Opinión
Ver día anteriorDomingo 27 de abril de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Acámbaro
D

urante un reciente viaje para impartir una plática, organizada por la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana en Acámbaro, Guanajuato, tuvimos la oportunidad de conocer muchas de sus riquezas arquitectónicas, su gastronomía y la calidez y hospitalidad de su gente. La ciudad posee una antigua historia que se remonta a los tiempos prehispánicos. Aquí se desarrolló la cultura chupicuaro, entre el año 500 a.C. y el 100 d.C. Varias piezas notables se pueden admirar en el Museo de la Ciudad, que ocupa una hermosa casona. Sorprenden algunos objetos de un tono rojo subido, con bellas formas y un fino acabado lustroso.

A lo largo de los siglos habitaron la zona grupos otomíes, chichimecas, mazahuas y tarascos, que también dejaron su huella. La fundación española de la ciudad se dio en 1526, con el nombre de San Francisco de Acámbaro, según lo establece una cédula firmada por Carlos V. Por ello se afirma que es el primer pueblo español fundado en el territorio que hoy es el estado de Guanajuato; hasta 1786 perteneció a Michoacán.

De su antigua grandeza nos hablan algunas hermosas mansiones, sobrevivientes de la destrucción, la cual lamentablemente ha sido extensiva. Sin embargo, se conservan algunas obras notables, como el impresionante puente de piedra construido en el siglo XVIII, que se le atribuye al destacado arquitecto guanajuatense Francisco Eduardo Tres Guerras. De grandes dimensiones, cruza el río Lerma y a todo lo largo tiene unos graciosos descansos salientes, con bancas, donde podían sentarse los peatones para dejar pasar los carruajes. En cada extremo lo flanquean dos altos pedestales coronados por esculturas de cantera. Se le considera uno de los de mayor tamaño y más bellos de nuestro país.

Otra construcción de gran interés es el antiguo acueducto, que cruza por el centro de la ciudad. Tiene 39 arcos de distintas alturas y una pila de agua. Lamentablemente está invadido de construcciones, pero seguramente algún día será rescatado.

Se conservan hermosos templos y el hospital de indios, que mandó construir el insigne obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga. El templo del hospital con una sencilla fachada plateresca y una torre inconclusa, conserva en su interior un extraordinario retablo labrado en piedra, de donde salen tres lavabos. Situado junto a la sacristía, en ésta se custodia un enorme lienzo con la genealogía de la Virgen de Guadalupe, magnífica obra del siglo XVIII.

No se quedan atrás la parroquia de San Francisco y el convento de Santa María de Gracia, que conserva un espléndido claustro con una fuente bellamente labrada en estilo barroco. Sobre el costado norte del templo del hospital se encuentra la Fuente Taurina, conocida así por los motivos relativos a la tauromaquia extraordinariamente labrados y que pueden verse en algunos de los paneles que la decoran. Cuenta una leyenda que se edificó para conmemorar la primera corrida de toros realizada en la Nueva España, en el siglo XVI. Algunos estudiosos locales dicen que en realidad se refiere a los signos del zodiaco. Posteriormente, se le construyó en el centro un pilar que sostiene una águila, por lo que hay quienes la nombran la Pila del Águila.

En el pasado, la ciudad fue un importante centro de comunicación ferroviaria, a donde convergían distintas rutas hacia diversas partes del territorio nacional. Aquí se localizaba uno de los centros de mantenimiento para carros de ferrocarril mas importantes del país. Todo eso se acabó con la venta de Ferrocarriles Nacionales a empresas privadas. De esa época gloriosa sólo se conserva la antigua estación convertida en Casa de Cultura.

Antes de irnos pasamos a la panificadora Loeza, una de las muchas que prepara el famoso pan de Acámbaro, que se vende en una basta región. Impresiona su variedad y sabrosura. Menciono sólo algunos: el tallado con huevo entero y pasas, las acambaritas, pequeños panecillos de canela y leche, el de agua, el picón, la cema, el volcán y diferentes panes de muertos. Tan deliciosos como su gente.