Marsella.

El anfitrión ante el campeón del mundo. Francia y Alemania se medirán este jueves en las semifinales de la Eurocopa, un choque de trenes con aroma a final.

Mientras los bleus esperan estirar el sueño y quedar a un paso de un nuevo título en casa, la Mannschaft quiere que su fama de aguafiestas continúe: las últimas nueve veces que se enfrentó al equipo local de un gran torneo, ganó.

El Stade Vélodrome de Marsella pondrá frente a frente a dos de las selecciones más potentes del planeta. El vencedor, además, tendrá el cartel de favorito para la final del domingo.

Me encantan este tipo de partidos ante equipos tan fuertes. Los franceses tiene muchísima confianza en sí mismos y en Marsella cuentan con un fantástico público. El equipo además tiene mucha dinámica, fuerza y poderío, señaló el técnico germano, Joachim Löw.

Francia desató la euforia en el país en el momento justo, al vencer 5-2 a Islandia en cuartos de final, mientras que Alemania espantó viejos fantasmas al vencer y eliminar por primera vez en su historia a Italia.

Ahora toca subir el Everest, vaticinó L’Equipe sobre el primer rival de altura de los galos.

Jugamos ante el mejor equipo del mundo, muy simple, tenemos una nueva página que escribir. Ahora está en blanco. La llenaremos mañana, dijo por su parte el técnico francés, Didier Deschamps.

Francia no vence a los alemanes en un gran torneo desde 1958, cuando se enfrentaron por el tercer puesto en la Copa del Mundo.

Löw busca soluciones a las bajas que enfrenta. Mario Gomez y Sami Khedira están lesionados y Mats Hummels, sancionado. Bastian Schweinsteiger y Benedikt Höwedes regresaron ayer al entrenamiento pero no se sabe si jugarán.