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Mictlán, partitura del compositor, fue interpretada por el Ensamble Fonema Consort

En la voz se resume la historia de la música instrumental, dice Julio Estrada
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Julio Estrada (voz) y Ryan Packard (percusiones), en la Universidad del Claustro de Sor Juana, donde interpretaron Mictlán, obra del compositor mexicanoFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Sábado 24 de mayo de 2014, p. 4

La voz es el instrumento musical por excelencia es uno mismo, no hay nada más cercano al Yo que la voz, dijo el compositor Julio Estrada durante una conferencia antes del concierto que Fonema Consort ofreció la noche del jueves en la Universidad del Claustro de Sor Juana.

El ensamble estadunidense interpretó Mictlán, partitura de Estrada, en la edición 36 del Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez.

En la voz se resume la historia de la música instrumental, afirmó Julio Estrada, también catedrático universitario. Explicó que todo aquello que puede realizar tal capacidad humana es transportable a los instrumentos, como soplar, frotar o percutir. Todo (en la música) comenzó con la voz.

Al respecto, marcó su distancia con la música electroacústica, pues dijo que ésta se basa en una caja negra a la que no se tiene acceso, mientras que la voz, aunque se desconozca cómo se emiten ciertos sonidos, sí puede intuirse cómo se hacen.

Estrada se pronunció por volver a esa parte primaria de la creación que permite el canto, en el que la intuición tiene un papel predominante, más que concentrarse en el trabajo de laboratorio.

Herramienta poderosa

El compositor costarricense Pablo Chin, quien se desempeña como director artístico del Ensamble Fonema Consort, habló de la importancia que tiene la voz para esa agrupación.

Lo que tratamos de potenciar es que la voz, además de ser el instrumento primigenio, es la herramienta más poderosa para atraer a las personas que tienen miedo a la música contemporánea y sobre todo a la de vanguardia, porque es algo que todos tenemos y podemos utilizar, resaltó.

Sostuvo que el ensamble enfoca su quehacer en las posibilidades musicales de la voz, en cómo la producción vocal puede influenciar la estructura de una obra o permear en los demás instrumentos.

Buscamos que la voz no esté por encima de los otros instrumentos, sino que éstos se ven afectados por la voz. Tocamos muchas piezas en las que los instrumentos tratan de imitar a la voz o viceversa.

En ese aspecto es donde Fonema Consort encuentra el punto de coincidencia con la propuesta de Julio Estrada, a quien Pablo Chin definió como uno de los compositores más relevantes de América Latina en la actualidad.

Lo más interesante de la música de Julio Estrada es que la voz está muy presente en su estética esencial. Su música puede escucharse a través de su voz, la puede cantar y eso hace muy personal su lenguaje, reconoció el autor centroamericano.

Su obra “tiene una cualidad muy humana y eso es algo muy valioso si recordamos que en los tiempos en que tuvo su formación con Nadia Boulanger e Iannis Xenaquis la vanguardia se veía más de manera científica y la cualidad humana de la música incluso avergonzaba a los compositores.

Julio hace que las dos cosas sean prominentes en su música. Por un lado esa profundidad intelectual que tiene su obra, pero al mismo tiempo no deja una calidad humana tan profunda como lo intelectual. En gran medida eso proviene del uso de su propia voz

Vivacidad escénica

En su primera visita a México, Fonema Consort ofreció una actuación en la que predominaron obras de gran vivacidad escénica.

Fue un concierto de alrededor de una hora en el que la agrupación, integrada por Kathryn Schulmeister, en el contrabajo y la voz, y Ryan Packard, en las percusiones, dio cuenta de cuatro piezas, una de estreno en México, Como la leyenda de Tlön, de Chin.

El programa se inició con Be Miztraim, del húngaro Dániel Peter Biró, obra para percusiones en la que los sonidos de platillos, una cubeta de plástico y una tarola, acompañados por cantos guturales, delinearon una atmósfera como de película de acción.

Del catalán Joan Arnau Pámies se intérpreto (K d_b s), su segunda pieza para contrabajo, de la que destacó el contraste entre los vertiginosos movimientos de ambos brazos de la ejecutante con la sonoridad ronca y casi estática del instrumento.

Vino después el estreno de Como la leyenda de Tlön, para contrabajo, voz y dos sets de percusiones inspirada en un cuento de Jorge Luis Borges, en la que todos esos instrumentos configuraron una atmósfera muy de las radionovelas de antaño, con referencias a diversos estados de ánimo, desde el buen humor hasta el suspenso.

Cerró la velada el plato fuerte del programa, Mictlán, un fragmento de media hora de la ópera Murmullos del Páramo, de Julio Estrada, basada en Pedro Páramo, de Juan Rulfo, a 10 años de su más reciente interpretación en el país.

Fue la más visual de las obras ejecutadas por el ensamble estadunidense, merced la participación de un ruidista (en este caso el percusionista), el contrabajo y la voz del propio Julio Estrada.