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El presidente de Ucrania hace importantes concesiones

Yanukovich ofrece dos altos cargos a líderes de oposición

Convocar a elecciones es la principal demanda de los inconformes

Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 26 de enero de 2014, p. 20

Moscú, 25 de enero.

En la tercera ronda de negociaciones con los líderes de la oposición, el presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, hizo este sábado importantes concesiones, que para sus adversarios resultan insuficientes y no permiten consensuar un arreglo político de la prolongada crisis en ese país eslavo.

Por la noche, ante miles de seguidores en la Plaza de la Independencia, Vitali Klichko, del partido UDAR (Golpe), explicó:

Exigimos la convocatoria de elecciones presidenciales y parlamentarias este mismo año. No damos marcha atrás en esta que es nuestra demanda principal. Mantenemos nuestras posiciones en esta Plaza y en las regiones. No hay aquí extremistas. Somos gente pacífica, que defendemos nuestros derechos. No caeremos en ninguna provocación y las negociaciones continúan.

Arseni Yatseniuk, de Baktivschina (Patria), dijo que la oposición no teme ninguna responsabilidad y está dispuesta a llevar a Ucrania a la Unión Europea, pero antes que nada el martes siguiente (día en que está convocada una sesión extraordinaria de la Rada o Parlamento) es necesario derogar el paquete de leyes aprobado por los diputados el 16 de noviembre anterior. No les creemos ninguna promesa, creemos sólo en hechos.

Por último, Oleg Tiagnibok, de Svoboda (Libertad), pidió que nadie abandone la Plaza. Seguiremos luchando hasta que se cumplan nuestras exigencias, subrayó.

En las horas previas a la reunión, los activistas más radicales reanudaron los enfrentamientos con la policía, lanzando cocteles molotov en la calle Grushevskogo y se escucharon disparos con balas de goma en respuesta, en tanto continuó la toma de sedes de los gobiernos regionales en el oeste y centro del país, en unos lugares con más éxito que en otros, acoso que mantiene en jaque a las autoridades del interior de Ucrania.

Antes de volver a negociar hoy con Klichko, Yatseniuk y Tiagnibok, el mandatario llegó a sopesar la posibilidad de decretar el estado de excepción –con toque de queda y suspensión de las libertades individuales– y de ordenar la detención de cientos o quizás miles de manifestantes, de acuerdo con las nuevas leyes.

Durante las conversaciones, Yanukovich –de modo sorprendente– aceptó un recorte sustancial de sus facultades como titular del Ejecutivo en favor del Parlamento; en otras palabras, un cambio de sistema político basándose en el modelo de la Constitución de 2004, que sería aprobado en la Rada o mediante referéndum.

Ofreció encabezar el gobierno a dos de los líderes de la oposición: el cargo de primer ministro a Yatseniuk y el de vicepremier a Klichko, lo que implicaría sacrificar a su mejor aliado, Nikolai Azarov, y disolver su Gabinete.

Estuvo de acuerdo en poner en libertad a todos los detenidos por los enfrentamientos con la policía por medio de una amnistía, pero no quiso derogar las enmiendas y leyes que restringen los derechos de reunión y de expresión, aunque reconoció que habría que modificarlas.

El presidente dio su visto bueno a renovar la composición de la Comisión Central Electoral y convertirla en una institución imparcial sobre principios proporcionales para todos los partidos con representación parlamentaria, que excluya la actual preeminencia del partido oficialista.

Propuso retirar a los policías y devolver a sus cuarteles a las unidades antidisturbios, si los opositores desocupaban todos los edificios gubernamentales en Kiev y otras regiones del país y los manifestantes comenzaban a abandonar las calles del centro de la capital y la Plaza de la Independencia.

Ahora Yanukovich afronta el dilema más difícil de su presidencia: aceptar también la demanda principal de la oposición, con el riesgo de ser catalogado de gran perdedor en esta crisis, o dar por cancelado el diálogo y recurrir a la mano dura, con el riesgo de pasar a la historia como sangriento represor.