Economía
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Reconocen como un fracaso el predominio del interés financiero sobre el objetivo social

Refrendan microfinancieras compromiso de reducir pobreza; atenderán a excluidos

Personas de la tercera edad, discapacitados y refugiados, mercado potencial

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Artesanos y pequeños productores de México reciben un reconocimiento por participar en la 17 Cumbre Mundial del Microcrédito en Mérida, impulsado por Muhammad Yunus (ante el micrófono al fondo vestido de blanco y con chaleco), fundador del Grameen Bank en Bangladesh CréditoFoto Susana González
Enviada
Periódico La Jornada
Domingo 7 de septiembre de 2014, p. 24

Mérida, Yuc., 6 de septiembre.

La 17 Cumbre Mundial de Microcréditos (17 Microcredit Summit) culminó con una severa autocrítica de sus fundadores y organizadores, al admitir tres fracasos de las instituciones microfinancieras (IMF): la predominancia del interés financiero por encima del objetivo social que les dio origen, cumplir con su meta de erradicar la pobreza extrema y no contabilizar los empleos que generan, por lo que reafirmaron votos y compromisos para trabajar en ello.

Al mismo tiempo enfocaron como clientes potenciales a sectores de la población que la sociedad en general y las microfinancieras también han excluido siempre, como las personas con discapacidad y de la tercera edad, e incluso hasta refugiados, al advertir a las decenas de asistentes al foro que representan un mercado de 80 millones de personas.

Si bien todos esos planteamientos fueron constantemente expresados en las seis plenarias y varios de los 35 talleres del foro por ponentes y participantes, la mayoría de los representantes de microfinancieras que atienden a personas de bajos recursos excluidas del sistema bancario, pero también de gobiernos, organismos multilaterales y organizaciones sociales de 76 naciones, en la clausura fueron retomados y resumidos por John Hatch, creador de la Fundación para la Asistencia de la Comunidad Internacional (FINCA), pionera y líder en microfinanzas y que junto con la Fundación Grameen de Muhammad Yunus, premio Nobel de la paz 2006, crearon la Cumbre Mundial de Microcréditos. Misma que está ligada a una campaña (Microcredit Summit Campaigne) que lanzaron para sumarse al movimiento del Banco Mundial(BM) para acabar con la pobreza extrema en 2030, uno de los Objetivos del Milenio marcados por Naciones Unidas, porque están convencidos de que las microfinancieras y los préstamos que dan a personas de bajos recursos los ayudan a salir de la pobreza.

Sin embargo, John Hatch declaró en la clausura: Lo que pensábamos nosotros que era la bala mágica para abatir la pobreza, es decir, los modelos microfinancieros, ha fracasado en llegar a la gente que vive en extrema pobreza, con excepción del Grameen Bank (el banco de los pobres fundado por Yunus que le hizo ganar el Nobel) y de otros del sureste asiático. La segunda conclusión de nuestro grupo fue el fracaso de la misión social, porque el objetivo principal de la mayor parte de las instituciones microfinancieras (IMF) no es social pero sí tratan de llegar a los más pobres pero para maximizar el crecimiento de la cartera de préstamo, de clientes e intereses. En otras palabras, la misión social y ahora la financiera es la que perdura.

Al predominar el interés financiero en las IMF se ha producido una saturación del mercado con mucha competencia y sobrendeudamiento en el sector, abundó en lo que fue la última plenaria del 17 Foro Mundial del Microcrédito, el cual inició el miércoles y concluyó este sábado con cursos de capacitación en gestión, promoción, auditoría social e indicadores de desempeño para las microfinancieras.

Como lo hicieron participantes del foro en distintos talleres, Larry Reed, director de la Campaña de la Cumbre del Microcrédito, y los mismos Hatch y Yunus, advirtieron que otro aspecto que han descuidado las microfinancieras es la atención a determinados grupos poblacionales, como personas con discapacidad, de la tercera edad y refugiados. Son clientes potenciales que han sido excluidos e ignorados universalmente, pero representan un mercado potencial de casi 80 millones de personas, ponderó Hatch en el Centro de Convenciones Siglo XXI donde llevaron a cabo la cumbre con el Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (Pronafim) de la Secretaría de Economía y el gobierno Yucatán.

No se quedó ahí pues indicó que otro descubrimiento de nosotros fue el fracaso de cuantificar la creación de trabajos incluso cuando las microfinancieras cumplen con su misión y dan préstamos a productores, quienes crean trabajos para los más pobres, pero el problema es que no estamos registrando esos éxitos y podrían ser sumamente importantes.

La autocrítica de Hatch provino de las conclusiones a las que llegaron miembros de los sectores financiero, salud, hogares y medios tras permanecer, dijo, en un retiro en Mérida el lunes y martes, antes de la inauguración de la cumbre, con el fin de preparar una declaración sobre el movimiento para erradicar la pobreza extrema y acelerar ello con los microcréditos.

A su vez, entrevistado tras el cierre de los trabajos, Larry Reed aseveró que a la Microcredit Summit Campaign se sumaron 45 representantes de microfinancieras, gobiernos, instituciones y empresas que se comprometieron a ofrecer servicios y productos a personas en pobreza extrema para ayudarlos a salir de esa situación.

Ponderó que hay mucho más que recursos suficientes en nuestro planeta para alcanzar esa meta, que forma parte de los Objetivos del Milenio de la ONU, pero la pregunta es si estamos dispuestos a invertir para asignarlos dónde se debe. Y uno de los elementos que no debemos dejar de lado es no sólo la energía y tenacidad que tienen estas personas para trabajar sino también la capacidad de ahorrar, es una oportunidad que tenemos para que ellos empiecen a asignar sus propios recursos y canalizarlos hacia actividades productivas para mejorar su calidad de vida y a su comunidad.

Ellos son el motivo para que nosotros trabajemos, arengaba Reed la noche del viernes a los casi mil asistentes de la cumbre para que aclamaran a unos 40 artesanos de diferentes estados de México a quienes uniformaron con playeras rojas para entregarles un reconocimiento de participación, tras hacerlos correr desde el fondo del salón Mérida del Centro de Convenciones Siglo XXI hasta el escenario donde eran recibidos por el Premio Nobel de la Paz y el fundador de FINCA.