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Las elecciones se ganan con votos, no con manifestaciones

Vamos con ventaja holgada en la mayoría de las encuestas

#YoSoy132 vino a enriquecer la contienda electoral; ojalá no se empobrezca convirtiéndose únicamente en un movimiento antipartido o anti un candidato

 
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de junio de 2012, p. 10

El líder nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, no admite que todo el movimiento #YoSoy132 sea anti PRI o anti Peña Nieto. Tampoco ve condiciones para considerar como una imposición a quien gane la elección del primero de julio. Si estos jóvenes se limitaran al rechazo de una sola persona y quedaran atrapados por la coyuntura electoral, sería una gran decepción.

Pide entonces a los universitarios valorar las instituciones construidas por todas las fuerzas políticas y sobre las cuales descansa la democracia mexicana: Las elecciones se ganan con los votos en las urnas y no con las manifestaciones en las calles.

Aunque las movilizaciones recientes evidencian algo muy distinto a su apreciación, insiste en saludar este nuevo protagonismo juvenil: “Si la asistencia del PRI a la Ibero lleva a que los jóvenes tuvieran mucho mayor interés en los asuntos públicos y en las contiendas electorales para salir a decir todo lo que les molesta del sistema, eso es favorable para la vida del país”.

En su momento Joaquín Coldwell fue el gobernador más joven del país. Apenas tenía 30 años cuando en 1981 fue electo en Quintana Roo. Hoy tiene 62.

México, asegura, necesita la rebeldía justificada de los estudiantes ante la corrupción del sistema político y la opacidad. Aún está en su génesis su movimiento, y “creo que su agenda será dialéctica, se enriquecerá con el paso de los meses y desarrollará un planteamiento social que aún no ha aparecido, pero seguramente lo tendrá para ser, por ejemplo, la voz de los siete millones de ninis”.

#YoSoy132 vino a enriquecer la contienda electoral, añade. “Los partidos –todos– nos enmohecemos y alejamos de la sociedad, de su sentir y sus reclamos. Movimientos como éste nos ayudan a hacer un alto en el camino y a oír esas voces de protesta; ojalá no se empobrezcan convirtiéndose únicamente en un movimiento antipartido o anti un candidato”.

También rechaza disponer de pruebas para señalarlos como un grupo tripulado por algún candidato. En la entrevista con La Jornada en sus oficinas de Insurgentes Norte y a 25 días de celebrarse los comicios, el dirigente no parece dispuesto a admitir una merma en las preferencias electorales para Peña Nieto. Confía sobremanera en las encuestas, la mayoría de las cuales nos dan una ventaja holgada, salvo una excepción. Anímicamente estamos muy fuertes en el PRI, apunta.

–¿Qué significa la expresión de Enrique Peña Nieto cuando pide al PRI acabar con el pasado, si siguen ahí los mismos de siempre?

–Representa su compromiso de no restaurar el viejo orden. Una respuesta a planteamientos expresados en algunos círculos de la sociedad respecto de que si el PRI gana restauraría el viejo presidencialismo. Establece que eso es inviable, porque él mismo, como miembro de una nueva generación de priístas, impulsará la modernización política del país.

–Sin embargo, los señalamientos son claros: siguen ahí los mismos de siempre…

–No es así. Una buena parte del viejo PRI se fueron al PRD; están con Andrés Manuel López Obrador como asesores de su campaña.

–A muchos de ese PRI se les ubica como corruptos…

–La corrupción es un mal endémico en el país. Se ha manifestado en gobernantes de todos los partidos: hay que ver el tiradero que dejó el PRD en Zacatecas, y en el Distrito Federal todos sabemos del tráfico con el uso del suelo. También ha habido escándalos enormes en el PAN, el más reciente con el hermano del señor de los quesos en Monterrey, premiado con una candidatura. En nuestro caso, la actitud ha consistido en aplicar el estatuto.

Al señor (Tomás) Yarrington le suspendimos su militancia inmediatamente a partir de la acusación formal. Y así será nuestra conducta de congruencia en todos estos casos.

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Anímicamente estamos muy fuertes en el PRI, asegura Pedro Joaquín ColdwellFoto José Antonio López

–¿Esos señalamientos perjudican al PRI y a su candidato?

–No. Enrique Peña representa un cambio generacional y de actitud. La mayor parte de su vida ha transcurrido en democracia, así como la política y profesional. Cuando fue líder de la bancada del PRI en el Congreso del estado de México, ese órgano era plural y él debía construir acuerdos con la oposición. Lo mismo sucedió en sus primeros tres años como gobernador. Es tolerante y está dispuesto a oír argumentos y a construir consensos.

“Ocurre algo interesante: muchos de los militantes del PRI mediáticamente descalificados como dinosaurios o como autoritarios, luego los partidos de oposición vienen por ellos –particularmente la izquierda– y resulta que ya del otro lado como que ven un proceso de sanación de los malos espíritus y se vuelven demócratas y progresistas. Es una contradicción que vivimos en el país.”

–En este proceso han proliferado las encuestas, y en algunas Peña Nieto ha disminuido su ventaja inicial. ¿Cómo las interpreta?

–Vamos con una ventaja holgada en la inmensa mayoría de los sondeos. La lucha está entre el segundo y el tercer lugar, y veo que coinciden en un desplome de la candidata de Acción Nacional.

Las encuestas tienen dos finalidades: ser una radiografía para ubicar a los candidatos, los partidos y los estrategas de campaña sobre sus fortalezas y debilidades, y la otra es su uso político, crear percepción social, generar expectativas.

–Hay una nueva voz en este proceso, los universitarios. ¿Se equivocó el PRI en su caracterización inicial de ellos?

–A mí me colgaron el sambenito de que agredí a los jóvenes. He subido a la página web del partido mis tres declaraciones sobre el tema. No hay ahí ni una sola expresión orientada a vulnerar los derechos políticos o académicos o la dignidad de los jóvenes.

“Me limité a criticar ciertos gritos de intolerancia que escuché en la Ibero, y la incompatibilidad de éstos con un espíritu universitario ciertamente crítico, plural, diverso, pero que no debe trastocar la civilidad. Quizá algunos otros actores de mi partido pudieron haberse excedido en sus expresiones, pero lo hicieron al calor del momento.

“Que lo juzguen a uno por sus propios frutos. Soy egresado de la Ibero y ex profesor de ahí. Como legislador he puesto un enorme empeño por cambios garantistas en nuestra Constitución. No soy como se me ha querido dibujar algunas veces en las redes sociales, un político perseguidor de jóvenes.”

–Ellos hablan con precisión: no al PRI, no a Peña Nieto..

–He leído declaraciones de jóvenes que se definen anti PRI, pero también otras que no comparten ese punto de vista y se declaran totalmente apartidistas. Percibo esas dos corrientes.

–¿Cree que Peña Nieto se equivocó en ir a la Ibero?

–No, no se lo he escuchado en lo absoluto. Yo he tenido dos grandes experiencias en esta campaña en lo humano y en lo político. Una en la Ibero y la otra al acompañar al candidato con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.

–¿Piensa realmente que no hay en ellos un rechazo generalizado a su partido y a su candidato?

–Quiero sacar lo positivo de este movimiento: nos ha llevado a poner mucho más énfasis en el compromiso modernizador del PRI respecto de la sociedad mexicana. Hemos entendido que debemos ser mucho más claros frente al pueblo.

Qué curioso, el único partido que dio respuesta mediante un manifiesto a la voz de los jóvenes fue el PRI. Así lo hizo Peña Nieto. No he visto de parte del PAN ni del PRD una sola respuesta programática al respecto. Y que no me vengan con el cuento de que pueden representar esas aspiraciones de cambio. No son partidos particularmente modernos, concluye.