues, señalan los pobladores, fueron excluidos del famoso programa Todos somos Juárez.

Como hemos señalado en este espacio, en 2002 los empresarios Jorge y Pedro Zaragoza decidieron que el terreno de Lomas de Poleo les pertenecía, y un año más tarde lo cercaron con postes y alambres de púas, instalaron una caseta de control en la entrada, derrumbaron casas y mataron animales de crianza, encerraron a las familias y establecieron una vigilancia constante con guardias armados y perros.

Aunque somos muy pocos los que aún habitamos en la colonia Lomas del Poleo, no estamos dispuestos a entregar nuestros predios. Con este ayuno exigimos a Felipe Calderón, a César Duarte y Héctor Murguía que atiendan y resuelvan nuestro problema. Lo único que pedimos es justicia, claman desde Juárez. Su rebeldía es, en los hechos, un claro obstáculo para un nuevo corredor industrial entre Ciudad Juárez y el cruce fronterizo de Santa Teresa, Nuevo México.