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Es la primera mujer en conseguirlo en menos de 20 horas, pese a estar enferma

Nahila terminó antes del tiempo reglamentario el ultra himalayo

Se considera la carrera más cruel porque se realiza a más de 4 mil metros sobre el nivel del mar

Ha participado en el serial de los cuatro desiertos: Atacama, Bogi, Sahara y Antártida

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La ultramaratonista Nahila Hernández San Juan corre estas competencias para sentirse parte de la historiaFoto cortesía Nahila Hernández
 
Periódico La Jornada
Domingo 28 de agosto de 2016, p. a13

Ha corrido en ambientes inhóspitos como el desierto de Atacama y la Antártida, pero esas experiencias, aunque parecieran insuperables, sólo han motivado a Nahila Hernández San Juan a buscar retos más complicados en las pruebas de larga distancia.

La proeza más reciente de la cubana-mexicana fue La Ultra de 111 kilómetros, en el Himalaya, considerado el ultramaratón más cruel porque se realiza a más de 4 mil metros sobre el nivel del mar.

Nahila, de 42 años de edad, se convirtió en la primera mujer en terminar este desafío en menos de las 20 horas reglamentarias, aún enferma, al conseguir un tiempo de 19.30 horas, después de comenzar el pasado 11 de agosto esta prueba en la localidad de Ladakh, India.

Es una carrera con varios ingredientes complicados. Uno es la altura, es la competición más alta del mundo. Se desarrolla entre 3 mil 200 y 5 mil 380 metros sobre el nivel del mar. El promedio es de 4 mil metros. Es una altitud en la que no se puede correr fuerte, explicó la atleta en entrevista vía telefónica.

Hernández San Juan ha estado ligada al deporte desde que era pequeña, cuando vivía en Cuba, donde un programa de detección de talentos deportivos la llevó a practicar nado sincronizado, ballet y aerobics.

No obstante, la capacidad de resistencia que tiene su cuerpo le ha permitido destacar en los ultramaratones, como el serial de los cuatro desiertos: Atacama, Chile; Gobi, China; Sahara, Egipto, y la Antártida.

–¿Cuál ha sido la carrera más especial para ti?

–He tenido experiencias diversas. No sabría decirte, todas han tenido un significado importante. Me han dejado enseñanzas de humildad, grandeza y soledad, así como de desafío deportivo. Es difícil elegir una –señala la deportista de cabello oscuro, ojos verdes y piel apiñonada.

Ser la última fue especial

Aunque duda al elegir entre las pruebas que más trascendieron en su memoria, logra seleccionar dos de ellas: “Probablemente Australia, porque fui la última en la carrera. Cerré a tres minutos del tiempo oficial. Ahí me quedé sin agua y me perdí unos 10 kilómetros. La decepción, así como la experiencia de ser la última fue bien especial.

Cruzar el Atacama también fue bonito. Eso de encabezar una carrera todos sus días y todas sus etapas fue increíble.

En la prueba de los 111 kilómetros, la también empresaria lidió con terrenos montañosos, así como la nieve que cae en esa cordillera en lugar de lluvia.

No obstante, tuvo dos principales adversidades: la falta de oxígeno por la altura y una infección gastrointestinal que contrajo cinco días antes de que comenzara la prueba.

Relató que en esta ocasión se concentró en tratar de percibir los posibles padecimientos provocados por la altura, como mareos y fatiga, ya que muchas personas no se dan cuenta que le están pasando y ponen en riesgo su vida.

La ultramaratonista estuvo a punto de no competir debido a una diarrea e intensos vómitos que padeció al llegar a la región. Aunque los médicos lograron controlar los síntomas de la enfermedad, ella no logró recuperarse por completo.

De hecho, todavía no me recupero, perdí entre cinco y seis kilos, expresó con seriedad, pero aseguró que pese a las complicaciones fue una carrera dura y linda. Un desafío muy importante. Era correr con la cabeza, con la pura estrategia de garantizar la meta.

Pese a la frágil condición de salud en la que se encontraba, no desistió. Abandonar una competencia nunca ha sido una idea que pase por su cabeza a menos que exista un factor que la inmovilice.

En medio del clima gélido, acompañado de la luminosidad de las estrellas entre las siluetas de la cordillera, Nahila comenzó este reto la noche del 11 de agosto. El silencio fue su compañero en la travesía nocturna hasta el kilómetro 48, donde se encuentra el primer punto de descanso y al que llegó mojada por el clima.

Sin embargo, destacó que la experiencia en esta disciplina le ha ayudado a no dejarse sorprender por el ambiente que podría enfrentar.

Es que en este deporte uno sabe que puede haber lluvia, tormenta, calor y frío a la vez. La determinación de cumplir el objetivo, el sueño, es lo que hace que te mantengas y te anticipes a las circunstancias, indicó.

Correr entre los Himalayas, la Antártida, así como los desiertos de Atacama y el Sahara, sin duda se consideran hazañas que pocos seres humanos logran conquistar por el desapacible entorno. No obstante, estos retos también permiten a los aventureros disfrutar paisajes que tienen particular belleza y fortalecen la voluntad.

Hernández San Juan recuerda la sensación de correr en los imponentes Himalayas, donde experimentó la extraña emoción de sentirse pequeña ante esta cadena montañosa, pero al mismo tiempo pudo recordar que es parte de esta sorprendente naturaleza.

Reveló que su pasión por el atletismo no nació por el acto físico de correr, sino por el privilegio de poder viajar y conocer distintas culturas: A mí me llena mucho el desafío humano y la posibilidad de correr en lugares que tienen tanto contenido histórico y humano.

Para realizar la proeza tuvo una motivación extra: sentirse parte de la historia al recorrer un tramo de la llamada Ruta de la Seda y deleitarse con las fachadas de los monasterios budistas.

La competición se realiza en un lugar donde se conserva el estilo de vida tibetano, con una historia y un contenido cultural. Pasé por un sitio que se llama Khardung La, el cual se abrió y permitió el paso a autos extranjeros hace menos de 20 años. Es un privilegio estar en ese tipo de lugares.

Apenas terminó esta travesía pero ya comenzó a pensar en su siguiente ultramaratón.

El principal objetivo es competir en el Spartathlon, un recorrido de 246 kilómetros en Grecia, que elige a sus participantes mediante un sorteo. La segunda opción es un viaje en la cordillera de Los Andes.

Por lo pronto, Nahila participará hoy en el Maratón de la Ciudad de México, donde sólo se presentará con la intención de disfrutar antes de continuar su camino en terrenos extremos.