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El pianista ruso ofrecerá un recital en la Sala Nezahualcóyotl

Cada interpretación es como un día de vida: Mijail Rudy

Interpretará obras de Liszt-Wagner, Scriabin, Debussy y Ravel

 
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de noviembre de 2013, p. 5

Para el pianista de origen ruso Mijail Rudy, cada una de sus actuaciones es una experiencia única, un matrimonio de atmósferas en el que –afirma– cada una de las obras que interpreta es como si se tratara de un día de vida.

De tal manera que para las dos presentaciones programadas esta semana en México diseñó dos  distintos y atractivos recitales cuyo único punto en común es que fueron concebidos como especie de museos imaginarios.

En el primero de ellos –este miércoles, a las 20 horas, en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes– hará evidente la relación entre la música de Modest Mussorgsky y la pintura de Vassily Kandinsky, a partir de la versión para piano de la partitura Cuadros de una exposición.

El segundo, en tanto, tendrá lugar el viernes próximo, a las 20:30 horas, en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, donde interpretará un singular programa integrado por un par de obras de Franz Liszt: La lúgubre góndola y la Sonata; Muerte de amor de Isolda, una versión para piano hecha por Liszt de una partitura de Richard Wagner; Dos danzas y Hacia la llama, de Alexander Scriabin; Dos estudios de Claude Debussy; y Pájaros tristes y La valse, de Maurice Ravel.

Del primero de esos dos programas, en el que el intérprete hace dialogar la música de Mussorgsky con las imágenes de Kandinsky, ya se dio cuenta en estas páginas en la edición correspondiente al lunes pasado.

Respecto del recital del viernes en el recinto universitario, Mijail Rudy acepta que se trata de un programa un tanto sui generis, con autores diversos entre sí, pero que, en su opinión, mantienen puntos de contacto.

En entrevista, destaca como ejemplo la relación entre Franz Liszt y Richard Wagner, que fue más allá del aspecto familiar, toda vez que este último estuvo casado con Cósima Liszt.

La de ambos compositores, a decir del pianista, fue una relación extraña, porque Liszt era una persona generosa, amaba la música de Wagner y quería ayudarlo, pero este último se portaba de manera muy hipócrita, decía que la música de Liszt era maravillosa cuando en realidad no le gustaba nada. Hay, sin embargo, que aprender a separar, una cosa es la persona y otra la obra, y la música de Wagner es universal, cósmica, si bien su personalidad era la de un pequeño burgués.

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El pianista ruso hará un montaje de la música de Mussorgsky con las imágenes de KandisnkyFoto Cristina Rodríguez

Según Mijail Rudy, en términos musicales lo común es pensar que Wagner tiene influencia en Liszt, cuando en realidad se trata de una influencia mutua, aunque el segundo jamás haya querido reconocerlo.

Ejemplo de ello, destaca, es la cercanía entre la Sonata de Liszt y la tetralogía de El anillo del Nibelungo de Wagner, ya que en ambas obras cada uno de los pasajes es temático.

Incluso, alude a un estudio hecho en Alemania en el que se comprueba cuánto tomó Wagner de su suegro para la escritura de esa famosa tetralogía, en cuanto a aspectos técnicos y leit motiv que nunca antes había empleado.

El pianista dará cuenta de la  relación entre ambos autores con la versión para piano que Liszt hizo de la Muerte de amor de Isolda, de Wagner, la mencionada Sonata y La lúgubre góndola; esta última es un homenaje musical del autor a su yerno, después de que éste falleció de un infarto en Venecia, en febrero de 1883.

Sobre por qué sus recitales son como un museo imaginario, el intérprete indica que siempre procura que los programas sean homogéneos, como si se tratase de una exposición o una sala de exhibición en la que los compositores mantienen puntos en común o de contacto, y en el caso de su actuación del viernes, agrega, ese punto es Franz Liszt.

La idea visionaria de Liszt fue crear una especie de magia, un misticismo, mundos que  desconocemos, un lenguaje que es el mismo que en el siglo XX podemos ver en Scriabin, Debussy y Ravel, precisa.

“Es como si una persona fuera a un museo y viera obras de Cézanne, Renoir y Monet, son artistas de la misma corriente, en la sala nunca habrá cuadros de otros pintores, por muy grandes que sean, como Rubens o Rembrandt, porque hay una idea, una misma, línea.

En esta música (del mencionado recital) sucede lo mismo. El programa es como un museo imaginario, en el que hay la misma línea. Aunque esta selección de piezas no es una agrupación intelectual de mi parte, sino más bien un ejercicio intuitivo.