Córdoba, Ver.

Desde el fondo de un pozo de dos metros de hondo Enrique estiró la mano y sacó un pedazo de fémur. Por un extremo, la cabeza del hueso que se ajusta con la cadera, y por el otro lado, quebrado, sin el fragmento que se acopla con la rodilla. El hueso está amarillento y algunas de sus partes incineradas.

Alrededor del pozo, un grupo de familiares observa con sorpresa el hallazgo. ¡Ahí está! Ni modo que digan que no, ahí está la prueba. Eso es de la pierna, dice Miguel Trujillo Herrera, que integra la Brigada Nacional de Familiares en Búsqueda de Personas Desaparecidas en Veracruz.

En el séptimo día de actividades, la brigada inspeccionó las colindancias entre la comunidad de San Rafael Calería y El Porvenir, ubicadas a 8 kilómetros del centro de la ciudad de Córdoba. A 700 metros del hallazgo de las 11 fosas clandestinas de la primera semana de búsqueda, ubicó un pozo cubierto de piedras.

Simón Carranza, quien encabeza las exploraciones en campo, y Miguel Trujillo Herrera utilizaron ramas para hacer palanca y retirar las piedras.

A dos metros de profundidad comenzaron los hallazgos: ropa quemada, botones, broches de cierre y carpetas. Luego, fragmentos de cráneo, huesos del pie y después un pedazo de fémur.

Ni modo que digan que son los restos de Pinocho lo que estamos sacando, con esto ya no pueden decir que es madera, dijo Simón Carranza, quien recordó que cuando ocurrió el hallazgo de las 11 fosas en San Rafael Calería, la Fiscalía General del Estado trató de desacreditarlo al afirmar que no eran huesos, sino restos de madera.

A pesar de que la brigada notificó a las autoridades a las 12 horas sobre los hallazgos, a las 18 horas la división científica de la Policía Federal no había hecho presencia para resguardar el sitio.

Si las autoridades federales no vienen mañana (jueves) a resguardar el área... los vamos a llevar hasta el escritorio de la procuradora Arely Gómez, dijo Juan Carlos Trujillo Herrera, de la Red de Enlaces Nacionales.