Opinión
Ver día anteriorSábado 30 de noviembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los de Abajo

A salvar a los ñuu savi

A

dos meses de que la tormenta Manuel arrasara con comunidades enteras de Guerrero, ya sin las cámaras de los medios de comunicación encima ni la atención de ningún nivel de gobierno, los habitantes ñuu savi enfrentan, solos, el abandono y el reto de su reconstrucción.

Una de estas comunidades es San Marcos, perteneciente al ejido de Zitlaltepec, municipio de Metlatonoc, donde en estos momentos con lo único que cuentan es con la organización comunitaria para enfrentar los enormes retos de sobrevivir a una tormenta, en medio de la pobreza de por sí existente en una de las zonas más castigadas de todo el país.

En estos momentos no hay alimento ni medicinas. Se perdieron vida y cosechas y persiste el miedo de nuevos derrumbes por lluvias o temblores. Enclavada en la Sierra del Aguililla, una cordillera montañosa de aproximadamente 2 mil 550 metros de altura sobre el nivel del mar, muy cercana al río Piedra Parada, San Marcos es una comunidad organizada que pertenece al sistema de justicia autónomo de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC-PC). Viven aquí 110 familias que desde hace 24 años decidieron establecerse en este lugar. Es una comunidad joven con muchas desgracias encima.

No sólo las desgracias naturales amenazan a esta región. Los proyectos mineros y la reserva de la Biósfera de la Montaña ponen en peligro el territorio ancestral ñuu savi, cuyos habitantes rechazan  la creación de la reserva, porque implica que el gobierno federal tome el control de los territorios ancestrales; y nos someta a normatividades ajenas a nuestras formas de organización comunitaria, prohibiendo realizar actividades tradicionales relacionadas con el uso y disfrute de nuestros bienes naturales.

En el horizonte de la Sierra de la Aguililla, a unos cuantos kilómetros, se encuentra la mina San Javier y el proyecto minero La Diana, que ya también fue rechazado por el ejido.

Pero si no es la amenaza de la reserva y de las minas, es la reubicación la que los aleja de su territorio. Hay peligro y hacen falta estudios topográficos y geotécnicos, mientras se esparcen los rumores de que serán reubicados, a partir de un dicho del presidente municipal de Metlatónoc, quien les informó que les construirán nuevas casas. Pero nada, la incertidumbre es lo que prevalece, a pesar de que enormes fisuras amenazan con nuevos desprendimientos de tierra.

Hasta ahora, promesas y rumores es lo que llega, junto con los militares de los comedores comunitarios de la Cruzada Nacional contra el Hambre.  Llegan cada tres días, enseñan a cocinar y se vuelven a ir, relata una de las mujeres de San Marcos.