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PNUD: con raíz económica, la inseguridad en AL y Caribe
 
Periódico La Jornada
Domingo 20 de julio de 2014, p. 14

En la década pasada más de un millón de personas murió como consecuencia de la violencia criminal en América Latina y el Caribe, mientras los robos se han triplicado en los últimos 25 años, revela el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su Informe regional de desarrollo humano 2013-2014. Seguridad ciudadana con rostro humano: diagnóstico y propuestas para América Latina.

Agrega que el incremento de violencia, crimen e inseguridad en la región se explica, entre otros factores, por tener una estructura económica que condiciona un crecimiento sin calidad y centrado en el consumo, una movilidad social insuficiente, que genera incluso un delito aspiracional, una deserción escolar alta, un crecimiento urbano acelerado y la falta de capacidad de los estados en materia de procuración de justicia.

Subraya que los cambios en instituciones sociales y los vínculos comunitarios, como la familia, la escuela y la comunidad, han perdido fuerza como cohesionadores sociales que permitían la convivencia positiva, lo que ha generado, en algunos casos, formas de organización distorsionadas por el temor y la desconfianza, entre ellas la justicia por propia mano, así como el apoyo a las políticas de mano dura.

Familia y facilitadores

Advierte que los factores que pueden incidir en las altas tasas de violencia y homicidios en la región incluyen el aumento de las familias monoparentales, pero también el acceso a facilitadores como armas, drogas y alcohol.

Subraya que, si bien la inseguridad no afecta a todas las naciones igual, destaca que sí es un reto regional, pues en los 18 países analizados (incluido México) la percepción de la seguridad se ha deteriorado. Agrega que al menos en 11 países latinoamericanos la tasa de homicidios es mayor de 10 por cada 100 mil habitantes, nivel que es considerado epidémico. Afirma que los principales ilícitos son: delito callejero, delincuencia organizada, violencia por y contra los jóvenes, violencia de género, y la ejercida de forma ilegal por actores estatales y la corrupción.

No obstante, advierte que no todo en la región se explica por la presencia del crimen organizado trasnacional, pues opera en un contexto complejo del delito y violencia locales, que ocurren tanto en ámbitos privados como públicos. Es el entrecruce entre estas amenazas lo que permite explicar el deterioro de la seguridad y el surgimiento de espirales de violencia en algunas ciudades y subregiones de América Latina.