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A la mitad del foro

La pasión de mandar

T

al es la narrativa de tal o cual gobernante. Cosas del lenguaje especializado y estilizado. De lo que cambió liderazgo por lectura de encuestas; versión contemporánea de la consulta al oráculo, a los augures que leían el vuelo de las aves. Con las encuestas y la ciega obediencia a lo que les dicen que dice la mayoría, se acabaron los gitanos que iban por el monte solos. Peor todavía, los conductores de masas, de pueblos, se transformaron en seguidores obedientes de profetas de las estadísticas. Han puesto la política al servicio de la economía.

Sin darse cuenta, narran los clásicos, Aristóteles se sentó a la mesa con la tiranía. Pero se trata de la narrativa aplicada a los procesos de la democracia real o ideal. Las imágenes cuentan una historia, narran el orto y ocaso del poder, del poderoso retratado por el pincel del artista o la lente del fotógrafo. Húngaro en este caso, a quien encargó el semanario Time la imagen del poder en la portada de ese medio allegado al poder desde sus ya remotos orígenes. Enrique Peña Nieto llena la portada de la edición internacional de Time. El artista supo reflejar la visión del poder político y la fascinación del imaginario colectivo en estos tiempos de líderes que no guían. Y la foto hizo desbordarse las corrientes sin curso de las redes sociales.

La narrativa del poder constituido trastrocada en el sonido y la furia, el humor negro y el insulto anónimo que por serlo priva de rigor a la más feroz crítica, la reduce a cuento narrado por un idiota. Tanto, cuando menos, como el colectivo autor de la narrativa sexenal de la política reformista de Enrique Peña Nieto. Sabe sumar el del estado de México. Y aunque siembre desazón entre los cabales analistas de la democracia que no puede reducirse al mandato hegemónico de la mayoría, sino demanda atender las demandas, dar voz y votos a las minorías: si son más los votos a favor que en contra, la suma de esos votos en el Congreso resulta en la aprobación de la iniciativa de ley, o de reformas constitucionales. Y Peña Nieto ha puesto en movimiento a México con las cuentas y sacudidas del quehacer político, por el simple y eficaz expediente de negociar acuerdos de los tres partidos mayoritarios.

Falta lo principal, las mal llamadas leyes secundarias, las leyes reglamentarias de las reformas constitucionales ya aprobadas por el Congreso de la Unión y por los votos de más de la mitad más uno de los congresos de los estados de la República federal, democrática, representativa y laica. Ahí podría resonar la disonancia: saber los ciudadanos dónde se dirige el poder constituido, adónde conduce el movimiento impulsado por Peña Nieto. Si guía o escucha agoreros, si ha decidido no sólo proponer los cambios, los de cuño sexenal que son juego de abalorios, sino conducir paso a paso el duro tránsito de reformas estructurales a poder constituido y facultades expresas que permitan alejarnos del abismo de la desigualdad que desgarra el tejido social y amenaza llevar a cada vez un mayor número de mexicanos al hambre y la desesperanza. Narrativa de terror o norma y programa: salarios dignos, generadores de consumo, sin los cuales no es posible el crecimiento económico; impuestos progresivos, que paguen más quienes más ganan, para un mayor gasto público en infraestructura, caminos, puentes, transportes públicos, educación pública, gratuita y laica de calidad, acceso a educación superior y mayor inversión en ciencia y tecnología.

¿Cuento de hadas? ¿Nuevo cuerno de la abundancia imaginaria? De ningún modo. Respuesta a la terca y agobiante realidad; a los detalles de auténtica aparente opacidad que alimentan la desconfianza, fortalecen la oposición a ultranza, convocan a la rebelión en las insondables redes sociales, amenazan devolvernos a las vueltas a la noria, al maniqueísmo de la derecha y la izquierda cuyos extremos acaban por encontrarse, por confundirse en el caos anarquizante, semilla del nazifascismo que brota en toda la geografía del capitalismo financiero de la globalidad. De lo andado, de lo aprobado, de lo que aplauden más allá de nuestras fronteras. De la portada de Time y la narrativa fantasmagórica del retorno del cesarismo, o del patético priato tardío de aprendices de brujos que todavía salen a la luz para debatir la pequeñez de su accionar público, las miserias de sus traiciones íntimas: la destrucción de las instituciones fundamentales del poder constituido.

Hay una tribuna desde la cual debería contar Manuel Camacho Solís los claroscuros de la amistad y la supuesta ingratitud del amigo que no tuvo a bien decirle, cuando menos, sobre todo a él, que no sería el sucesor, que el candidato sería Luis Donaldo Colosio: La tribuna del Senado. Eso si, la motivación es aplicar las experiencias a los problemas de hoy, al accionar político libre de autoimpuesta servidumbre, del unto de la expectativa. Carlos Salinas de Gortari da una entrevista periodística y no hubo temblor de la Tierra, pero desató la lengua de quien se soñó candidato y se quedó en aspirante; así como la ira de quienes lo han erigido en el mefistofélico villano cuya maldad cobró el alma del sistema hegemónico; y todavía vuelve para tentar a los aspirantes a Fausto al gozo del amor y del poder eternos. Veinte años después, Andrés Manuel López Obrador denuncia que Salinas es el jefe de la mafia, el que mueve los hilos de la conjura palaciega y de la venta de la patria.

¿Narrativa?: Este era un gato con los pies de trapo y los ojos al revés. ¿Quieres que te lo cuente otra vez? Felipe Calderón vuelve al país en medio de la penosa disputa de los panistas por el poder del dinero que el erario asigna a los partidos de nuestro sistema plural. Lamenta lo lamentable Felipillo santo. Michoacán es tierra de nadie. Pieza clave de la recuperación del poder constituido, del restablecimiento de la presencia del Estado donde el crimen organizado, con ribetes de cristiada, llenó el vacío de la incompetencia, de la corrupción, de la ausencia de voluntad política. Michoacán es territorio ocupado por las fuerzas armadas de la República, entidad bajo el mando de un comisionado, una especie de jefe político del porfiriato, aunque goce del plácet del gobernador constitucional.

Ahí propuso Felipe Calderón que él y Humberto Moreira, presidente del CEN del PRI, acordaran la postulación de un candidato único, candidato ciudadano, de las fuerzas vivas verdaderas, las representativas del poder económico; así se evitarían los riesgos de elecciones conflictivas, violentas: el PRD no es problema, ya los tengo bajo control, diría el entonces presidente de la República al gobernador de Coahuila con licencia. No puedo, respondió Moreira, no tengo facultades para la postulación de un candidato común, de un candidato único, en coalición con el partido en el poder.

La hermana de Felipe Calderón fue candidata a gobernadora, derrotada por Fausto Vallejo, del PRI, quien pidió licencia por motivos de salud. Y volvió en la hora 23, al acuerdo con Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, representante presidencial el segundo informe de Fausto Vallejo: No me voy, dijo ante César Camacho, Ivonne Ortega, Eruviel Ávila, José Calzada, Rolando Ortega y Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla, aspirante a candidato presidencial del PAN.

Esta semana se reunirá Enrique Peña Nieto con el presidente Barack Obama y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper. De libre comercio y 20 años no es nada... este era un gato con los pies de trapo.