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La arquidiócesis por primera vez sería obligada a cubrir la reparación del daño

El sacerdote Carlos López, acusado de pederasta hace 22 años, por fin en la cárcel

La procuraduría capitalina siempre protegió a la jerarquía católica, asegura una de las víctimas

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Carlos López Valdez, a quien jerarcas de la Iglesia católica encubrieron, ahora enfrenta a la justiciaFoto Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 4 de septiembre de 2016, p. 10

Hace unos días Jesús Romero Colín buscó a su niño interno de 11 años, abusado sexualmente por el sacerdote Carlos López Valdez, y le dijo: Lo logramos. Ya está tras las rejas y allí se va a quedar. Tú caso no quedará impune. Ahora estamos en paz.

Conmovido, Jesús llora y se emociona. Tiene 33 años. Han pasado 22 años de la experiencia más terrible de su vida, pero por fin se siente un poco en paz con este soplo de justicia. Su agresor, después de nueve años de proceso judicial, finalmente fue encarcelado por los delitos de abuso sexual y corrupción de menores cometidos entre 1994 y 1998.

El ex sacerdote fue detenido por elementos de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de la Ciudad de México en Jiutepec, Morelos, bajo la orden girada por el juez 55 penal en la causa 244/08, e ingresado la semana pasada en el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente.

Jesús Romero Colín espera el momento de la primera audiencia en este juicio, luego del auto de formal prisión, para mirarlo a la cara y decirle: Yo estuve preso durante años cuando era niño y no me podía defender; ahora tú estas preso a los 72 años y yo estoy libre y fuerte.

Esto significa un gran logro. Después de nueve años, es fruto de la perseverancia y de enfrentarse a un sistema corrupto y una jerarquía católica que ha sido muy poderosa y que durante muchos años lo estuvo protegiendo, dice en entrevista con La Jornada.

Por primera vez el sacerdote agresor y sus protectores, en este caso el cardenal Norberto Rivera y la arquidiócesis primada de México, son demandados para que paguen la reparación del daño:

“En este proceso esperamos tener la reparación económica, que es fundamental; tienen que pagarme una indemnización. Sería la primera vez que se entrega una reparación a una víctima de este delito en el país.

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal también emitió una recomendación para que se lleve a cabo la reparación del daño, pero eso lo tiene que ver la procuraduría, dice Jesús.

Igualmente, sería la primera vez que la justicia exige la apertura del archivo secreto del tribunal eclesiástico de la arquidiócesis primada de México, que el cardenal Norberto Rivera prefirió no entregar ni colaborar con la justicia.

En el juicio serán también procesados los protectores del sacerdote pederasta, a quien la Iglesia permitió seguir ejerciendo el ministerio sacerdotal a pesar de las múltiples denuncias de abuso sexual.

Fue en 2010 cuando finalmente retiraron al sacerdote del ejercicio del ministerio, pero seguía oficiando en la Ciudad de México y posteriormente se fue a Cuernavaca, donde también lo hacía, porque así se lo permitían.

Hace un año el cardenal Norberto Rivera finalmente lo recibió en su oficina para decirle que se comprometía a cooperar con la justicia, algo que no sucedió; por el contrario, la protección y las maniobras judiciales han sido la constante.

Me ofreció disculpas en nombre de la Iglesia y dijo que iba a cooperar entregando la investigación del tribunal eclesiástico a través de su abogado, Armando Martínez, pero nunca fue recibido el expediente con la indagatoria a cargo del sacerdote Alberto Pacheco, juez del tribunal, quien me dijo que tenía firmada la confesión de Carlos López, donde aceptaba que había cometido esos delitos.

La víctima añade: era fundamental que se entregara la investigación del tribunal eclesiástico en su contra, ya que hay testimonios de más víctimas y de sacerdotes que corroboran los actos delictivos de este hombre. La razón más obvia es que no cooperaron con la justicia entregando este expediente porque hay más prelados involucrados dentro de mi caso. Al corroborar los abusos, simplemente no fueron a denunciarlo ante la justicia y eso los convierte en cómplices.

Los cómplices

Jesús Romero Colín identifica a los tres protectores más importantes del cura pederasta Carlos López Valdez: Norberto Rivera y los obispos Jonás Guerrero y Marcelino Hernández.

“Carlos López Valdez era el ecónomo del obispo Jonás Guerrero. Durante muchos años trabajaron estrechamente, incluso llevaba a los acólitos a la vicaría donde se desempeñaba. Él sabía perfectamente de los delitos que cometía Carlos López.

“En 2004, un ex seminarista fue y le entregó pruebas, mediante fotografías, y el obispo hizo caso omiso y permitió a Carlos López seguir siendo sacerdote.

“El obispo Marcelino Hernández estuvo enterado, lo metió a su programa de clínicas de rehabilitación y declaró que se enteró de los abusos de Carlos López, pero dijo que sólo eran ‘toqueteos’.

Evidentemente el gran protector es Norberto Rivera, porque él está enterado de todos los casos de sacerdotes pederastas; los obispos le reportan todo lo que está sucediendo y él mueve las piezas del ajedrez a su antojo, señala.

Jesús afirma que la procuraduría capitalina siempre protegió a la jerarquía católica y nunca les giró citatorio alguno para que se presentaran a declarar. Del tribunal eclesiástico afirma que estuvo protegiendo al acusado. Es un sistema corrupto.

Los de la jerarquía católica un buen día se presentaron diciendo que se habían enterado del caso por las noticias. Finalmente nos dimos cuenta de que en la procuraduría los estuvieron encubriendo.

Ahora, Jesús busca una sentencia firme con la máxima pena, aunque sabe que el ex sacerdote seguirá recibiendo el apoyo de la jerarquía católica; sin embargo, buscará abrir nuevos caminos de justicia.

Tiene 33 años y se graduó de sicólogo. Ahora ha creado una asociación llamada Iniciativa, la cual ayuda a prevenir el abuso sexual y dar terapia a bajo costo a las víctimas: “Invito a los demás afectados, que son muchos, a denunciar a Carlos López y continuar un proceso judicial contra otros sacerdotes pederastas, porque esto demuestra que es posible tener acceso a la justicia. Los invito a romper el silencio. Les haría muy bien en lo emocional.

Durante todos estos años que Carlos López fue protegido, continuó cometiendo abusos; me enteré de que vivía con jóvenes y seguía haciendo fiestas masivas.

Añade: “hay que decirle a las víctimas que nunca fue su culpa. Lo primero que pensamos es que somos culpables porque no pudimos decir que no, porque no pudimos defendernos, porque no lo hablamos con los papás, porque no lo comentamos con alguien más. Eso es mentira. Uno es un niño y estos sacerdotes están embestidos con algo sagrado y divino, por eso es tan terrible… Es un mensaje para los pederastas: él ya está tras las rejas y allí va a continuar”.

Jesús añade que una de las motivaciones principales para interponer la denuncia contra su agresor con sotana fue saber que él estaba abusando de otros niños: Yo no podía ser cómplice ni parte de eso. Yo sé lo que duele, lo que cuesta y todas las derrotas que se presentan ante el abuso; no podía formar parte de eso, tenía que denunciarlo, por mí y por todo lo demás.

Romero Colín recibió una carta del papa Francisco, a quien enteró de su caso, pero pasaron muchos meses más para conseguir realmente tener acceso a la justicia.

“Saber que está tras las rejas y que ya no seguirá haciendo daño es una liberación. El peso que vengo cargando lo deposito en el juez. Es un logro muy grande, aunque a veces es complicado dimensionar.

Logramos ganarle a la Iglesia, una institución muy poderosa, siempre con la verdad por delante y con todas las trabas puestas por la procuraduría, en contubernio con la jerarquía católica.

Concluye: Nos enfrentamos a dos monstruos, por eso duró tanto tiempo el proceso. Nunca desistimos. Estamos recogiendo esos trozos de felicidad para seguir adelante.