Cultura
Ver día anteriorViernes 9 de marzo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Sandra Lorenzano hace la relatoría del congreso internacional que termina en Bellas Artes

Las mexicanas del siglo XXI debemos dar voz a quienes no hallan cómo hacerse oír

Inevitable, recordar los feminicidios en Ciudad Juárez, así como la violencia sexual y física contra las mujeres

En educación, ellas son las primeras en dejar los estudios, dice la escritora

 
Periódico La Jornada
Viernes 9 de marzo de 2012, p. 5

El feminismo ya ha dejado una marca en nuestra sociedad, manifiesta la escritora Sandra Lorenzano, quien realiza la relatoría de la segunda versión del congreso internacional La experiencia intelectual de las mujeres en el siglo XXI, que hoy concluye en el Palacio de Bellas Artes.

“Incluso –señala–, las mujeres a las que no les gusta llamarse abiertamente feministas lo son, en el sentido de que saben que el sexo femenino sigue siendo uno de los sectores más vulnerables y más castigados por nuestra sociedad.”

Durante el encuentro, que comenzó el domingo 4, se instauró por primera vez el reconocimiento Rosario Castellanos, el cual fue conferido a la periodista y escritora Cristina Pacheco, con cuya ceremonia se inauguraron las actividades.

Además participan 40 mujeres de la cultura y las artes de Hispanoamérica, quienes reflexionan sobre su experiencia intelectual en diversas disciplinas: cronistas, economistas, actrices, ecologistas, publicistas, productoras artísticas, documentalistas, pintoras, directoras de museos, compositoras musicales, cantantes y rectoras.

Compromiso ético

De hecho, explica Lorenzano, las mesas de trabajo arrojaron valiosa información, como la que refiere que las mujeres son 70 por ciento de la población mundial considerada en situación de pobreza. De ahí la frase: la pobreza tiene cara de mujer, añade.

Otras cifras que dan cuenta de la situación, indica, sustentan que “43 por ciento de las mujeres del mundo trabajan todavía en labores agrícolas, pero sólo uno por ciento tiene acceso a la propiedad de la tierra. Además, es inevitable recordar las terribles problemáticas, como los feminicidios en Ciudad Juárez, la violencia sexual y física –dentro y fuera de la familia–, entre otras agresiones que padece el género femenino”.

También se sabe que la educación que se invierte en mujeres implica un crecimiento para la sociedad mucho mayor que el dinero destinado a los hombres y, sin embargo, son ellas las primeras en dejar de estudiar o quienes tienen negado el acceso a los estudios de educación básica y superiores.

Estas cifras, puntualiza, se deben tener presentes no sólo en el Día Internacional de la Mujer, sino siempre.

Foto
Sandra Lorenzano en el Palacio de Bellas Artes, ayer, durante la penúltima jornada del encuentro de mujeresFoto Arturo López/ CNCA

En el congreso, dice, participan mujeres que sin importar nacionalidad, orientación política o formación personal y su compromiso con la sociedad, están conscientes de que somos un sector privilegiado y tenemos la obligación de hacer algo desde cada una de nuestras trincheras.

Lorenzano, quien adelanta parte de las conclusiones que vertirá hoy en la clausura del congreso, explica: Es interesante la experiencia de solidaridad y compromiso que ha habido entre mujeres y espero que trascienda las paredes del Palacio de Bellas Artes.

Es una realidad “la preocupación de muchas mujeres por otras, y este espacio, además de ser lugar de celebración, también es de compromiso ético el cual va más allá del partido político, de los nombres de las participantes, porque sabemos y no debemos dar vuelta a lo que pasa desde nuestras trincheras, sea literaria o ambientalista.

“Estamos descubriendo que quizá no estamos solas en esto y este es un foro que pretende incidir en la cultura en el sentido de que cada instante y en cada espacio se expresa una idea interesante que irradia hacia afuera, y aquí –es muy importante decirlo– existen muchos canales de irradiación tanto entre las participantes como en los medios de comunicación y las redes sociales”, añade la crítica literaria.

También aprendemos a tejer redes respecto de la solidaridad, la complicidad, a los sueños, a las utopías y a la realización de proyectos.

Lo cierto, asevera, es que las mexicanas en el siglo XXI tenemos que desarrollar el sentido de la escucha; debemos aprender a percibir las voces de otras mujeres y pensar que mucho de lo que hacemos puede ser un canal para aquellas quienes todavía no encuentran cómo hacerse oír.

El encuentro, auspiciado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes se caracterizó –a decir de Lorenzano– por su amplitud ideológica, política, artística, cultural y profesional.

Gracias a esa pluralidad estuvieron personas de todas las orientaciones sexuales y religiosas, lo cual me hace sentir orgullosa, debido a que las instituciones deben generar este vínculo con la sociedad y la ciudadanía.