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Es el final de una era: NYT

Cierra el Four Seasons, restaurante ícono de NY
 
Periódico La Jornada
Sábado 16 de julio de 2016, p. 8

Nueva York.

Limusinas negras y taxis amarillos paran delante de la entrada cubierta por un techo en una calle lateral de Park Avenue en Nueva York. Hombres vestidos de traje y mujeres con elegantes vestidos entran al Four Seasons, restaurante que lleva casi 60 años abierto en una de las alas del edificio Seagram, diseñado por el arquitecto estrella Mies van der Rohe (1868-1969).

Aunque es una verdadera institución, este sábado 16 de julio será el último día en que se sirva allí su famosa comida de tres platos Poolside Lunch por 59 dólares.

El cierre marca el final de una era, se lamentó el New York Times. El Four Seasons fue probablemente el restaurante más importante de Nueva York del siglo XX, americanizó la cultura de la comida noble e inició muchas tendencias que dominan hasta hoy el sector restaurantero en Estados Unidos. Por ejemplo, el menú por temporada o el concepto de farm to table (de la granja al plato), es decir, de ingredientes frescos de producción local.

Pero, sobre todo, una tendencia, el power lunch. Al Four Seasons había que ir para ver y ser visto. Famosos como la editora de la revista Vogue, Anna Wintour; la presentadora Barbara Walters; el ex secretario de Estado Henry Kissinger, o la modelo Heidi Klum son clientes y a ellos se suman banqueros ricos, periodistas influyentes, editores y políticos.

El Four Seasons dominaba el delicado arte de reunir a los mayores egos de Nueva York, escribe el New York Times.

En el local, inaugurado en 1959, se invirtieron en su día nada menos que 4.5 millones de dólares. El diseño interior fue obra de Philip Johnson (1906-2005), quien ideó la piscina en mitad del salón con los techos altos y las ventanas hasta el suelo. A modo de comparación, el Museo Guggenheim en Central Park, inaugurado ese mismo año, costó 3 millones de dólares.

Pero el Four Seasons no cierra por voluntad propia. Desde hace 21 años dirigen el restaurante Julian Niccolini y Alex von Bidder, según los medios, con ganancias. Pero en el año 2000 el edificio Seagram fue vendido al zar inmobiliario de origen alemán Aby Rosen y su firma RFR Holding, que ahora optó por no prolongar el contrato de alquiler del local de lujo. Los responsables me caen muy bien, declaró Rosen al New York Times. Pero su tiempo ha pasado y a veces también tienen que desaparecer cosas estupendas.

Rosen ya dio ejemplo de ello el año pasado al deshacerse de Le Tricorne, tapiz de pared de seis por seis metros obra de Pablo Picasso, la de mayor tamaño del artista en Estados Unidos.

Durante más de 50 años estuvo colgado en un recibidor y los expertos en arte adoraban la combinación entre el Picasso y el edificio de cristal. Pero a Rosen no le gustaba. Es mi edificio. Es una obra de arte en mi edificio. Tengo derecho a exigir que lo quiten, por la razón que sea.

Ahora toca al Four Seasons, cuyo inventario será subastado en este mes. Las ollas a 300 dólares, las sillas desde mil y un servicio de café a partir de 500 dólares.

En el lugar habrá un nuevo restaurante y los dueños del Four Seasons prometen volver a abrir a una distancia de cinco minutos a pie. Pero, tal como tituló el New York Times, el almuerzo ya nunca será lo mismo.