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Renée Petrich prepara en museo de Cancún un apartado sobre la actualidad de esa etnia

La cultura maya pervive gracias al renacer de su lengua: experta

La civilización prehispánica no terminó con la conquista, sostiene la etnóloga

En esa ciudad de Quintana Roo es donde hay más mayahablantes, indica

Jóvenes indígenas que trabajan en hoteles de cinco estrellas en la riviera siempre regresan a sus lugares de origen, expresa la especialista

 
Periódico La Jornada
Jueves 29 de noviembre de 2012, p. 4

La de los mayas es una cultura viva, y el elemento principal que ha sobrevivido a través de los siglos es su lengua, la cual, en la actualidad, vive un resurgimiento, afirma la etnóloga Renée Petrich.

La también museógrafa prepara para el nuevo Museo Maya de Cancún un apartado que abordará ese y otros temas para plasmar la enorme riqueza de los mayas que habitan Quintana Roo en la actualidad.

Hay varios pendientes para enriquecer el recinto. Uno de ellos es prolongar el discurso museístico hacia los mayas de hoy. Por eso fue importante que en la sala dedicada al estado se terminara con una breve mención de los mayas de finales del siglo XIX, explica a La Jornada.

Se refiere, entre otras piezas, a una cruz vestida, que los mayas llaman La Santísima. Está hecha en madera de cedro, “en un día especial de la semana, labrada a mano con machete, bendecida en la iglesia de Tixcacal Guardia. La mandé hacer con un rezandero de la comunidad de Señor, luego una señora viuda de un oficial maya le hizo su vestido.

“No hubiéramos podido poner en el museo una cruz cualquiera, habría sido una gran ofensa para los mayas.

“Vestirla es una reminiscencia de la Colonia, porque los evangelizadores no quisieron en esta región representar a Jesús en la cruz, para que no lo mezclaran con la idea del sacrificio; entonces, los misioneros dejaron la cruz sola, cubrirla es como cubrir el cuerpo del Cristo.

“La Santísima es su máxima representación de lo divino; ellos tienen un gran conocimiento de los dioses, un panteón grandísimo. La Santísima preside toda acción de su vida, desde ir a la milpa, a la cacería, a cosechar, las fiestas, las ceremonias familiares. Todo gira en torno a esa cruz y al maíz, al cual llaman ‘gracia’. Son dos elementos básicos.”

Renée Petrich comenta que tiene ya escrito un proyecto de guión museológico de lo que debe mostrarse en el nuevo Museo Maya de Cancún en cuanto a etnología.

Es muy probable que en los próximos meses se instale la museografía en torno a la época de la guerra de castas en la región, como adelantó hace unos días a este diario la arqueóloga Adriana Velázquez Morlet, directora del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Quintana Roo.

Por el momento se presenta un rifle usado en el mencionado conflicto de finales del siglo XIX, pero la etnóloga busca conseguir más piezas, como “un traje de sacerdote maya, que consiste en una blusa de manta o algodón blanco con muchas alforzas bordadas y muchos botoncitos; tiene una falda con bolsa y el pantalón se amarra al frente, lo curioso es que tiene dos grandes huecos que enseñan las nalgas, y más abajo un bordado deshilado muy bonito.

“También tengo ya instrumentos tradicionales mayas: tambor, tarola y volín, usados para hacer la música para la guerra, la cual hoy día se sigue tocando en las fiestas en los santuarios mayas; es música entre bélica y religiosa.

“Como no veo una sala donde se pueda mostrar la etnografía de los mayas hoy, se me ocurre plantear bien el proyecto para que se ubique en los amplios jardines. Al salir del edificio del nuevo museo, hay un sendero hacia la zona arqueológica de San Miguelito, con espacios verdes muy bonitos. Ahí se podría construir, como hice en el Museo Maya de Chetumal (del que fue directora), una casa auténtica maya, para la cual doné una colección de mobiliario.

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Renée Petrich durante la entrevista con La JornadaFoto Roberto García Ortiz
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Cruz vestida, que los mayas llaman La Santísima, se exhibe en el nuevo Museo Maya de CancúnFoto Cortesía del museo

Los mayas duermen en hamacas, aunque esta es una aportación caribeña. Los mayas prehispánicos dormían en esteras, se ha visto que en las habitaciones en las zonas residenciales prehispánicas sólo había cuartos con una banquetita de piedra, sobre ella ponían la estera para dormir.

Esa cultura no se terminó con la conquista, reitera la etnóloga, pues durante la Colonia siguieron subsistiendo los mayas de cepa, “es cierto, esclavizados, como peones de las haciendas, hasta que se sublevan y se refugian en las selvas de Quintana Roo, donde crean una suerte de república autónoma y hasta el día de hoy perviven como una cultura viva, principalmente por su lengua que, junto con el náhuatl, tiene el mayor número de hablantes en el país; y es precisamente Cancún el lugar de Quintana Roo donde hay más mayahablantes.

“Debemos mostrar todo esto a los visitantes del nuevo museo, mencionar la importancia de la lengua en la creación de una fuerte identidad como pueblo. Es cierto que en el estado los jóvenes ya no trabajan la milpa como antes, es más fácil para ellos obtener un salario cada semana empleándose en la zona turística pero, a veces sin querer, siempre regresan a sus comunidades, sobre todo en la época de las fiestas de los santos difuntos. Los muertos reúnen a los vivos, sin falta, así estén trabajando en un hotel de la Riviera Maya de cinco estrellas, los jóvenes regresan a sus comunidades en esos momentos.

“El sistema de fiestas de los mayas del centro de Quintana Roo es muy diferente al de las otras comunidades o grupos étnicos de Mesoamérica, por lo mismo que permanecieron aislados durante más de medio siglo. La guerra de castas se inició poco después de la Colonia y no vivieron tan fuerte la Revolución, es decir, los momentos históricos del país no los comparten del todo porque están aislados, siguiendo su propio proceso.

“Por eso sus fiestas no son necesariamente las del santo patrono. En la región maya llevan un ciclo de ocho meses y la celebración de Día de Muertos no es tan festiva como en el centro de México; ellos guardan un gran duelo, un gran respeto, no hay música, no truenan cuetes, es una ceremonia muy privada, familiar, de mucha introspección.

Espero que la exposición sobre la guerra de castas sea permanente y se pueda concretar la muestra etnográfica en el exterior del Museo Maya de Cancún, ahí podríamos plantear toda la vida cotidiana del maya de hoy día, la cual, si bien ha entrado a la modernidad, es muy válida y rica, concluye Petrich.