La diversidad en muchos lugares se vive como amenaza. Queremos grupos homogéneos y no nos damos cuenta de que somos más ricos y más cultos como grupos heterogéneos, afirma Alicia Molina (ciudad de México, 1945), investigadora en televisión educativa y escritora, quien recientemente participó en el 34 Congreso Internacional de la Organización Internacional para el Libro Juvenil (IBBY, por sus siglas en inglés) con la conferencia magistral El concepto de la inclusión: que todos signifique todos.

Molina considera que la diversidad es positiva y enriquece a la comunidad, porque en un grupo heterogéneo se complementan unos a otros. En esto radica el sentido de la inclusión.

Para la autora de los libros El agujero negro (1993) y El zurcidor del tiempo (1996) la inclusión es crear una cultura del respeto, y asegura que una forma de llegar a la inclusión es revirtiendo los procesos de exclusión.

“La cultura siempre empieza con las palabras; entonces, al mencionar la palabra inclusión, ésta se vuelve un tema presente en nuestra cultura, lo cual es importante, pero no podemos dejar que se quede sólo en palabras. Necesitamos convertirlo en acciones, para eso necesitamos reconocer que hemos excluido y una vez que hemos reconocido que excluimos hay que analizar cómo lo hacemos y qué estrategias usamos todos los días para pintarle la raya.

En la práctica cotidiana

Es una cuestión de educación y de vivenciar la inclusión, de darle paso en la vida cotidiana, no con afirmaciones sólo políticamente correctas, sino empezar a vivir en la cotidianidad la creación de estos espacios incluyentes, explica en entrevista con La Jornada.

La escritora se ha dedicado a fomentar la integración de niños con discapacidad y ha realizado también programas, videos y series para televisión, con la finalidad de romper los paradigmas y estereotipos en torno a la diferencia.

Muestra del trabajo que realiza es la publicación del libro Todos significa todos: la inclusión de niños con discapacidad en actividades de arte y cultura, donde plantea que el arte y la cultura son medios especialmente útiles para ayudar a la inclusión de los pequeños con necesidades especiales.

El lema de este año del congreso IBBY fue Que todos signifique todos –explica la escritora–, precisamente para reflexionar que es esto de todos, porque cada uno cuenta en la formación del otro y es importante ser incluido.

La literatura ocupa un lugar importante en el proceso de inclusión, porque es la forma más acabada que hemos inventado las personas para ponernos en los zapatos del otro, para meternos en su piel y respirar con el otro. La literatura es una fuente de otredad muy rica; es un proceso en el que el otro siempre está presente.

A la autora le preocupa que todavía existan grupos que no tienen acceso a la literatura: Tenemos que generar voces que puedan hablar de esos otros en primera persona y puedan contarnos sus vidas y sus reflexiones, porque son grupos que cuando llegan a los libros no se encuentran en éstos. Tenemos que ser más incluyentes cuando promovemos la literatura en México.

El mayor reto de los autores, de acuerdo con Molina, es hacer visibles a los hasta hoy invisibles, hacerlos parte de su realidad a partir de una mirada más profunda y diversa.