Editorial
Ver día anteriorMartes 15 de julio de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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BRICS: Desafío económico a la hegemonía occidental
E

n la reunión cumbre del grupo BRICS –que agrupa a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y que se inauguró ayer en Fortaleza, Brasil–, los mandatarios de los países miembros propusieron la creación de un banco de desarrollo, el establecimiento de un fondo común de reserva de divisas y la construcción de un sistema de comercio propio, todo ello al margen de los organismos internacionales tradicionales –dominados por Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, que operan bajo una perspectiva económica neoliberal– como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

La anfitriona, Dilma Rousseff, el ruso Vladimir Putin, el chino Xi Jipeng, el indio Narendra Modi y el sudafricano Jacob Zuma están acompañados en el encuentro por cerca de 700 empresarios de las cinco naciones que buscan integrar una red de negocios en los ámbitos de la agricultura, la infraestructura, logística y transporte, la minería, las tecnologías de la información, la farmacéutica y de equipos médicos, así como en el sector energético.

La primera meta del sistema es lograr un volumen de facturación de casi cuatro billones de dólares, modesto si se le compara con los flujos comerciales de los países más ricos, pero significativo, como un primer paso. Al mismo tiempo, los participantes se propusieron impulsar las transacciones en las divisas de las naciones integrantes del grupo BRICS, con una infraestructura financiera propia que permita reducir el uso de monedas de países que están fuera del grupo, lo que constituye un claro intento de excluir al dólar estadunidense y al euro, no sólo para reducir costos financieros y cambiarios, sino también para lograr un margen mayor de soberanía.

En suma, aunque la reunión de Fortaleza se plantea primordialmente objetivos económicos, comerciales y financieros, es inocultable que conlleva un desafío mayúsculo al predominio estadunidense y europeo en el comercio y las finanzas mundiales y es, por ello, una apuesta estratégica y política en la consolidación del nuevo orden planetario multipolar que se ha venido desarrollando en el tiempo que lleva Barack Obama en la Casa Blanca.

En esta perspectiva, los avances en la integración económica del grupo BRICS representan un fenómeno de trascendencia para los asuntos internacionales, con un calado acaso semejante, si no es que mayor, al que tuvo en su momento la integración de la Comunidad Económica Europea (CEE), antecesora de la actual Unión Europea (UE). No debe pasarse por alto, al formular la comparación, que a diferencia de la UE, el grupo BRICS cuenta con socios en cuatro continentes, y que todos son actores de primer orden en la economía y en la política mundiales.

En relación con el país anfitrión, Brasil, es claro que está llamado a funcionar como bisagra entre este gran bloque internacional y los procesos de integración regional que tienen lugar en el sur de nuestro continente.

Finalmente, el fortalecimiento del bloque BRICS abre la posibilidad del establecimiento de reglas menos inequitativas y más justas en los intercambios planetarios y debe ser saludado, en consecuencia, como paso correcto en la dirección de un mundo mejor.