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Más que un hombre de Dios, fue un hábil político, lo definen expertos

Clave en el establecimiento de relaciones México-Vaticano, Girolamo Prigione murió

En los años 90 se reunió con los hermanos Arellano Félix; fue cercano a Marcial Maciel

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Durante las casi dos décadas de servicio diplomático en México, Girolamo Prigione creó un grupo de obispos con gran influencia política y económica conocido como el Club de RomaFoto Abraham Paredes
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de mayo de 2016, p. 13

A los 94 años de edad, en una casa de reposo ubicada en su natal Alejandría, Italia, murió ayer Girolamo Prigione, el primer nuncio que tuvo México tras el establecimiento de relaciones diplomáticas con el Vaticano a principios de la década de los 90, durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y el pontificado de Juan Pablo II.

Jerarca católico, Prigione fue más que hombre de Dios, un hábil político que supo tejer relaciones con el poder, entender el sistema político mexicano y crear una generación de obispos ad hoc para mantener influencia, consideraron expertos en temas religiosos, quienes recordaron su reunión con integrantes del cártel de los Arellano Félix y su cercanía con el sacerdote pederasta Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo.

La mañana de ayer, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) informó el deceso de Prigione y expresó su pesar.

Lo mismo hizo, por separado, el cardenal Norberto Rivera Carrera, quien resaltó que Prigione contribuyó notablemente al establecimiento de las relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede, aun en tiempos difíciles, y recibió al papa san Juan Pablo II en sus tres primeros viajes pastorales a nuestro país.

La CEM resaltó que durante su servicio diplomático en México, el cual casi duró casi dos décadas, Prigione confirió la ordenación episcopal de muchos nuevos obispos.

Los obispos de México agradecemos toda su labor diplomática en nuestro país, lo encomendamos a las manos amorosas de Dios, refirió el organismo eclesial. Prigione, también arzobispo titular de Lauriaco, falleció ayer viernes en la casa de reposo Orquídea en Alejandría.

El diplomático recibió el 7 de febrero de 1978 el encargo de delegado apostólico en México. Tras el restablecimiento de relaciones fue nombrado nuncio apostólico, el 2 de octubre de 1992. Su gestión en Mexico se extendió hasta el 2 de abril de 1997. Poco más de un mes después el jerarca se retiró del servicio diplomático, lo que ocurrió el 31 de mayo de ese año.

Relanzó nexos Iglesia-Estado

Prigione fue uno de los impulsores de la reforma constitucional promovida por el gobierno de Salinas de Gortari en 1992, de la cual se derivó su ley reglamentaria: la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público. Esto relanzó la relación iglesias-Estado.

Felipe Monroy, director de la revista católica Vida Nueva México, indicó a La Jornada que el legado de Prigione fue haber sido uno de los principales artífices de la referida reforma y persona clave en el restablecimiento de relaciones diplomáticas con el Vaticano.

Sostuvo que también fue un arquitecto que construyó complicidades políticas y empresariales en México, cuyo poder sobre la Iglesia en el país homogenizó al Episcopado con un lenguaje de élites políticas. Logró en principio cosas positivas para la Iglesia mexicana contemporánea, pero el precio de la simulación, el compadrazgo y la complicidad fueron muy altos, consideró.

El antropólogo y especialista en asuntos religiosos Elio Masferrer Kan señaló que el ex nuncio creó el tipo de jerarcas apegados al poder y a la teología de la prosperidad, que hoy pretende erradicar el papa Francisco y de los cuales aún hay algunos en funciones, como Rivera Carrera.

A este grupo de obispos con gran influencia política y económica, creado por el diplomático Vaticano, se le conoció como el Club de Roma.

Aliado del sistema

Masferrer Kan añadió que Prigione aplacó cualquier intención de algunos jerarcas de oponerse al sistema gobernante y se cuadró con el partido en el poder: el PRI, convirtiendo a la iglesia en un aliado político del sistema. Quiso ganar de esa forma lo perdido en la Cristiada. Recordó lo ocurrido a mediados de los 80, cuando Prigione sometió a obispos de Chihuahua que se oponían a prácticas del PRI que consideraban inadecuadas en la elección de gobernador.

También habló del enfrentamiento con Samuel Ruiz, a quien intentó relevar de la diócesis de San Cristóbal de las Casas.

Sobre la reunión con los hermanos Arellano Félix, tras el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, Monroy indicó que después del asesinato de Posadas: un médico, un cura y un sacristán lo visitaron en la nunciatura; eran los Arellano, asegurándole que ellos no habían sido los sicarios del cardenal.

Apuntó que tras esta situación Prigione se peleó con (Ernesto) Corripio, (Sergio) Obeso, Samuel Ruiz y Abelardo (Alvarado) porque ellos le pidieron al Papa que lo quitara, pero lograron lo opuesto y Prigione se quedó para darle toda una generación episcopal a México, de los que sólo queda en pie Rivera.

Prigione nació en Castellazzo Bormida, de la diócesis de Alejandría, el 12 de octubre de 1921.

Entró al servicio diplomático pontificio en 1951 y trabajó en Italia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Austria. En agosto de 1968 fue nominado nuncio apostólico en El Salvador y Guatemala.