Opinión
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México SA

Menos educación y salud

Mayor deuda e intereses

Los barones son primero

D

os semanas atrás el ministro del (d) año anunció el segundo recorte presupuestal en lo que va de 2016. El tijeretazo fue por cerca de 32 mil millones de pesos, y los sectores más afectados fueron educación, salud, y ciencia y tecnología –vitales todos ellos para el desarrollo nacional– que cargaron con casi 50 por ciento de la poda.

Se trata, según Luis Videgaray, de mantener sanas las finanzas públicas ante la volatilidad internacional, el Brexit y etcétera, etcétera. Pero el hecho es que el gobierno sigue sacrificando a los mexicanos para no afectar a los acreedores del país. Así es: recórtese absolutamente todo, pero ni con el pétalo de una rosa alteren a los barones del dinero.

En efecto, el segundo recorte presupuestal del año equivale al pago de intereses de la deuda interna del sector público federal que el gobierno peñanietista efectuó tan sólo en el periodo enero-mayo de 2016, y prácticamente la mitad del realizado por el mismo concepto, pero por deuda externa.

En los primeros cinco meses del presente año, la Secretaría de Hacienda, en nombre del gobierno mexicano, erogó cerca de 94 mil millones de pesos para cubrir intereses y comisiones de la deuda del sector público federal, de los que alrededor de 92 mil millones (98 por ciento del total) se destinaron a pagar los intereses de dicho débito.

Dicha cantidad equivale a poco más de tres veces el monto del segundo recorte presupuestal del año, pero el ministro del (d) año, en nombre del gobierno peñanietista, primero muerto que dejar de pagar el servicio de la deuda. Prefiere dejar sin educación y salud a varios millones de mexicanos, y sin desarrollo científico y tecnológico al país, que negociar con los acreedores el diferimiento del pago de los altísimos intereses producto de una deuda que con Enrique Peña Nieto en Los Pinos alcanza ya niveles históricos.

De acuerdo con información de la propia Secretaría de Hacienda, sólo de enero a mayo de los bolsillos de los mexicanos salieron 33 mil 250 millones de pesos para el pago del servicio de la deuda interna del sector público federal, de los que 98 centavos de cada peso se destinaron a cubrir los intereses, sin reducir el saldo del débito.

En el caso de la deuda externa, las erogaciones sumaron 3 mil 217 millones de dólares, equivalentes a cerca de 61 mil millones de pesos, de los que, también, 98 centavos de cada peso se destinaron al pago de intereses, y el saldo se mantiene al alza.

Año tras año, a lo largo del gobierno peñanietista, se pagan crecientes cuan monstruosas cantidades por intereses de la deuda, y el saldo de ésta lejos de disminuir avanza como la humedad, y los genios de la tecnocracia prefieren sacrificar el bienestar de los mexicanos y el desarrollo de México que molestar a los barones del dinero, amén de que siguen endeudado al país. Entonces, menos educación y salud, la ciencia y la tecnología al baúl de los buenos recuerdos, pero la deuda pública en niveles inalcanzables.

El Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico recuerda que la estimación oficial para 2016 es que el costo financiero de la deuda pública será de cuando menos 462 mil millones de pesos, y para 2017 representará 551 mil millones, una diferencia cercana a 20 por ciento entre un año y otro. Lo anterior equivale a un monto superior a 5 puntos del producto interno bruto. Evidentemente que la razón de lo anterior radica en el incremento de la deuda y del Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público: en 2012 tal saldo representó 37.7 por ciento como proporción del PIB. Para 2016 el estimado es de 48.6 por ciento y de 48.3 en 2017. El gobierno tiene planificada una reducción en el monto de dicho saldo (como proporción del PIB); sin embargo, hasta 2021 el mismo seguirá siendo 9 puntos superior al de 2012. Todo ello reduce la posibilidad de que el gobierno siga elevando su gasto e inversión.

Al respecto, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados advierte que la deuda del gobierno mexicano ha observado un crecimiento importante (N de la R: brutal, en realidad) en los últimos años, debido a diversos factores económicos que han llevado a la necesidad de cubrir el déficit presupuestario a través del financiamiento (interno y externo). Al 31 de diciembre de 2015 el saldo de la deuda bruta del sector público federal fue de poco más de 8 billones 430 mil millones de pesos, cantidad mayor en más de 1.2 billones a la del cierre de 2014.

Cuando arrancó el sexenio peñanietista, el saldo de la deuda bruta del sector público federal equivalía a 34 por ciento del producto interno bruto. Casi cuatro años después, tal proporción se encuentra cercana a 50 por ciento, y por ninguna parte se registra el supuesto beneficio que a la nación le traería la carretada de dólares y pesos contratada por el gobierno federal. En realidad, tal catarata de deuda fundamentalmente se ha utilizado para pagar deuda, es decir, para tapar hoyos se abren otros, pero mucho más profundos.

Como se ha comentado en este espacio, del gobierno de Vicente Fox al de Enrique Peña Nieto el saldo de la deuda pública federal (la de estados y municipios se contabiliza aparte) creció como la espuma: de poco más de 2 billones de pesos en diciembre de 2000 a casi 9 billones en mayo de 2016, un aumento cercano a 350 por ciento.

Por endeudamiento a las arcas públicas ingresaron –se supone– casi 7 billones de pesos, que bien pudieron destinarse a detonar el desarrollo nacional: mayor crecimiento y bienestar social, pero a estas alturas resulta más que obvio que el endeudamiento no se destinó a lo que México requiere con urgencia, sino a pagar deuda con deuda, o lo que es lo mismo, cada día más intereses sin mayor efecto positivo para la nación.

Y seguirán por esa ruta, porque al final de cuentas no son los genios tecnocráticos los que pagan la factura, sino la silenciosa mexicanada que todo aguanta y de nada reclama. De Fox a Peña Nieto, la deuda federal por habitante pasó de alrededor de 10 mil a más de 70 mil pesos, es decir, se multiplicó por siete y nadie frena este saqueo. Hasta que reviente, por la vía de los hechos.

Las rebanadas del pastel

Pues nada, que sigue el mal humor de los mexicanos y no sólo en política económica reprueban al inquilino de Los Pinos: en promedio, siete de cada 10 mexicanos consideran insegura su ciudad, reporta el Inegi, pero hay casos en que la proporción llega a 95 de cada 100… Y el dolarito ayer se vendió a 19.02 pesitos.

Twitter: @cafevega