Opinión
Ver día anteriorLunes 15 de julio de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Florecimiento de la solidaridad latinoamericana
A

propósito de la persecución que sufrió el presidente de Bolivia, Evo Morales, por los espacios aéreos europeos, y por la radical persecución, no virtual sino real, del hacker estadunidense Edward Snowden, ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), se mostraron otra vez las reservas de solidaridad que mantienen entre sí los países latinoamericanos (de América Central al sur del continente), y esto por lo que hace de militancia activa de la defensa de nuestros derechos, lo cual resulta una rara avis en un mundo que se caracteriza por el egoísmo y por la casi exclusiva defensa de intereses particulares (no de los derechos humanos).

A pesar de las amenazas estadunidenses, del propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tres gobiernos latinoamericanos: Venezuela, Nicaragua y la propia Bolivia, ofrecieron asilo al perseguido Edward Snowden, sin que hasta la fecha se haya decidido (sábado 13 de julio) el desenlace. Cuestiones técnicas (por ejemplo, el solicitante del asilo en principio debería estar ya en territorio del país de la protección, o bajo su protección diplomática), cuestión que no ocurre en el caso de Snowden, quien desde hace semanas permanece en el aeropuerto de Moscú. El propio perseguido ha pedido nuevamente asilo a Rusia, que antes ya la había lo rechazado por la condición del presidente Putin de que Snowden se abstuviera de realizar actos que molestaran o perjudicaran a sus amigos ­estadunidenses.

Pero debe hacerse notar que, en información de última hora, la prensa mundial señaló que Barack Obama, después de comprobar que Snowden había repetido su solicitud de asilo a Moscú, tomó otra vez el teléfono para repetir sus amenazas a Putin, diciéndole que una eventual concesión de asilo se contradecía flagrantemente con la expresión del presidente ruso de unos cuantos días antes, condicionando el asilo de Snowden a que éste se comprometiera a no molestar a Estados Unidos, lo que equivalía a cortar las alas al ex oficial de la NSA.

Por otro lado, los países integrantes del Mercosur, es decir, los presidentes de Argentina, Brasil, Venezuela y Uruguay –con Bolivia en proceso de adhesión– decidieron en la reunión de Cochabamba convocar en consulta a sus embajadores en España, Francia, Italia y Portugal, países que impidieron el uso de su espacio aéreo al avión del presidente Evo Morales. Asimismo, citarán a los representantes de los cuatro países europeos en sus territorios para informarles de esa decisión.
 Presentarán además una nota formal de protesta a cada uno de los gobiernos que se negaron el cruce de su espacio aéreo por el avión de Evo Morales, diciendo además que demandarán explicaciones y las correspondientes excusas.

Todavía, pues, está en veremos el desenlace de este episodio persecutorio, que ha ofrecido otra vez la oportunidad de mostrar, por un lado, la disciplina que mantiene Estados Unidos sobre sus amigos y socios (en este caso varios de los principales países europeos), y del otro la solidaridad que mantiene la nueva América Latina, poniéndose de relieve los grandes cambios que ha tenido el subcontinente, sobre todo en su porción media y sur, del que faltarían notablemente y por desgracia México y Colombia (a pesar de algunos esfuerzos de Enrique Peña Nieto, más gestuales y protocolarios que de afirmación política definida). Esperamos, no obstante, que la práctica y la experiencia conduzcan al presidente de México a nuestro lugar natural en política, más cercano a los países del sur que de la potencia del norte. ¿Será posible y verdad?

Daniel Ellsberg, quien filtró hace 40 años los llamados Papeles del Pentágono sobre la guerra de Vietnam, nos dice ahora que nunca en la historia de Estados Unidos hubo una filtración tan importante como la actual de Edward Snowden, ya que ha puesto al descubierto los sistemas de espionaje de Estados Unidos no sólo en relación con otros países y personalidades, sino también, ¡y sobre todo!, respecto de ciudadanos estadunidenses y a sus propios líderes de gobierno, subrayando hasta qué punto esas prácticas son violatorias de la Constitución y de todos los sistemas de derechos humanos que ese país afirma defender sin falta.

Los jefes de Snowden sostienen que éste reveló algunas de las prácticas encubiertas de la NSA, que se habría convertido en un organismo casi enteramente destinado a escuchar a los individuos en el mundo entero.

El golpe ha sido de tal magnitud que se puede entender, sin aceptar, la virulencia de la reacción oficial estadunidense, encabezada por el propio presidente Obama. No sólo los derechos del hombre y del ciudadano consagrados en la Contitución de Estados Unidos han sido borrados de un plumazo, sino también la cuarta y quinta enmiendas de esa Constitución, que teóricamente salvaguardan al ciudadano de las intervenciones no autorizadas en su vida privada por juez competente que, después de las revelaciones de Snowden, podemos decir que han quedado prácticamente suspendidas y reducidas a letra muerta.