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Entre vallas, organiza el GDF tamaliza en el Zócalo

Sirve 40 mil piezas acompañadas con atole por el Día de la Candelaria

Aterrizan helicópteros para la exposición que monta el Ejército

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Héctor Serrano Cortés, secretario de Gobierno (izquierda) y Rosa Icela Rodríguez Velázquez, titular de Desarrollo Social del Distrito Federal (centro) encabezaron la entrega de tamales y atole en el Zócalo, por el Día de la CandelariaFoto Jesús Villaseca
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Feligreses católicos llevaron a bendecir a los Niños Dios vestidos con indumentarias en la Catedral MetropolitanaFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 3 de febrero de 2014, p. 27

Con tamales de mole, salsa verde, verdolagas, cochinita, rajas, nopal, gusano de maguey, camarón, chapulín, queso o de dulce, así como zacahuil, cientos de capitalinos celebraron el Día de la Candelaria y pagaron haber sacado el niño en la Rosca de Reyes.

Como parte de esa tradición y desde temprana hora, los feligreses católicos también acudieron a las iglesias a bendecir a sus Niños Dios vestidos, por ejemplo, de San Judas Tadeo, para obtener trabajo; de migrante, para que les vaya bien a quienes buscan mejor suerte en Estados Unidos, o del Perdón.

Luego de bendecirlos, algunos acudieron al Zócalo a comer uno de los 40 mil tamales gratis ofrecidos por el Gobierno del Distrito Federal (GDF) durante dos horas en los puestos instalados ahí. Sin embargo, al llegar, la gente lo encontró cercado por vallas, pues a partir del 7 de febrero se montará la exposición Fuerzas Armadas, pasión por servir a México.

Incluso, durante la mañana de ayer aterrizaron los helicópteros que colocará la Secretaría de la Defensa Nacional en la exposición, que permanecerá abierta hasta los primeros días de marzo.

En cuanto a la tamaliza organizada por el GDF, estuvo encabezada por los secretarios de Gobierno y de Desarrollo Social, Héctor Serrano y Rosa Icela Rodríguez, respectivamente. Esta última destacó que con este acto se pretende mantener viva la tradición de La Candelaria, la cual contribuye a fortalecer lazos familiares y comunitarios, así como en la recuperación del tejido social en la ciudad.

Otros capitalinos se fueron a Garibaldi, donde se repartió un tamal de 100 kilos y ocho metros de largo, que se acabó en cuestión de minutos; a Coyoacán, a la feria sobre este alimento, o terminaron en alguna esquina de las calles de la ciudad comiendo una guajolota (torta de tamal) o un encuerado (tamal frito).

Visitantes nacionales se sumaron a esta fiesta mexicana y probaron los de gusano de maguey, endiablados de camarón o el zacahuil (gran tamal elaborado en hoja de plátano, propio de la región huasteca) aunque nos picaran, pero estaban buenísimos.

Lo importante, señalaron los entrevistados, es pagar el compromiso adquirido con la Rosca de Reyes y disfrutar con la familia y los amigos, acompañando nuestro tamalito con atole, café o champurrado. Nada diétetico, pero exquisito.

Con esta celebración, que implica también vestir a nuestros Niños Dios del santo que más milagros nos ha hecho, se terminan las comilonas iniciadas en diciembre, las cuales hicieron ganar muchos kilitos, que ahora debemos bajar.

Mencionaron que dicha tradición, que sigue en su mayoría la gente adulta, significó una inversión de entre 100 y 500 pesos, según el traje a usar y el tamaño de la figura, pero hubo quienes utilizaron la ropa y accesorios adquiridos en otros años, para reusarlos, porque no hay dinero.