Opinión
Ver día anteriorJueves 16 de enero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México: gruyere fiscal

Evaden los de siempre

Cruzada y albóndigas

E

l sistema mexicano de recaudación fiscal es un verdadero gruyere. Está lleno de agujeros, legales y no, que permiten, por no decir alientan, al gran capital a evadir y eludir. Por un lado, todos los años la autoridad anuncia medidas de contención, filtros, redes de protección o como quiera llamárseles. Por el otro, crece la devolución de impuestos, aumenta la condonación de créditos fiscales, avanza la exportación de capitales a paraísos tributarios, y no faltan los creativos que instrumentan nuevas fórmulas y encuentran rutas alternativas para evadir al fisco. Siempre aparece el recoveco por el cual los barones mantienen la fiesta a todo lo que da, y al final de cuentas los únicos apergollados son los causantes cautivos.

Sin embargo, la recaudación sólo es una parte del entuerto. La otra mitad es cómo se gasta lo recaudado, y en este sentido no es novedad que una porción creciente del ingreso fiscal se destina, más allá del gasto monárquico de la cúpula gubernamental, a fines distintos a los previstos, es decir, que el dinero público se canaliza a fines privados (rescates, salvamentos, deuda para financiar a los beneficiarios de las privatizaciones, subsidios cambiarios a favor de las empresas, la referida cancelación de créditos fiscales y mucho más), en especial a los corporativos que se han hecho famosos por su elevada evasión fiscal. Y en este desbarajuste de recaudación-gasto participan los tres niveles de gobierno y el Congreso (el federal y los estatales).

¿Algún causante cautivo estará feliz y contento porque sus aportaciones al fisco –retenidas quiéranlo o no– se destinen a pagar los lujos de la monarquía sexenal y a cubrir las devoluciones de impuestos y/o la cancelación de los créditos fiscales de bancos, televisoras, consorcios mineros, de la construcción, de las telecomunicaciones, del transporte, equipos de futbol y demás empresas privadas que evaden y eluden legalmente? Desde luego que no, pero el gobierno todavía se queja de que no quieren contribuir.

Ahora que se anuncia una cruzada (Aristóteles Núñez dixit) en contra de grandes empresas trasnacionales, mexicanas o del exterior, que evaden hasta 16 por ciento en el pago del impuesto sobre la renta, realizan prácticas fiscales agresivas y por cuyo incumplimiento se dejan de captar miles de millones de dólares, más le vale al SAT que su lucha contra los infieles sea no sólo productiva sino correctiva, porque los evasores legales son exactamente los mismos que a lo largo de los años han engrosado sus de por sí voluminosas fortunas a costillas de los bienes de la nación y de las gracias fiscales, mientras el erario languidece.

Ayer mismo el titular del SAT, el cruzado Núñez, conminó a 270 corporativos trasnacionales que operan en México a regularizar el pago de sus contribuciones de acuerdo con la legislación nacional o de lo contrario serán sujetas a auditorías fiscales para revisar sus estados de cuenta. Ya realizan siete de esos procedimientos. Bien, pero lo que no se entiende es por qué los conmina si, se supone, ya tiene más que documentado que ese grupo de empresas es evasor, no moroso.

Lo que es de celebrar, cuando menos hasta ahora, es que la loable beligerancia de la autoridad fiscal en contra de la cultura del no pago de las grandes firmas privadas no ha sido cancelada con un decreto firmado por el secretario de Hacienda para notificar a ese grupo de grandes contribuyentes que el gobierno federal generosamente decidió desaparecerles sus voluminosos créditos fiscales, una vez más. Y en este contexto, cómo olvidar el que en 2007 firmó Agustín Carstens como titular de la SHCP, en situación similar y antes de la declaratoria oficial de que este país sí estaba en crisis.

En fin, mientras de la aristotélica cruzada se esperan muchas albóndigas y nada de caldo (si es que en realidad pretende que la situación se corrija), vale referir algunos pasajes de un estudio, encargado por el propio SAT, del Tecnológico de Monterrey (Evasión fiscal mediante el uso de efectivo) en el que se documenta que en todas partes se cuecen habas y que las mañas abundan. Va, pues.

“En el periodo 2002-2011 se observó que el dinero en efectivo ha incrementado su importancia como medio de pago, lo cual se ve reflejado por el incremento del efectivo con respecto al producto interno bruto (PIB). El efectivo en poder del público pasa de 3.4 por ciento en 2002 a 4.6 por ciento en 2011. Este aumento contrasta con el crecimiento que han tenido los medios electrónicos de pagos, ya que se hubiera esperado, por un efecto sustitución, que más bien el efectivo redujera su importancia como medio de pago. Este incremento en el uso de efectivo se puede explicar, entre otras razones, por la utilización del efectivo para evadir el pago de impuestos.

“La evasión fiscal mediante el uso de efectivo pasó de 73 mil 511 millones de pesos, lo que representó el 1.079 por ciento del PIB en 2002 a 196 mil 267 millones y a 1.368 por ciento del producto en 2011. Los resultados de la evasión para el resto de años son los siguientes. En 2003 la evasión fue de 80 mil 668 millones de pesos, 1.068 por ciento del PIB. En 2004 se tuvieron 80 mil 165 millones de pesos de evasión, equivalentes a 0.935 por ciento del PIB. Para 2005 la cifra fue de 92 mil 888 millones (1.004 del PIB). En 2006, 117 mil 408 millones (1.131 del PIB). En 2007, 137 mil 164 millones (1.212 del PIB). En 2008, 171 mil 948 millones (1.412 del PIB). En 2009, 141 mil 776 millones (1.188 del PIB). En 2010, 174 mil 862 millones (1.336 del PIB) y en 2011 la cantidad y proporción referidas.

El resultado anterior muestra que el efectivo se ha convertido de manera incisiva, del año 2002 a 2011, en un medio para evadir. No obstante es importante señalar que esto no significa un aumento de evasión necesariamente. De hecho, los resultados de estudios en torno a la evasión muestran una caída en México; sin embargo, los esfuerzos tributarios y una mejor fiscalización llevan a que la gente que evadía placenteramente bajo una estrategia, se refugie en el efectivo en la medida que pueda hacerlo. México es de los pocos países que utiliza los tres mecanismos para la reducción de la evasión mediante el uso de efectivo: límites a las transacciones en efectivo, registro de transacciones en efectivo e impuestos (con la reforma fiscal, la tributación a los depósitos en efectivo desaparece a partir de 2014), y allí está el resultado.

Las rebanadas del pastel

Lo dicho, pues: sólo albóndigas, y nada de caldo, que en eso de las cruzadas de saliva los mexicanos las conocen todas.

Twitter: @cafevega