Espectáculos
Ver día anteriorSábado 28 de noviembre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Juntas por primera vez, Eugenia León, Tania Libertad y Guadalupe Pineda reivindican el ayer

Las tres grandes deleitan en concierto de raíz y conciencia, de poesía y caricias

Lila Downs, Ely Guerra y María León, invitadas especiales de la velada, mezcla de voces y estilos

 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de noviembre de 2015, p. a10

Eugenia León, Tania Libertad y Guadalupe Pineda, llamadas por derecho propio Las tres grandes, dieron por primera vez juntas un concierto de raíz y conciencia, de modernidad y vanguardia, de poesía y coraje, de amor y cachondería, de caricia y revanchismo, la noche del pasado miércoles, en el Auditorio Nacional.

Mujeres maduras, preguntaron al público si estaban enamorados. Ellas no lo negaron y sentaron eso como base para poder cantar boleros, del modo en que son capaces de hacerlo. Distancia de años, bordean las seis décadas de vida. Soy base seis, dice Tania Libertad, y donde la voz ha cambiado en los agudos hacen alarde de graves y de experiencia, de recursos en el control para alargar notas en falsetes que les fueron aplaudidos.

El público, contemporáneo de ellas en gran medida, acudió a la cita a recordar días de vestir chamarras pumas. De Eugenia y Guadalupe los tiempos de Sanampay y del poema Yo te nombro, sobre la palabra libertad. De Tania, la represión militar en Perú.

Síntesis de cuatro décadas

Reivindicando ese ayer, dieron contexto a su prograna de ese miércoles, con 28 canciones síntesis de cuatro décadas de trayectoria, la primera y la última, a la vez, fue Cómo agradecer. Cantares, de Serrat, con la poesía existencialista de Machado, el bueno. Otros ecos fueron pensamientos o filosofemas de José Saramago y Sor Juana Inés de la Cruz.

Con vestidos en los que predominó el color rojo, elegantes y suntuosos, se movieron en el escenario, cada una con su estilo, con sus tablas.

Te amaré, de Silvio Rodríguez, que es una promesa. Cinco siglos igual, en torno de la historia de América Latina, de su escaso progreso y de su riqueza popular. Alma mía, de María Greever, con María León, invitada especial, que ya tiene qué contarle a sus nietos. Gracias a la vida, emblemática, de la Patria Grande y de Violeta Parra. Mientras unos agradecen el dinero, otros los motivos de ser feliz, de la inmanencia. Un recuerdo del Chan Chan de Compay Segundo, pero no a paso lento, sino con ritmazo. Yo vengo a ofrecer mi corazón, que hizo decir a Eugenia: ¡Sí se puede!

Contigo, de Sabina, o el amor imposible, el anhelo de que la pasión no pase. Las tres alzan su vaso y dicen ¡salud! Te recuerdo, Amanda, de Víctor Jara, y la claridad de ver quiénes son los enemigos, con Ely Guerra, que llama al trío sus maestras. Luna, con Eugenia. La muralla, de los inicios, dijo Guadalupe. Yolanda, la canción que cambió la relación de la trova con la industria de la música...

Entra el mariachi y lo bravío abre la puerta a la revancha, al gusto del trago, a la bella borrachera. Pa’ todo el año, para andar mordiendo las esquinas. La calaca, con la invitada súper especial Lila Downs, quien se dio el lujo de interpretar con las tres Y ándale. Aconsejan no confundir a la vaca con el buey. Rebozos vuelan simétricamente. Son girones, hojas de papel volando. En Cuando salga la Luna Guadalupe logra uno de los grandes momentos de la noche. Consigue una versión inigualable, inolvidable. Tania no se queda atrás con Concierto para una voz, que la significa. Eugenia remata con La paloma, con la que confía en que un día México ya no esté abajo, sino arriba, de una vez por todas.