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El CRGS es el edificio geométricamente más complicado que ha diseñado el japonés

Refleja centro cultural de la Udem la exquisitez arquitectónica de Tadao Ando

El material y la luz son esenciales para él, afirma Hermenegildo Acoltzin en entrevista

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Para Hermenegildo Acoltzin, durante la construcción del CRGS la arquitectura se convirtió en el lenguaje universal para todos los involucrados en el procesoFoto Yazmín Ortega Cortés
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Sabes que su material esencial (del edificio) es el concreto, que termina siendo no sólo estructural, sino el acabado mismo, así que no tienes espacio para errores, explicó Acoltzin. Arriba, imagen tomada del libro
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de julio de 2014, p. 8

El Centro Roberto Garza Sada (CRGS), de Arte, Arquitectura y Diseño, de la Universidad de Monterrey (Udem), en Nuevo León, es el edificio geométricamente más complicado que ha diseñado Tadao Ando (Osaka, 1941), afirma el arquitecto Hermenegildo Acoltzin, quien presentó este domingo el libro que documenta el proyecto del Premio Pritzker.

En el centro de arte que lleva el nombre de Roberto Garza Sada (1895-1979) como homenaje, predomina la sobriedad del concreto y la sencillez de las formas se combinan en una geometría que genera armonía con el entorno.

La construcción, también conocida como la Puerta de la Creación, que se inauguró el año pasado, requirió de cinco años de planeación, de mucho análisis durante el prediseño y de la ejecución misma de los procedimientos constructivos, para que el resultado fuera el mejor.

En entrevista, Acoltzin explica que entre arquitectos el nivel de perfeccionismo es distinto; en el caso de Tadao Ando, al diseñar sus edificios, los crea de manera específica: “Sabes que su material esencial es el concreto, que termina siendo no sólo estructural, sino el acabado mismo, así que no tienes espacio para errores, tienes que planear todo desde un principio.

Tienes que diseñar hasta las cimbras, hacer planos del taller para las mezclas; se debe modular a la perfección para saber cómo se va mezclar y cómo será el resultado, incluso antes de tener colado el concreto.

El arquitecto japonés es meticuloso, “perfeccionista –añade Acoltzin–; veía justamente los detalles. Quería un espacio para que el usuario experimentara el edificio”.

El CRGS, primera obra pública del arquitecto japonés en Latinoamérica, revela un edificio en el que buscó una expresión diferenciada de lo que había realizado con anterioridad, y que a la vez conservara la coherencia del lenguaje arquitectónico que aporta el concreto aparente.

Para llegar a un resultado de tal exquisitez –relata el arquitecto mexicano– “se necesitaron miles de horas de ingeniería. Requería mucha precisión, si queríamos un resultado impecable.

La arquitectura se convirtió en el lenguaje universal para todos. La precisión y definición de los dibujos y las maquetas siempre fueron más importantes que las palabras en japonés, inglés o español. Los esquemas que se desarrollaron traspusieron las dificultades del lenguaje.

Laboratorio de control de calidad

Como parte del proceso de construcción, el equipo que dio vida a los bocetos de Ando contrató a una constructora que entendiera el proyecto y considerara todas la variables antes de que las cosas ocurrieran, por ejemplo, qué tipo de madera se usaría y cuántos usos se le podía dar para que no perdiera sus cualidades.

“Antes de iniciar la construcción hicimos un laboratorio junto con la Udem. Propusimos a los arquitectos y a los constructores que se hicieran unos ensayos para saber cuál era la mezcla de concreto y el encofrado ideal. Esto nos sirvió para el control de la calidad de un proyecto de esta categoría.

Hicimos esto para evitar resultados no aceptables, y la única forma de lograrlo fue tener un taller de carpintería para los encofrados. Todo tenía que estar perfecto, no había espacio para el error.

La intención simbólica del edificio fue crear un umbral, una puerta hacia la creatividad; para lograrlo se hizo una excavación de espacios, como túneles de hormigas, en forma geométrica de base modulada, que tuviera una fuerte presencia de la Udem, en el contexto físico rodeado de montañas.

Un aspecto importante para Tadao Ando siempre ha sido la luz arquitectónica. En el CRGS se puede apreciar cómo la luz se vuelve parte integral del diseño. Se trata de una luz natural, cuya manifestación y difusión tiene una relación directa con los alumnos y las diversas actividades que se desarrollan entre sus muros.

La luz del sol ingresa generosamente a través de tres grandes aperturas cenitales que permiten la iluminación natural en los niveles de aulas, con lo que se crea un espacio que retoma la idea del patio. También se aprecian tres y cuatro largas hendiduras en sus fachadas longitudinales que permiten y dosifican la irradiación solar.

Tadao desde el principio tenía muy claro lo que quería. Cuando recibimos los croquis y los dibujos en prismacolor en 2008, vi el anfiteatro, y hoy que lo veo con los alumnos, es asombroso percatarse de que Ando tenía clarísimo cómo quedaría el espacio, desde los primeros trazos, señala Acoltzin.

En el proyecto participaron empresas como Lend Lease, encargada de la planeación, administración y coordinación; Cantor Seinuk en las soluciones de ingeniería estructural; SWA Group en la adecuación de los espacios exteriores, y Constructora Garza Ponce en la ejecución.