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La ciudad, obligada a adoptar una política de desarrollo urbano concesionado: especialista

Megaproyectos, sin interlocución ciudadana y con planeación caduca

La asociación público-privada hace a un lado el interés social porque su lógica es el negocio, dice René Coulomb, de la UAM

Llama a usar las ganancias de estas alianzas para el bienestar común

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Resulta necesaria una legislación para contar con herramientas de participación vecinal en la planeación de megaproyectos, señala el urbanista René Coulomb, de la UAMFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de enero de 2016, p. 22

Los megaproyectos de orden urbano que se promueven en el Distrito Federal emergen en medio de una planeación caduca –que es necesario renovar– y lo más grave: sin ninguna herramienta legal que permita la interlocución de la ciudadanía, lo que ha devenido en un reclamo democrático de los capitalinos, advirtió el urbanista y sociólogo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), René Coulomb.

En entrevista, el especialista y ex director de la Autoridad del Centro Histórico, indicó que junto con los grandes proyectos –como el polémico corredor cultural de Chapultepec o las Zonas de Desarrollo Económico y Social (Zodes)– viene la asociación público-privada, que ha tomado fuerza en los años recientes con el argumento de que los gobiernos no tienen recursos para ejecutarlos, lo que ha llevado a la ciudad a adoptar una política de desarrollo urbano concesionado, el cual hace a un lado el interés público porque su lógica es el negocio.

Señaló que es necesario legislar para contar con herramientas de participación y ciudadanizar la gestión pública-privada, de la cual se deben utilizar sus ganancias para el bienestar de la población.

Consideró que la consulta pública, como se concibe ahora, no es la salida para resolver la oposición tajante del aquí no dejaremos pasar nada, pues de continuar así, significaría la perversión total de un ejercicio democrático.

Veríamos el acarreo para el Sí o el No, porque para muchas fuerzas políticas en el tema del corredor, por ejemplo, poco importaba el proyecto, de lo que se trataba era de apoyar o no al gobierno capitalino.

“O bien –abundó–, mañana vamos a querer una consulta, porque en la esquina hay un hoyo. Si se mantiene este instrumento debe ser después de un proceso participativo, en el que ya se incluya a la gente en el diseño y en la discusión del mismo. Como siempre va a ver posiciones encontradas, entonces apelamos a la democracia del voto para ver si hay una mayoría, pero esto se da al final”, expuso.

Apuntó que en la misma dinámica de los grandes proyectos, se inscribe el boom de los desarrollos inmobiliarios. Es la misma financiación que pone la ganancia por encima de las necesidades de la vivienda, el acceso al agua potable o el transporte, y hace que amplias franjas de la llamada clase media ya no puedan acceder e irrumpen en el reclamo democrático, al intuir que esta estructura urbana es cada vez más excluyente, refirió.

La ciudad dispersa y periférica ya no es sustentable, eso nadie lo discute, el desafío es rehacer la ciudad en sí misma y eso se tendrá que hacer con los vecinos, pero también mediante el uso de la recuperación de la plusvalía que traen esos grandes capitales financieros para subsidiar la infraestructura urbana y el acceso a la vivienda de la población de menores ingresos, expresó.

Advirtió que de mantenerse esta asociación con la idea de acumular y hacer negocio, no se va a lograr esa ciudad compacta que se quiere. Los gobernantes se podrán hacer tontos y dejar que los cuates sigan haciendo obras e inmuebles, pero están cavando su fosa política, de la ciudad y de los ciudadanos, advirtió.