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Los de abajo

Resistencia

L

a resistencia del pueblo ikoots, del istmo de Tehuantepec, Oaxaca, a la instalación de un parque eólico en su territorio, ha sido agredida y amenazada esta semana tanto por el consorcio Mareña Renovables como por el gobierno del estado, que encabeza el perredista Gabino Cué.

La última semana de agosto estuvo marcada por el hostigamiento a este pueblo, al que le quieren arrebatar mil 643 hectáreas de tierras comunales. El 23 de agosto, informa la Asamblea General del Pueblo Ikoots de San Dionisio, la empresa entró a la isla desde una comunidad zapoteca para iniciar la construcción del parque, derrumbando el manglar y afectando de manera irreversible la zona lagunar.

El 25 de agosto, continúa la denuncia, uno de los comuneros que defienden el territorio fue golpeado por un simpatizante del presidente municipal y del proyecto eólico. Tres días después, trabajadores de Mareña entraron a la comunidad de Pueblo Viejo, “al tiempo que en la comunidad de San Dionisio del Mar (cabecera municipal) se invitaba a todos los comuneros priístas para pactar la entrada de las empresas y el inicio de las obras del parque eólico.

Asociada con la Comisión Federal de Electricidad, llegó en 2004 al istmo la empresa española Preneal, cuyo objetivo es promover, construir y explotar parques eólicos mediante la creación de una filial local llamada Preneal México. Desde hace más de 30 años el Instituto de Investigaciones Eléctricas reconoció el potencial de los vientos en el istmo de Tehuantepec, que tienen velocidades de hasta 20 m/s. Sin embargo, en 1994 se construyó en la zona el primer parque eólico La Venta. Durante el gobierno de Ulises Ruiz (2004-2010), en colaboración con el gobierno federal, se impulsó la creación del corredor eólico del istmo de Tehuantepec, que colocó a México como segundo productor de energía eólica de América Latina, superado sólo por Brasil.

El 8 de noviembre de 2004, sin consultar a los pueblos y con diversos engaños, Preneal obtuvo el usufructo de mil 643 hectáreas de tierras comunales. En 2011 los comuneros tuvieron acceso al contrato abusivo que les hizo firmar la empresa, y desde entonces comenzaron una lucha en defensa de su territorio, específicamente de la isla, lugar sagrado para su pueblo. Su rechazo al proyecto es también por la grave afectación a su forma de vida y supervivencia de su cultura; además de la afectación total al ecosistema marino, considerado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad como una región prioritaria por su alta diversidad biológica.

En estos momentos los ikoots de San Dionisio apelan a la solidaridad para exigir que se tomen de manera inmediata las medidas apropiadas para garantizar la seguridad e integridad física de los miembros de su comunidad.