El coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, afirmó que su partido está dispuesto a aceptar la condición de que primero se apruebe la reforma política si con ello se logra el apoyo a la reforma energética, pero advirtió que no aceptará un instituto nacional electoral “centralizado, que nos regrese a la república de (Antonio López de) Santa Anna.

“Si tenemos que pasar por una reforma política y electoral, como un quid pro quo por parte de otras fuerzas políticas, habrá que hacerlo, porque estamos interesados en tener esa reforma energética”, declaró en entrevista.

En respuesta a esa posición, el presidente del PAN, Gustavo Madero Muñoz, dijo –en entrevista en San Lázaro– que una reforma no es a cambio de la otra. “No es quid pro quo. Es un sine qua non: es que no va a haber reforma energética si no hay reforma política. Así se llama la película, y en latín. ¡Qué suave, se está elevando nuestro nivel!”

Asimismo, Beltrones resaltó que ya está todo platicado respecto de la reforma energética. Está sobrediagnosticada la necesidad de la reforma. Aprobarla es lo único que hace falta. En las seis sesiones que restan del periodo ordinario hay tiempo suficiente para votar lo que hemos deseado durante tanto tiempo, sostuvo.

Respecto de la reforma electoral, Beltrones señaló que las propuestas de PAN y PRD para integrar un instituto nacional electoral, con el cual se sustituya a los institutos estatales, se contrapone con el espíritu federalista.

Dijo que quienes han sido gobernadores, sabemos que el camino es hacia adelante. No podemos pensar en un retroceso que nos lleve nuevamente a una república centralista, como la de Santa Anna.

Sostuvo que la mirada es hacia un federalismo moderno, y si esto involucra a un instituto electoral con nuevas atribuciones, como el nombramiento de quienes se hagan cargo de los institutos locales, estaríamos de acuerdo, pero no que se sustituya totalmente la función de los institutos locales.

Beltrones expuso que los institutos estatales deben continuar en funciones, aunque bajo un esquema que permita mejorar la calidad de las elecciones, en el que intervenga el instituto electoral que está por nacer.