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Un cuarto de siglo sin Tamayo

El pintor fue uno de los más de 100 artistas que donó obra para el surgimiento de este diario

Tamayo apoyó el inicio de La Jornada con la serie litográfica Hombre en rojo

Durante la firma de las piezas, charló sobre Marc Chagal, falsificaciones y Nicaragua

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En la imagen, el director fundador de La Jornada, Carlos Payán Velver, con el pintor y grabador oaxaqueño, en el taller de Andrew VladyFoto archivo
 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de junio de 2016, p. 8

Rufino Tamayo fue uno de los más de 100 artistas que financiaron con su obra a La Jornada, cuando este diario nació, en 1984. Lo hizo con una edición litográfica de 100 ejemplares, titulada Hombre en rojo, realizados expresamente para el otrora nuevo periódico en el taller del impresor Andrew Vlady.

La Jornada estuvo presente cuando el pintor y grabador firmó el centenar de obras.

“Yo le doy un valor muy especial a esta litografía porque es para La Jornada. La técnica de la litografía me agrada porque la puede comprar quien no puede pagar un óleo”, expresó entonces al reportero Pablo Espinosa.

Tuve la suerte de ser amigo de Marc Chagal; vivimos juntos en Nueva York durante la guerra. Es uno de los más grandes de la pintura contemporánea, aseguró antes de anunciar que ya estaba terminado su retrato de José María Morelos y Pavón, que mide dos metros de alto, y fue develado por el presidente.

Resultó una oportunidad única para ponerse al tanto de las actividades del pintor oaxaqueño: “No, el mural (en vidrio) El Universo no salió del país, me lo compró el Grupo Alfa y lo va a instalar en Monterrey”. También de asuntos dolorosos en ese momento: “Hace un buen tiempo que no tengo nada que ver con el Museo Tamayo, ahora lo está administrando Televisa y no está cumpliendo con su función original.

Todo cambió a partir de que el Grupo Alfa quebró y de que la compleja organización que le dio origen quedó de pronto en manos de Televisa. Sí, hay formas de recuperarlo.

Firma y habla de los falsos Tamayos, sobre todo en Estados Unidos y en Sudamérica: Es muy difícil resolver ese problema. En Francia hice un libro y los impresores utilizaron la piedra, mi original, para reproducir muchas litografías. No es justo. Yo he hecho que intervengan las autoridades en México en varias ocasiones, pero en vez de ayudarme terminan por entregar mis obras a quienes compran falsos. No es justo.

Agregó, debería de existir una legislación para proteger las obras, para evitar los falsos. Una vez un abogado me dijo que si yo tenía falsos en mi poder, me podrían acusar de robo. Hágame el favor.

También opinó sobre un tema del momento: Es injusto lo que se hace en contra de Nicaragua. Ahora, hay una diferencia entre la posición política del artista y su obra. El artista está comprometido antes que nada con su propio arte, esta es su razón fundamental. Los muralistas, en ese sentido, hicieron muchas concesiones, anteponían sus intereses políticos a sus obras y se decían pintores revolucionarios. En realidad no lo eran, puesto que su pintura nada tiene de revolucionaria. Yo sí soy revolucionario en mi pintura, yo abrí campos. La prueba es que la pintura joven en México es libre, y antes no lo era, antes se hacia pintura para el Estado, se hablaba del Estado.

Siguió: Yo soy de izquierda, como persona, pero no meto a la pintura en eso, porque son cosas muy distintas. Yo estoy con el pueblo; no soy demagogo, no digo discursos ni esas cosas, yo hago, simplemente hago.

Abordó un tema delicado: Sí, alguna vez dije que soy socialista y sí, lo sostengo, porque una de las cosas más importantes es que la distribución de la riqueza sea equitativa, que todos tengan lo suficiente para vivir; la distribución equitativa de la riqueza es de lo más fundamental. Qué todos tengan para vivir decentemente. No hay derecho de que algunos tengan más que otros, ¿por qué?