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La verdadera guerra de esas bandas es consigo: Federico Munzi, en Venecia

Almas negras, cinta sobre la parte oscura femenina de la mafia

El realizador italiano rodó la historia en Africo, centro de conexión para el tráfico de cocaína

Presentaron la miniserie de televisión Olive Kitteridge, protagonizada por Frances McDormand

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Los actores Camila Sola, Al Pacino y Lucila Sola, durante la presentación de la película Manglehorn, en el festival de VeneciaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 2 de septiembre de 2014, p. 9

Venecia, 1º de septiembre.

El director de cine italiano Federico Munzi, entre los favoritos para el León de Oro de la Muestra de Cine de Venecia por su filme sobre una familia mafiosa, asegura que las mujeres son el alma negra de la temida organización criminal, porque con su silencio aprueban los crímenes de los hijos.

Elogiada por la crítica italiana e internacional, que la comparó con la legendaria Rocco y sus hermanos, de Luchino Visconti, según Hollywood Reporter, y tildada por varios medios como la nueva Gomorra del cine –en alusión a la premiada película de Matteo Garrone acerca de la Camorra napolitana–, Munzi reconoce que quiso mostrar con Almas negras las debilidades de los mafiosos, tema poco abordado en el cine.

Me basé en la novela de Gioacchino Criaco, pero la traicioné para respetar su propia idea: que estos criminales tienen sus fragilidades. Algo que rompe con la idea del mafioso en sí mismo, con la imagen cinematográfica que se le ha dado e incluso con la idea que ellos mismos han querido transmitir, explicó.

En realidad hay quienes se suicidan, que sufren, que viven tensiones terribles. Pongo en escena aparentemente la guerra contra otra banda; en realidad escenifico la que se da dentro de ellos mismos, en la misma familia. La verdadera guerra está dentro de ellos, sostiene.

El director, de 45 años, graduado en ciencias políticas y formado en el célebre Centro Experimental de Cinematografía de Roma, quien debutó en 2004 con Saimir, sobre un niño albanés que emigró a Italia, y obtuvo una mención especial en la Mostra, no quiso contar el arquetipo del criminal, dice.

En Calabria la mafia es de tipo familiar, el clan está constituido por parientes; no ocurre como en la mafia siciliana, que tiene sus ritos de adhesión, asegura tras haber pasado muchos meses en ese territorio perdido del sur de Italia para preparar la filmación, ya que rodó casi toda la cinta en el casco histórico de Africo, localidad abandonada entre las montañas de Aspromonte.

Africo es el pueblo que la literatura judicial y periodística señala como uno de los lugares más mafiosos de Italia, uno de los centros neurálgicos de la Ndrangheta (la mafia calabresa), conocida en la década década de los 70 por ser la tierra de los secuestros y ahora la conexión con América Latina para el tráfico de cocaína.

El final sorprendente, con el personaje que elimina a sus más estrechos familiares, contrasta con el papel de las mujeres, por momentos demasiado pasivo, sobre todo ahora que se sabe que llegan a dirigir el lavado de dinero, dan órdenes y remplazan a los maridos encarcelados dentro de la jerarquía de la organización.

Una buena ama de casa

Por otro lado, con esa ironía que la caracteriza, Frances McDormand aseguró: Soy tan buena ama de casa como actriz, y me considero una muy buena actriz. Ella recibe el premio Persol en el Festival de Venecia.

Creo que soy realmente una buena ama de casa; organizo los traslados de la familia, hago de secretaria social para mi marido (el director Joel Coen) y mi hijo, organizo cenas, redecoro la casa y realmente soy buena planchando. Todas esas habilidades se pueden equiparar a producir una película, aseguró McDormand, que produce y protagoniza la miniserie de televisión Olive Kitteridge, que hoy se presenta en la Mostra veneciana.

La actriz llegó acompañada de Joel Coen a la alfombra roja del certamen, pero en esta ocasión los flashes no eran para el aclamado director de No Country for Old Men, sino para su musa y actriz fetiche en muchas de sus películas, como Fargo, por la que fue distinguida con el Óscar.

Hacía 10 años que ella no daba entrevistas de promoción, y ahora en Venecia irradiaba la ilusión por haber convertido en realidad su personaje nacido del libro homónimo de relatos de Elisabeth Strout, que ganó el Pulitzer en 2009.

Olive Kitteridge es su bebé, es su proyecto, aseguraba su compañero de reparto Richard Jenkins, también presente en Venecia.

Ante la escasez de papeles para mujeres de edad, McDormand, de 57 años, dijo que se hizo con los derechos de la obra una semana antes de que le concedieran el Pulitzer. Cuando mi hijo cumplió 13 años sabía que en cinco más se iría de casa y quería estar ocupada, recordó McDormand, quien da vida a una profesora casada con un farmacéutico en una ciudad de provincia del noreste de Estados Unidos.

Olive Kitteridge, como se llama su personaje, el protagonista de la miniserie, es una mujer compleja que sufre en silencio el suicidio de su padre. 90 minutos no son suficientes para contar una historia femenina, explicó la actriz, que cambió de parecer sobre el trabajo en la televisión cuando vio la serie The Wire.

Kitteridge, explicó, es una mujer que no gusta a todo el mundo, pero nadie ignora, resumió McDormand, quien se considera una actriz de personajes, no una estrella de cine.