Para mí es importante contar historias de vida en medio de la muerte, expresó el periodista Javier Valdez Cárdenas, corresponsal de La Jornada en Sinaloa, al presentar ayer su libro Con una granada en la boca (Aguilar, 2014), en el último día de la quinta Feria del Libro Internacional de Azcapotzalco.

Hay que destacar la lucha y el activismo de la gente. Alimentar las esperanzas, dijo Valdez al ser entrevistado por el escritor Paco Ignacio Taibo II. Al contar esas historias, “inyectamos activismo al país, porque hay regiones en las que no hay lucha social, como en Sinaloa, donde la gente está arrinconada, acostumbrada, parece que estamos esperando la muerte.

“Si contamos las historias heroicas de las víctimas y de los luchadores, podemos contagiar de esperanza a muchos ciudadanos en otras partes del país y no rendirnos, no acostumbrarnos a la pinche violencia. No actuar como si formáramos parte de una lista negra: llega un sicario, jala el gatillo y es nuestro fin.

Como sociedad tenemos mucho que hacer. Si como periodistas contamos las historias con esta otra mirada humana, de heroicidad, de la sobrevivencia, de no rendirse, inyectamos esperanzas. Ya estuvo bueno de actuar indiferentes y de hacer como que la muerte pasa de largo y que esto no me va a suceder a mí. Hay que volver a indignarnos frente a tanta tragedia y recuperar las calles.

Aunque hay regiones en que sus habitantes están luchando, el periodista señaló que hay otras en que están con miedo, en las que a la gente les ganó el silencio. Sus habitantes le tienen más miedo al gobierno y a los políticos que a los narcotraficantes; no quieren hacer denuncia de ningún tipo.

Taibo II recordó que “fue la prensa la que destapó el horror, que reveló la cloaca, ante la táctica (del gobierno) de desinformación de hacer chiquito, de ignorar, de no comentar. Fue la prensa la que dijo ‘momento, usted está usando el concepto bajas colaterales para referirse a inocentes muertos en un retén’. Fueron los periodistas, una legión de compañeros que se la jugaron. El caso de Veracruz es realmente terrible, lo que ha sucedido con la complicidad del gobierno del estado. Fueron los que de repente dijeron ‘no es nuestra guerra, es la guerra de los gringos’”.

Con una granada en la boca recoge 31 historias de Coahuila, Sinaloa, Sonora y Guanajuato, de “la tragedia que vivimos cotidianamente en medio de tanta violencia, porque muchos de nosotros la hemos padecido por medio de un familiar, por las notas que vemos de las fosas clandestinas, de cadáveres colgados de los puentes, de ejecutados, decapitados. Todo este escenario nos ha herido. Somos candidatos a la terapia intensiva, sicológica, incluso, siquiátrica”.

La historia que sobresale es la que da nombre al libro, la de Karla Flores, de Navolato, que estaba en Culiacán, donde tenía un puesto de mariscos, y mientras preparaba una campechana sintió una especie de cachetada en el lado derecho de su cara. Resulta que era una granada calibre 40.

ValdEZ se asoma a esa gran herida nacional que representa para los que vivimos en este país, tanta violencia, impunidad e injusticia. De allí que el centro de volumen, al igual que en todos sus libros, son los seres humanos y su intervención en el narcotráfico. Terminada la presentación, el periodista procedió a una sesión de firmas.

Antes de la entrevista de Taibo II a Valdez, el grupo Infuzyon Jazz, integrado por tres músicos de origen haitiano y dos mexicanos, animó la mañana.