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Fueron 33 temas en tres horas de música en el Auditorio Nacional

Aute cantó sin reservas: de la belleza y el horror, del engaño y el amor
Foto
Luis Eduardo Aute empezó su actuación con Me va la vida en elloFoto cortesía del Auditorio Nacional
 
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de diciembre de 2015, p. a10

Luis Eduardo Aute ofreció, clichés aparte, un concierto total, sin reservas ni egoísmos, la noche del pasado lunes, en el Auditorio Nacional, con sus canciones que abarcan el océano de los valses y el rock, con temas sobre la belleza y el horror, el engaño y el juego amoroso, desde el siglo pasado, cuando no había celulares y para decir las cosas se hacía de frente, nada de redes sin olor, color y sabor.

La lista de canciones ascendió a 33, que repartió a lo largo de tres horas, que abarcan desde su etapa dylanesca hasta la del Sol de Vincent van Gogh. Para seleccionarlas, Aute pidió a sus amigos que dijeran las obligadas, las infaltables, las que han pasado la criba. Si cantara las que dijeron estaríamos aquí seis horas, dijo. No fueron seis, pero sí tres horas.

Gira Luna

Primero se proyectó en la pantalla central el corto Gira Luna, hecho con dibujos del propio Aute, historia en la que los girasoles de Van Gogh se convierten en giralunas. La noche adquirío otra realidad. Los dibujos de Aute reflejan rostros de asombro de Vincent.

Entró la orquesta y comenzó a tocar Me va la vida en ello, principio poético de Aute como letrista, actividad de la que ha dicho que no le resulta tan agradable. Por ello opta por la pintura, pues halla en el lienzo un terreno menos complicado. Y hay que considerar que Aute es un gran lector de poesía.

Luis Eduardo Aute Gutiérrez nació el 13 de septiembre de 1943 en Manila, Filipinas. Vive en España.

Rosas en el mar

Hay demasiados profetas y el pensamiento no puede tomar asiento, dice en De paso. Advirtió que cantaría una pieza que recién acabó en el cuarto del hotel. Es un estreno mundial, y comienzan a oírse los acordes de Rosas en el mar, que es casi una segunda parte de La respuesta está en el viento. ... es más fácil encontrar rosas en el Distrito Feeral. En la misma tónica: Aleluya No. 1, su hospel. Pasaba por aquí, sobre un enamorado loco de antes de los celulares, quien mejor tocó la puerta de ella, quien lo mandó a volar; él argumenta que no había un teléfono cerca, de esos de caseta. La dolorosa Siento que te estoy perdiendo, aplaudida. Muy íntima. Haffa Café y la anécdota de cuando Jagger le quiso dar vajilla.

El público le pidió tal o cual rola porque no sabía que sí vendrían. Iban tan sólo siete y serían al final 33. Dos o tres segundos de ternura, la creación más sensual... a esa hora. Imán de mujer, que no es Y mande, mujer.

Volver a verte y Slowly, con la que instó a abrazar al de al lado. Sin no lo conocéis pueden presentarse. Alevosía, cuya melodía es causa y efecto del tono de la noche, pausado. Dentro, De alguna manera, Las cuatro y diez, Anda. Somos contradictorios y la contradicción se refleja mejor en el amor. Quiéreme, Mojándolo todo.

Cinco minutos, un vals a la altura del de Chayanne. No, mejor. Prefiero amar, Una de dos, que realmente es un sueño guajiro.

Queda la música, Señales de vida, Todo es mentira.... Hasta la corona del rey: Sin tu latido, una de sus cúspides, de sus Everests. El niño que miraba el mar, Cada vez que me amas, A día de hoy, La belleza, Al alba, De la luz y la sombra, para rematar con Albanta. Fue un concierto todo Aute, como disco pirata vendido en el Metro. TodoAute, como en MP3.