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69 Festival de Cannes
El desplome de la recta final
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En una rodilla, el director estadunidense William Friedkin, y detrás de él su esposa, Sherry Lansing, y el actor Willem Dafoe con Giada Colagrande, en la alfombra roja de Bacalaureat, en CannesFoto Afp

Cannes.

E

n su segunda aportación a la competencia, el cine rumano ha venido a dar un respiro tras tres días de desengaños. Con Bacalaureat (Graduación), el director Cristian Mungiu describe el punto crítico al que llega la vida del respetable doctor pueblerino Romeo Aldea (Adrian Titieni) después de que una pedrada rompe uno de los vidrios de su casa. Esa misma mañana, su hija Eliza (Maria Dragus) sufre un intento de violación; la joven está por terminar el bachillerato y el padre espera que sus buenas calificaciones en los exámenes finales le permitan ganarse una beca para estudiar en el Reino Unido. Para ese fin, Romeo pide algunos favores que tienen repercusión cuando se investigan los crímenes de un funcionario deshonesto que se vuelve su paciente.

El rigor naturalista que caracteriza al nuevo cine rumano evoca a ciertas películas polacas de los años 70: de alguna manera, el protagonista se encuentra ante una crisis existencial, un callejón sin salida de su propia autoría. Por poner en práctica el influyentismo –herencia de la corrupción gubernamental de la era Ceaucescu– el intento de Romeo por hacer lo correcto se topa con un dilema moral. Aunque menos intensa que 4 meses, 3 semanas y 2 días, que le valió a Mungiu la Palma de Oro en 2007, Bacalaureat es una fría y despiadada disección de la actual sociedad rumana.

En cambio, el prolífico quebequense Xavier Dolan dio amplias evidencias de sus limitaciones en Juste la fin du monde (Es sólo el fin del mundo). El otrora niño prodigio del cine canadiense aspiraba, según él, a mayor madurez al adaptar una obra teatral de Jean-Luc Lagarce, en la que Louis (Gaspard Ulliel) regresa al hogar materno para informar de su inminente muerte a causa de una enfermedad. Sin embargo, sus familiares están tan ocupados en un pleito permanente que no le hacen mucho caso.

El resultado es de una estridencia insoportable. Actores probados como Nathalie Baye, Vincent Cassel y Léa Seydoux se enfrascan en una batalla para demostrar quién puede gritar más fuerte. Mientras Marion Cotillard sólo consigue verse confusa. Para mayor dolor de oídos, Dolan le sube el volumen a su música hasta llegar al 11 de Spinal Tap, mientras ilustra con imágenes de videoclip. El joven cineasta confunde la pasión con la histeria.

Hasta los confiables hermanos Dardenne decepcionaron el día de ayer con La fille inconnue (La chica desconocida), sobre la investigación que conduce una joven doctora (la inexpresiva Adèle Haenel) en torno a la misteriosa muerte de una inmigrante africana, que tocó a la puerta de su clínica sin que se le abriera. Los realizadores belgas siempre habían conseguido interesar con su mezcla de humanismo y cine directo, pero en esta ocasión algo falló. El guión es demasiado esquemático –hay una confesión climática, digna de un mal programa policiaco de televisión– y la motivación culposa de la protagonista no es suficiente.

No me asomé a ver Ma’ Rosa, del filipino Brillante Mendoza, porque he detestado las anteriores muestras de miserabilismo de un cineasta que no hace honor a su nombre.

Exhibido fuera de concurso, Gimme Danger (Dame peligro) es un entretenido documental sobre Jim Osterberg, mejor conocido como el dinámico roquero Iggy Pop y los Stooges, a quien el director Jim Jarmusch considera la mejor banda de rock del mundo. Todavía lúcido después de tantos años, Iggy Pop es un buen narrador de su propia historia. Sin embargo, no hay suficiente pietaje de los Stooges en su apogeo porque no ha de existir. El documental es aplicado, pero no grandioso.

Ayer se llevó a cabo la exhibición de los cuatro cortos mexicanos elegidos del festival de Morelia por la Semana de la Crítica: El buzo, de Esteban Arrangoiz; Isabel im Winter, de Laura Baumeister y Teresa Kuhn; Mil capas, de Tess Anastasia Fernández, y Rebote, de Nuria Menchaca. Sólo conozco el tercero, producido por el Centro de Capacitación Cinematográfica, eficaz demostración de cómo se puede crear un estado de ánimo y una atmósfera de nostalgia en apenas 20 minutos.

Twitter: @walyder