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Entregaremos las armas cuando haya seguridad: Mireles

Aun divididos, autodefensas se unen contra el desarme

Todos somos Pasalagua, dicen letreros en el transporte público

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José Manuel Mireles, vocero de los grupos de autodefensa de Michoacán, y el comandante cinco participaron ayer en un homenaje a Emiliano Zapata en la glorieta de Cuatro Caminos, en Nueva Italia, cabecera municipal de Múgica. Hace un año llegaron a ese lugar jornaleros del limón que exigían ser escuchados, pero en lugar de encontrar ayuda los mataronFoto Víctor Camacho
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Periódico La Jornada
Viernes 11 de abril de 2014, p. 7

Morelia, Mich., 10 de abril.

Todos somos Pasalagua, dice la leyenda pintada en los vidrios de las camionetas de transporte público.

No todos. Las peseras tienen que desviarse hacia calles aledañas y meterse en largas filas, porque desde hace horas el centro de la capital michoacana ha sido ocupado por profesores de la sección 18 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (adscritos a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la CNTE) y por estudiantes normalistas.

Los letreros de las peseras se refieren, claro, al líder de transportistas José Trinidad Martínez Pasalagua, un hombre fuerte del PRI michoacano, retenido por la Procuraduría General de la República apenas hace unas horas.

Los obligan, no lo hacen por gusto, dice Guillermo Valencia, ex alcalde de Tepalcatepec, señalado también por la senadora panista Luisa María Calderón como uno de los participantes en las reuniones que, la víspera de los comicios de 2011, sostuvo Servando Gómez, La Tuta, con el ahora caído en desgracia Jesús Reyna, ex gobernador interino, y otros importantes cuadros priístas.

Martínez Pasalagua se puso a disposición de las autoridades horas antes de ser detenido, con el sobado discurso de nada debo, nada temo, pero le tomaron la palabra.

Cada quien en lo suyo

Nadie en la capital michoacana parece interesarse en los letreros que se solidarizan con el diputado local, pues cada sector está en lo suyo.

Los maestros, por ejemplo, montan un templete y lanzan discursos contra las reformas estructurales, además de repasar demandas más concretas (como su rechazo al pago electrónico).

También, por tratarse de una fecha significativa, rinden homenaje al general Emiliano Zapata. Francisco I. Madero quería que Zapata se regresara a su rancho, quería que el pueblo se desarmara, pero el Caudillo del Sur continuó luchando, dice el orador.

Pese a que la carga histórica podría remitir a un desarme actual, los dirigentes del magisterio parecen no darse por enterados. No se ha escuchado una sola palabra de la CNTE y sus líderes sobre la gesta de las autodefensas, aunque en la plaza pública reverbere el grito de ¡Se ve, se siente, Tepeque está presente! y desfilen los nombres de los municipios donde los comunitarios son fuertes, muchos de ellos, coincidentemente, bastiones del magisterio democrático.

Guárdense las proporciones, pero hoy, 10 de abril, hay otros que no se quieren desarmar.

La reunión de hoy del Consejo General de las Autodefensas, celebrada en el campo limonero de Apatzingán, ocurre con el telón de fondo del anuncio del comisionado Alfredo Castillo de que el desarme de las autodefensas es cosa de semanas.

A tal declaración, no incluida en los acuerdos firmados en enero pasado, se han sumado la caída de varios de los más importantes líderes de Los caballeros templarios y del ex gobernador interino Jesús Reyna (que no fue el único que se reunía con los capos, según el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam).

Mientras todos los días se suceden noticias de nuevos enfrentamientos y ejecuciones, el gobierno federal opta por arreglar Michoacán a fuerza de frases totalizadoras: Caiga quien caiga, dice el comisionado Castillo; Cueste lo que cueste, agrega el presidente Enrique Peña Nieto sobre lo que se hará para que la entidad recupere la tranquilidad.

No la ven tan fácil las autodefensas que, divididos y enfrentados, hacen frente común ante el tema del desarme.

Después de tres horas de reunión (afuera, los reporteros alcanzan a escuchar que la discusión no es suave), el doctor José Manuel Mireles sale a informar de los acuerdos.

El gobierno está dando un plazo hasta el 10 de mayo para que nosotros entreguemos las armas. Le vamos a proponer al gobierno que libere a las autodefensas presas, que tienen en las cárceles por defender a sus familias (según algunos listados de los comunitarios, se trata de al menos cien personas en penales federales, de los municipios de Aquila y Buenavista en su mayoría).

Mireles resume la respuesta al gobierno con seis palabras: Hoy no votamos por el desarme. Explica entonces que trataron y votaron asuntos relacionados con la seguridad de los comunitarios, y que también se abordaron los temas de la incorporación de los comunitarios a las Defensas Rurales y el mando único que propone el gobierno federal.

Informa que esos acuerdos serán presentados al comisionado Castillo el próximo lunes, en Apatzingán, donde, dice, se dará un intercambio de ultimátums.

Y repite su frase de los últimos meses: El desarme va a ser hasta que el gobierno restablezca el estado de derecho y se limpie el estado de Michoacán de criminales.

La víspera del acuerdo con el gobierno, firmado a fines de enero pasado, las autodefensas presentaron las siguientes peticiones: interlocución directa, liberación de los presos, captura de las principales cabezas de Los caballeros templarios (entregamos una lista de 20, no de siete, dijo Mireles en marzo), restablecimiento del estado de derecho, incorporación de autodefensas al cuerpo de Guardias Rurales y a las policías municipales, apoyo médico (un cirujano y un anestesiólogo).

Si cumplen nuestras demandas nos desarmamos: Mireles

Hoy, el vocero de las autodefensas dice que muchos acuerdos no se han cumplido y agrega a la lista de 20 la captura de todos los mandos medios de los templarios. Si para el 10 de mayo ya cumplieron con todos los objetivos nos vamos a desarmar, no antes, remata Mireles.

Y entre esos objetivos menciona que los dirigentes de las autodefensas tengan garantías de que no nos vaya a matar cualquiera, de que no nos llegue un cazador solitario. Pone el ejemplo de Oswaldo Contreras, asesinado en Colima hace unos días, y quien era hermano de Octavio Contreras, ex secretario general del PAN en la entidad, asesinado en octubre de 2013 en Apatzingán. El asesinato de Oswaldo, dice Mireles, obliga al gobierno a que los líderes de los comunitarios de alguna u otra manera tengamos con qué defendernos.

Por la mañana, antes de la reunión de jefes, Mireles encabeza un homenaje a Emiliano Zapata en la glorieta de Cuatro Caminos, en Nueva Italia, cabecera municipal de Múgica. A ese mismo lugar llegaron, hace un año, jornaleros del limón con la esperanza de ser escuchados.

Lo dijo así José Luis Segura, sacerdote de La Ruana, el pasado 24 de febrero: Fueron a pedir ayuda a Jesús Reyna y en lugar de ayuda los mataron, no sólo a estos ocho, fueron muchos más (algunos hablan de 35 muertes producto de una agresión de los templarios). Se refería el sacerdote a los nombres inscritos bajo la palabra mártires en una capilla inaugurada ese día. Hoy, Jesús Reyna está arraigado; el gobierno no ha entregado resultado alguno de la investigación de la masacre de jornaleros, y el sacerdote Segura vive, según afirma, amenazado por el enemigo del preso Hipólito Mora: Luis Antonio Torres, El Americano.