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Con él se marchó la que tal vez fue la última gran estrella del rock, afirma especialista

Hace 20 años, Kurt Cobain disparó la bala que cimbró a una generación

Apenas hace dos meses se instaló en su pueblo natal una estatua que se hizo después del suicidio

Beck, Neil Young y los vocalistas de Arcade Fire y Greenday reconocen que les cambió la vida

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No hubo nadie después de él que aunase ese carisma, esa voz y ese talento para escribir canciones, según Charles R. Cross, de la revista The Rocket Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de abril de 2014, p. 8

Nueva York, 3 de abril.

El 5 de abril de 1994 fue martes.

Kurt Cobain, con sus jeans rotos y sus zapatillas deportivas fue al cobertizo de su casa. Fumó un par de cigarrillos y se inyectó heroína. Entonces se metió el cañón de su Browning Auto-5 en la boca y apretó el gatillo.

Fue un disparo que alcanzó a toda una generación. Fue uno de los días más oscuros y tristes de mi vida, recuerda el periodista y escritor Charles R. Cross en conversación en Nueva York.

Cross trabajó durante más de 15 años como editor de la revista de música The Rocket, en Seattle y vivió el ascenso y el fin de Nirvana. Recientemente publicó Here We Are Now (Aquí estamos ahora), libro que se centra en la influencia de Cobain en su generación y el panorama musical. Con Kurt se marchó la que tal vez fue la última gran estrella del rock, dijo Cross. No hubo nadie después de él que aunase ese carisma, esa voz y ese talento para escribir canciones.

La música de Cobain y de su grupo Nirvana se convirtió a principios de los año 90 en la banda sonora de una generación trastornada. Su estilo nacido en Seattle se denominó grunge (sucio) y era una especie de punkrock más agresivo, pero con elementos melodiosos.

Las canciones sobre amores rotos, violencia, drogas y desesperanza se alzaron como portavoces de una generación desencantada. La música llegó a las personas, porque trata emociones tan complejas como universales... miedo, dolor, dijo Cross. Antes de Nirvana la música giraba en torno a temas más ligeros.

Resulta difícil cuantificar la importancia de Cobain para las generaciones actuales. La discográfica Universal Music no quiso dar cifras de ventas. La revista económica Forbes señala que en 2006 Cobain superó brevemente a Elvis Presley en la lista de Los muertos que más dinero ganan. A finales de 2008, una guitarra rota del músico fue subastada por 100 mil dólares.

Pero también hay otros indicadores que exponen con claridad la importancia de la leyenda del grunge: un ejemplo es el tema Smells Like Teen Spirit, todo un éxito.

A pesar de la devoción, durante mucho tiempo a los fans les faltó un lugar al que acudir a adorar a su ídolo. Las autoridades en Seattle, en el estado de Washington, negaron a la leyenda del grunge un mausoleo oficial.

Tampoco en la ciudad donde nació y creció el músico con una familia desestructurada, Aberdeen (ubicada cerca de Seattle), había monumento en su memoria. Pero todo eso cambió en febrero pasado, cuando llegó al Museo de Historia de Aberdeen una estatua de Cobain de tamaño natural.

Durante mucho tiempo no le hemos honrado, dijo el alcalde William Simpson. La estatua fue realizada justo después de su muerte hace 20 años y se ofreció su adquisición a la ciudad, pero entonces no nos pareció lo adecuado, dijo Simpson.

La gente tiene problemas con él, porque era drogadicto, agregó.

Todo ello ha quedado ahora en un segundo plano por la forma en que influenció de forma decisiva el mundo musical y su generación. Veinte años después de su suicidio, parece que finalmente se impone que Cobain fue mucho más que un drogadicto acabado: tal vez realmente la última gran estrella del rock.

Era completamente diferente

Kurt Cobain cambió la vida de Win Butler. Billie Joe Armstrong pensaba que el vocalista de Nirvana era el John Lennon y el Paul McCartney de su generación. Beck se siente comprometido con el cantante-guitarrista por abrir las orejas del mundo a la vibrante escena del rock alternativo. A dos décadas de su suicidio Cobain sigue siendo referente cultural para aquellos a los que influyó y maravilló en su corta carrera, algunos lo conocieron, otros simplemente lo admiraron y todos fueron conmovidos de manera profunda e inolvidable por el artista.

Beck conoció a Nirvana mucho antes que el resto del mundo. Se topó con la banda tres años antes de que el álbum Nevermind cambiara no sólo el rock, sino el mismo pop. Los recuerdo entrado y a él haciendo una seña con el dedo medio, le estaba haciendo la seña al público... Había visto muchos conciertos punk y muchas bandas cuando era más joven, cuando los conciertos eran bastante agresivos y confrontadores, pero esto era algo completamente diferente. Recuerdo que estaba sonriendo, había algo de juego, pero también amenazador; recuerdo el instante en que comenzaron a tocar: todo el público explotó como nunca había visto antes.

Beck además mencionó: ellos atrapaban al público desde la primera nota. Incluso si nunca se hubieran vuelto exitosos, yo seguiría recordando eso. Me dejó una gran impresión. Recuerdo que pensé, ¿qué es esto? Algo importante está pasando aquí y después de eso yo era un fan.

Billie Joe Armstrong recuerda que en la primera gira de Green Day en 1990 se topó con grafitis de la banda en varios clubes en la costa oeste. Escuchó de Nirvana a través de sus lanzamientos con el sello Sub Pop, incluso su álbum debut Bleach, pero no puso atención en el mismo momento. Un año después Nirvana era famoso en todo el mundo. Cobain se volvió una especie de poeta aclamado torturado, una figura que Armstrong cree que fue tan importante para su generación como Lennon y McCartney en los 60.

“Escribía canciones hermosas. Cuando alguien expresa de manera tan honesta la esencia de lo que es, de lo que siente... no sé, es increíble. Recuerdo escuchar Nevermind cuando salió y pensar: ‘por fin tenemos a nuestros Beatles’; desde entonces no ha vuelto a suceder. Eso es lo interesante, pensé que quizás en los próximos diez años, bueno, si no en los próximos diez, quizás... esa fue realmente la última revolución del rocanrol”.

La voz de Arcade Fire, Win Butler, también se sintió conmovido cuando escuchó Nevermind en 1991, como todos a su alrededor, cuando era un joven en Texas.

De pronto toda la interacción social en mi secundaria cambió cuando esos tipos raros que venían de hogares disfuncionales y fumaban cigarrillos al fondo y no tenían dinero para ropa linda, de pronto esos tipos estaban de moda y de una forma rara al mismo nivel que todos los demás, dijo Butler. “Yo era un poco un chico raro que encajaba, y al ver a ese tipo de voz tan fuerte en la cultura sentí que era un periodo máximo para la música alternativa, donde teníamos Jane’s Addiction, R.E.M. y Nirvana, y era como ver a esos bichos raros de todo tipo de ciudades en Estados Unidos y decir guau”.

Sentía demasiado

Cobain se retroalimentaba de aquellos a quienes admiraba, y llamó la atención de Neil Young –piedra de toque mayor para el movimiento grunge– antes de su deceso.

Young también ha sufrido las exigencias de la fama y comprende parte de lo que Cobain estaba viviendo. El cantante y compositor quedó tan conmovido por la muerte de Cobain, que grabó el álbum Sleeps With Angels (Duerme con los ángeles) y todavía se pregunta qué hubiese sucedido si hubiese sido capaz de hablar con Cobain antes de que éste se suicidara.

Bueno, es muy difícil lidiar con eso, dijo Young. “Kurt sentía demasiado. Es triste que no tuvo a alguien que le dijera: ‘Sé por lo que estás pasando, pero no es tan malo. Sólo pestañea y pasará. Todo va a estar bien. Tienes muchas otras cosas que hacer. ¿Por qué no te tomas un tiempo? No te preocupes por todos estos pendejos que quieren que hagas lo que no deseas. Diles que se jodan y que se mantengan lejos’. Es lo que le hubiera dicho si hubiese tenido la oportunidad. Casi la tuve, pero no sucedió”.