Opinión
Ver día anteriorMartes 28 de enero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
México se levantó
N

os dicen que México se levantó. Y otra vez, como un milagro, esto sucedió en muy corto tiempo, apenas en un solo año, 2013 que terminó, llamado, por esto, el año de las reformas estructurales, las que, según nos dicen, transformarán radicalmente la vida del país. Pero, una vez más, la misma pregunta: ¿Cuál México se levantó? Aunque la respuesta es obvia: De arriba sólo se puede ver al México de arriba. Pero este México se levantó desde hace mucho, y puede decirse que llegó al nivel de los países del primer mundo, al grado de tener la capacidad para firmar, desde hace tiempo, acuerdos y tratados con los mismos, como aquel TLCAN que, según se anunció, comenzaría la madrugada feliz del 94. Entonces nos hicieron soñar que, en adelante, podríamos competir comercialmente con las potencias de la región, como nuevo país del primer mundo, esto, más bien, por decreto o como un milagro. Pero este famoso tratado, que respondía sólo a las exigencias y objetivos del modelo neoliberal que le impusieron al país desde hace tiempo, y de ninguna manera al planteamiento de nuevas relaciones sociales de justicia y solidaridad entre naciones vecinas, no lo permitiría. Más bien se convirtió, después de 20 años, en mayor sometimiento y subordinación, sobre todo, ante la gran potencia del norte. Y, por esto también, en mayor pobreza para la población.

Lo trágico es que, así como los grandes países se han levantado sobre las naciones más pobres e insignificantes, también el México de arriba se ha levantado sobre el México de abajo, añadiéndole ahora el gran peso y las exigencias de las trasnacionales.

Como lo hacen los grandes países, también este México, el del primer mundo, siguiendo los dictados irrenunciables del modelo actual, se ha apropiado de todo: tierra, territorios y bienes naturales, patrimonio de la humanidad, por esto inapropiables, marginando y excluyendo, en consecuencia, al México de abajo. Se ha apropiado hasta de nuestra Constitución, cambiándola según se lo dictan sus intereses y tratados, como aquel cambio inexplicable al artículo 27, fruto de nuestra Revolución. El cual consagraba la soberanía alimentaria del país, mediante la propiedad colectiva o nacional de nuestra tierra para usufructo de todos. Con este cambio se pretendía capitalizar y fortalecer al campo, pero resultó lo contrario, se le fue empobreciendo más y más en el olvido y con políticas agrarias equivocadas. Ahora nos hablan también de la necesidad de nuevos cambios a los artículos 25, 27 y 28 para hacer posible la reforma energética. ¿En donde quedó el solemne juramento que hicieron, mano derecha en alto, nuestros grandes funcionarios cuando recibieron el cargo que les confió el pueblo: de cumplir y hacer cumplir la Constitución, al grado de que, en caso de no hacerlo, aceptan que el pueblo se los demande? articulo 44 fracciones IV y XXXI. El pueblo demanda su derecho a la consulta que le consagra el artículo 35, fracción VIII, lo que sería necesario para acordar, con la palabra de todos, la transformación y progreso del país.

Ahora se abre, dicen, el año de la implementación de las reformas con todo lo que esto significa. Pero les recordamos que, si los beneficios posibles de dichas reformas no se traducen ya, con justicia, en respuesta obligada al derecho y demandas del México de abajo, de los más de 50 millones de mexicanos pobres y, principalmente, de los más de 10 millones de mexicanos con hambre y en pobreza extrema, perderemos, una vez más, la oportunidad que nos concede la historia. Tal vez ya no haya otra.

Queremos advertirles o recordarles algo nuevo: Que también el México de abajo se levantó ya desde hace poco. Aquel grito Basta de la madrugada del 94, que despertó, o pareció despertar, a todo México, también al de arriba, y que se escuchó más allá de nuestras fronteras, después de 20 años, se ha convertido, en el silencio de estas montañas, en nueva enseñanza educativa en las escuelitas de sus territorios autónomos. Estos pueblos que se pusieron de pie, se han convertido en maestros verdaderos de un camino nuevo que nos abre una historia también nueva y que nos anuncia que, los dos Méxicos de injusticia y atropello de uno sobre el otro, quedaron atrás o que deben quedar en el olvido, para hacer posible, entre todos, el México único, en donde quepan, sí, todos los Méxicos posibles, pero en igualdad de derecho, justicia y dignidad para todos.

*Párroco de San Andrés Apóstol y presidente de la asociación civil Samuel Ruiz, por una sociedad más justa