Ni la violencia derivada del enfrentamiento entre el gobierno y el crimen organizado, ni aquella ligada a grupos sociales que pretenden atentar contra las elecciones, puede ignorarse o pasar desapercibida, aseguró la ex presidenta de Costa Rica Laura Chinchilla.

Señaló que en la medida en que el gobierno de México pueda esclarecer con rapidez el origen de los recientes asesinatos ocurridos durante este proceso electoral, podrá regresar la tranquilidad social.

A la cabeza de 60 personas que integran la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) para observar el proceso electoral, Chinchilla indicó en entrevista con La Jornada que han abordado esta preocupación con diversos funcionarios, y hasta ahora podemos dar fe que las autoridades, tanto electorales como de seguridad, se encuentran igualmente preocupadas y ocupadas.

–¿Cómo perciben esta situación de violencia a unas horas de la elección?

–Hay dos retos pendientes para el sistema electoral mexicano y para las autoridades judiciales: uno, el esclarecimiento, de ser posible con relativa rapidez, de las razones detrás de estos hechos, porque si se descarta que sean estrictamente políticas, va a llevar mucha tranquilidad a los ciudadanos en el sentido de que –los asesinatos– no son por las ideas –de las víctimas–, por lo que dicen, sino por otras cuestiones. Esto sirve para restituir la confianza y el deseo de la gente a participar y postular su nombre en la política.

En cuanto a las manifestaciones de algunos grupos que tienen reivindicaciones determinadas, no está en nosotros juzgar si las razones son valederas, cómo avanzan las negociaciones o si se ha intervenido con oportunidad. Lo que sí es nuestra obligación indicar es que no es lo más conveniente, no es lo que corresponde dirimir el conflicto cargando consigo una institución tan importante, en donde ha habido avances de importancia.

–Esa coyuntura puede obligar al Estado a sacar al Ejército a las calles, ¿qué opina de esto?

–Lo importante en última instancia es que que cualquier mecanismo que utilice el Estado mexicano para dar garantías de protección al proceso electoral y darle viabilidad sean medidas que abonen a la seguridad y no a la crispación y la violencia, y eso solamente las autoridades lo pueden balancear.

Con independencia de si son autoridades civiles o militares las que se hagan presentes, que sea con la actitud propia de una jornada electoral, es decir, una actitud que fundamentalmente busca preservar la tranquilidad y la paz social alrededor de las casillas electorales.

Hay una coyuntura que no se puede ignorar, dijo, una ligada al crimen organizado, tema que desafortunadamente no es nuevo ni exclusivo de México, y otra con protestas sociales que se han canalizando de manera violenta y con pretensiones de atentar contra las elecciones del domingo.

Chinchilla destacó el interés que despierta en la región el proceso de este domingo, a la luz de las reformas implementas por el gobierno federal, entre ellas la electoral. “Y será uno de nuestros papeles importantes –dijo– poder demostrar que las reformas, bien inspiradas e intencionadas en materia de control del financiamiento para evitar dinero mal habido en la política, puedan dar sus primeros resultados”.

Otro capítulo será el de los candidatos independientes. En principio hay que reconocer que fue un paso en la dirección correcta. Es darle más opciones a los ciudadanos, pero es muy probable que a la luz de la experiencia arrojada, valdrá la pena plantear algunos ajustes adicionales para perfeccionar esta figura, concluyó.