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El filipino se mostró demasiado cauteloso ante Ríos, evalúa

Dinamita Márquez opina que Manny Pacquiao perdió el hambre de triunfo
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Juan Manuel Márquez anhela convertirse en campeón wélterFoto Jam Media
 
Periódico La Jornada
Martes 26 de noviembre de 2013, p. a11

Manny Pacquiao ya no tiene hambre, lanza Juan Manuel Márquez como si fuera un golpe a la mandíbula. La perdió –continúa– después de toda una carrera en la que ha conseguido prácticamente todo. Por eso en el regreso del filipino, el sábado ante Brandon Ríos, le faltó ese combustible emocional que hace que los boxeadores consigan hazañas memorables.

Eso –precisa– y la derrota más brutal de su carrera hace un año hicieron mella en Pac Man. Márquez lo tiene fresco como si fuera ayer, pues fue él quien le propinó aquel dramático nocaut en Las Vegas. Hay una memoria corporal, un recuerdo en el cuerpo que te hace estar atento para no volver a sufrir un golpe como el que le di.

Por esa razón, Dinamita califica de aceptable la actuación de Pacquiao ante Ríos, sobre todo si se considera que es un retorno después de una derrota como la que le propinó en diciembre de 2012.

Pacquiao estaba muy cauteloso –describe Márquez–, demasiado calculador, atento a no descuidar nada que le pudiera volver a costar una pelea. Es como si el cuerpo estuviera traumatizado por un recuerdo aterrador y lo obligara a reaccionar en consecuencia.

Sí, ganó, pero Dinamita explica que a quien tenía enfrente como adversario ni siquiera le opuso resistencia. Era un rival más grande, pero lento y que nunca le exigió mayor entrega.

Vi muy bien la condición física de Pacquiao, y lo que sabe de boxeo es impecable, pero esta vez sus golpes no tenían contundencia, les faltaba solidez, evalúa.

Puede ser también, desde su lectura, que Pac Man ya perdió esa ambición temeraria que los boxeadores llaman hambre. Se te va acabando, poco a poco, cuando lo tienes todo ya queda muy poco por qué luchar... y Pacquiao ya no tiene más hambre, expone.

“Timothy Bradley –con quien Márquez perdió en octubre pasado– tiene hambre y eso lo hace muy peligroso, porque quiere llegar lejos, pero Pacquiao ya tiene todo”.

Dinamita, en cambio, quien hace un año especulaba con la posibilidad del retiro, hoy no titubea porque aún se siente en forma. El cuerpo aún le responde –asegura– y la mente y reflejos todavía le sirven para buscar retos complicados, como el que sostuvo ante Bradley.

Siento que gané esa pelea, pero como me ha pasado antes, los jueces arruinaron meses de trabajo disciplinado emitiendo fallos incomprensibles, afirma.

Lo que todavía siento es hambre de triunfos, de conseguir cosas que nadie ha logrado en México, plantea Márquez.

Lo único que se exige para continuar es noquear para ganar. No volvería a pelear contra Pacquiao.

Para qué arriesgarme a sufrir otro robo y terminar mal emocionalmente, se cuestiona. En lo que sí piensa es en conseguir un quinto título en otra división, ser campeón wélter.

Eso sí me mueve el tapete, ya en 2011 me lo negaron, ahora quiero ganarlo sin que queden dudas, dice Márquez. Exhibe con orgullo que a los 40 años aún conserva el combustible de los boxeadores, ese que llaman hambre.