En temas como los derechos de los grupos de diversidad sexual, muchas veces la sociedad de un país va muy por delante de su clase política, por lo que es urgente que las autoridades dejen la inercia del conservadurismo y actualicen las instituciones a su cargo.

Así lo afirmó Jaime Parada, concejal de la comuna de Providencia, en Chile, el primer político en ser electo para un cargo público en declarar abiertamente su homosexualidad.

El activista –quien está de visita en el país– consideró que la experiencia de México en este sentido es valiosa, sobre todo para Chile, donde no se ha avanzado lo suficiente en estos temas, pese a tener un gobierno de centro-izquierda.

En Chile hay una situación de atraso en algunos aspectos que podrían mejorar para que la institucionalidad esté más ajustada con respecto a lo que está pasando en materia de diversidad sexual, dijo Parada, quien ha acompañado al dos veces candidato presidencial por el Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami.

El concejal, quien fue militante del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual de Chile, consideró que aunque en su país ha habido avances legales para combatir la discriminación, esa legislación es todavía bastante insuficiente, pues no incluye la elaboración de políticas de prevención.

A pesar de que en Chile tenemos un gobierno de centro-izquierda, nos falta progresismo y venimos a empaparnos un poco de esa experiencia en México, donde instituciones como el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación han realizado un trabajo aceptable, pese a haber sido creadas hace poco tiempo.

Se dice que podrían hacer más, pero me llevo una buena impresión, porque han desarrollado material importante. En Chile lo primero que tenemos que hacer es generar una institucionalidad como la de México o en Argentina, dos ejemplos señeros.

–¿Cuál es la situación de los grupos de la diversidad sexual en Chile?

–El tema está en el centro de la discusión. Todos los días hay noticias –generalmente positivas– sobre diversidad sexual. La sociedad está avanzando mucho más rápido que la clase política.

“Ahí está nuestro gran dilema: nosotros tenemos en general una clase política muy conservadora, y la misma presidenta (Michelle) Bachelet y su combinación de gobierno son más conservadores de lo que uno quisiera.

“Hoy día la sociedad chilena ha evolucionado mucho y estamos sobre 55 por ciento de aceptación del matrimonio igualitario, pero la clase política no parece representar esos porcentajes.

“Hay un gap entre lo que quiere la sociedad y lo que la clase política es capaz de hacer por su conservadurismo, que tiene mucho que ver con la idiosincracia chilena.”

–¿Qué significó dar a conocer públicamente su orientación sexual?

–Soy el primer político abiertamente homosexual electo en Chile en un cargo. Y fue precisamente eso lo que me llevó al cargo. Hubo una valoración de que en un espacio electoral alguien se atreviera a hacer campaña con lo que era y no lo ocultara.

Hice campaña para visibilizar una causa de muchas personas y que muchos no se atreven a revelar, lo que es doblemente interesante, porque salí elegido en el tercer municipio más rico de Chile, donde todos dicen que es muy de derecha. Fueron capaces de elegir a un concejal homosexual, que hizo campaña con su homosexualidad, no como algo de visibilizar por visibilizar, sino porque hay una serie de reivindicaciones.

–¿Cómo se ve la experiencia mexicana desde Chile?

–Es un fenómeno cultural de largo plazo, pero estuve en el Centro Histórico y me impresionó mucho ver tantas parejas del mismo sexo de la mano. Eso que puede parecer una cosa efímera, poco importante, es muy importante, y en Chile todavía no se está dando.