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El muralismo comunitario de Polo Castellanos
P

olo Castellanos, reconocido muralista y artista visual con 33 años de trayectoria, con más de 60 murales y centenares de presentaciones individuales y colectivas a nivel nacional e internacional, afirma que el arte es un acto social y una manifestación política, porque es la memoria de nuestra sociedad.

Castellanos, quien nació en febrero de 1967 en la Ciudad de México, se graduó de licenciado en artes visuales en la Academia de San Carlos, ENAP-UNAM y cursó una maestría con mención honorifica en artes visuales en 2012. También tiene un doctorado con mención honorifica (2015) en la Facultad de Artes y Diseño, FAD-UNAM, sobre muralismo e identidad nacio- nal. Ha realizado murales con comunidades indígenas e imparte talleres gratuitos de muralismo a diferentes sectores de la población.

El pasado viernes 4 de marzo el muralista presentó el documental Construyendo muros, en el Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Sur, de la UNAM, invitado por el taller de la revista IMAGINAtta y por el Colectivo Revuelta en el Ombligo de la Luna (ROL), a través de Ana Payán y Santiago Concheiro.

En el documental se da muestra del proyecto que realizó con mujeres del penal de Santa Mar-tha Acatitla, apoyado por Mujeres en Espiral: Voz y Mirada de Mujeres en Reclusión, que lleva a cabo el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG-UNAM), en el que las mujeres toman los muros que las rodean para expresar por medio del muralismo temas como la esperanza, la fuerza y el tiempo.

Las reclusas manifiestan que en Santa Martha Acatitla los días son sin vida y sin color, la malla ciclónica con púas, si se ve por mucho tiempo, parece que te corta las pupilas. Emocionadas estuvieron cuando se les dio la noticia de que pintarían las paredes del lugar en el que están. Y entusiasmadas recibieron los talleres de género, cuerpo e identidad para poder pintar.

Polo Castellanos dentro de la cárcel generó un proyecto colectivo, al que él llama muralismo comunitario, enriquecido con propuestas individuales que implicaron el dialogo, la tolerancia y el respeto. El artista dice que aprendió a hablar en femenino, en nosotras, y es importante trabajar con una perspectiva de género en nuestra vida personal y también en la sociedad. El que seamos diferentes física y biológicamente no implica que no tengamos los mismos derechos o que por ello debamos someternos ante el otro sexo.

En un principio el proyecto tenía contemplado únicamente llevar a cabo dos murales, pero dice Castellanos que las mujeres fueron tomando las paredes de la cárcel de una forma artística y práctica en un acto de rebeldía. El primer mural, titulado El grito, se encuentra en El caracol, área por donde entran las visitas; allí las mujeres dibujaron un puente de libertad y una sirena que representa la vida; para todas ellas, el primer mural significó la posibilidad de comenzar a soñar.

El segundo mural fue llamado Culpable y da muestra de la tragedia y el papel de los abogados en un país en el que la justicia, según Polo Castellanos, es peor que los orines de un perro.

Las mujeres –muchas veces estigmatizadas sólo por serlo, estar presas y ser de bajos recursos– comenzaron a pintar un reloj de arena en el que cada una cuenta su historia de vida. Así, con una gran imaginación pintaron la fertilidad, con un útero y una mazorca. También plasmaron temas del amor y el dolor. Todo englobado en murales que reflejan la libertad desde el encierro.

En el tercer mural, llamado Caminos y formas de libertad, dibujaron sobre la pared una gran playa con su malecón. En ese mural las mujeres se pierden entre quienes están pintando y las que están pintadas. El que ellas estuvieran pintando dentro de Santa Martha Acatitla fue una forma de sentirse vivas, pues Polo Castellanos comenta que se pintan ellas mismas para reconocerse y ver la cárcel desde otro ámbito no las hace sentirse encerradas.

En el documental se explica que los murales, junto con el trabajo colectivo, se convierten en una exigencia jurídica para que se respete su debido proceso y sus derechos humanos, ya que hay casos en los que las mujeres han sido obligadas a firmar una declaración sin antes leerla y mucho menos sin haber cometido algún delito. A este tema es dedicado el cuarto mural, La Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Se logró la participación de la mayoría de las mujeres presas, la explotación de la imaginación y las ganas de ellas por sentirse libres para pintar más de mil 600 metros cuadrados de pared. Para el muralista mexicano el proyecto en Santa Martha fue viable y necesario para acercar y demostrar la injusticia, por medio del arte, a la sociedad.

Se nota y distingue la travesía de Polo Castellanos tras su educación Freinet en escuelas activas, pues hacer trabajo comunitario y en equipo es un arte, conlleva una peculiar y no común forma de concebir el mundo: un respeto por la educación y comprender el amor y la amistad como valores esenciales de la vida. Dice Polo: hacer un mural no es llegar y pintar una barda e imponer; no, es respetar la calle, identificar que la barda es de todos, respetar eso.

En francés, el trabajo comunitario se detalla en la frase esprit de corps, que significa sentido de unidad o entusiasmo por un interés común. Al respecto, los murales que llevó a cabo Polo Castellanos con el PUEG y las mujeres presas se construyeron a través de edificarse a sí mismas en una labor de equipo creando amistad y equidad. Sobre lo anterior, Polo narra cómo cada mujer se hizo responsable por medio de brigadas que ellas mismas organizaron de cada una de las tareas que finalmente hicieron posible el resultado de la obra muralista.

Podemos observar en el documental, a través de lo relatado por las internas, la importancia del trabajo en equipo y de comunidad que se llevó a cabo en este quehacer muralista, pues generó en cada interna un sentido de identidad y conquista de sí mismas sobre sus cuerpos invisibilizados… y por lo propio, en este proceso de conciencia y unión, se consiguió volver a mirarse, aceptarse, comprenderse, respetarse, tanto a sí mismas como a sus compañeras.

Polo Castellanos describe que hay más de 50 muralistas que se encuentran recluidas, y hoy pueden hablar desde sus cuerpos empoderados, con los que tienen derecho a decidir. Arrebatamos un rincón oscuro y lo convertimos en un espacio abierto donde conviven todas. Donde nadie es más y nadie es menos. Hoy, los cuerpos de las internas están retratados en las paredes coloridas que dan luz a tanta oscuridad.

Polo Castellanos, quien ahora está por iniciar otro mural comunitario en los pueblos olvidados por la mano de este país se irá muy cerca de Atoyac de Álvarez, Guerrero, con las pesqueros de la costa a expresar la defensa y protección de la tortuga y los recursos naturales. La comunidad es quien abre los espacios y responde de las mejores formas.

Finalmente, el fundador del Movimiento de Muralistas Mexicanos (MMM) y las Brigadas Plásticas, así como miembro fundador de la Sociedad de Artistas Lúdicos, afirma que el muralismo no está muerto y para muestra están las vertientes que se han formado, como el muralismo comunitario.

Polo Castellanos afirma que el arte no es un objeto decorativo y llama a hacer una reflexión social, porque México es una potencia cultural a nivel internacional, pero es una vergüenza que ocupe los primeros lugares en corrupción e impunidad.