La vieja y fraternal relación de los pueblos de México y Cuba, por encima del triste comes y te vas foxiano de hace sexenio y medio, quedó plasmada en el más reciente documental de la cineasta isleña Idalmis del Risco Siota.

Con esto queda saldada una deuda de amor que tengo con México, ha expresado la realizadora, quien tiene otra razón para querer al país, pues está casada con Carlos Sánchez Sosa, ejecutivo de una empresa de cine.

Actriz por convicción –desde los ocho años se dedica a ello–, y con formación académica en su país, repasa en Entre Cuba y México, todo es bonito y sabroso, su primera película como directora, algo que nace de la piel, más allá de la política y la diplomacia.

Expresiones artísticas, literarias, musicales sobre todo, y hasta deportivas, hermanan a ambos países, y por ello Del Risco Siota se dio a la tarea de empezar a trabajar en el guión hace 20 años, cuando pisó suelo mexicano.

El documental es un recuento de las relaciones de hermandad entre las dos naciones desde el siglo XIX, y muestra cómo la cercanía geográfica ha propiciado amistad, sumada a un proceso histórico de relaciones políticas, económicas y culturales, ha definido el vínculo que las une, uno de los más fuertes del continente.

Fluidez de río

Las palabras del escritor Eliseo Alberto Diego forman el hilo conductor de este recuento en el que intelectuales, artistas, deportistas, educadores y gente del pueblo dan testimonios de la cultura común de estas naciones. Participan Elena Poniatowska, Armando Manzanero, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Eugenia León, Eusebio Leal y Paco Ignacio Taibo II, quien en una de sus intervenciones afirma que hay fluidez de río entre el ir y venir de la isla y el macizo mexicano.

El trabajo proyecta imágenes de la similitud entre el malecón habanero y el bulevar del puerto de Veracruz, ciudades de Campeche y la isla, el barrio yucateco que hay en La Habana, la trova cubana; desde luego hay bailes, en los que aparecen rumberas como Ninón Sevilla y Rosita Fornés; unas líneas de José Martí dedicadas a Manuel Gutiérrez Nájera, de quien el prócer dijo que llevaba marfil en el verso, porcelana en la prosa y oro en el alma, además de testimonios de beisbolistas y otros deportistas, como el gran Alberto Juantorena y la veloz Ana Guevara.

La carrera de actuación de Del Risco Siota abarca casi una docena de cintas, como Guantanamera, de Tomás Gutiérrez Alea, y Polvos de ángel, de Óscar Blancarte, y Arresto domiciliario, de Gabriel Retes.

Participó en competencia en la selección oficial de documental del 37 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el más emblemático del séptimo arte de la región, que se realiza en La Habana.

Recién presentada en la isla, fue tan bien recibida por el público que el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica la proyectará desde del próximo 11 de febrero en la principal sala de la capital cubana, el Cine Yara. Simultáneamente se exhibirá en la sala 1 de los Multicines Infanta y recorrerá todas las ciudades importantes de la provincia de Cuba.

El documental se exhibe en la Cineteca Nacional y Cinemanía Lorteo. Asimismo, el 5 de febrero habrá una función con diálogo con el público en la zona cultural de Ciudad Universitaria.