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Primer sobreviviente del Chapecoense en obtener el alta médica

El defensa Alan Ruschel se preparará para volver a jugar

Cambié el asiento que tenía asignado inicialmente; es lo que recuerdo

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Ruschel expresó sentimientos de alegría por estar vivo y de tristeza por sus compañeros que ya no estánFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Domingo 18 de diciembre de 2016, p. a14

Chapecó.

El defensa Alan Ruschel, primer sobreviviente brasileño del accidente del Chapecoense en obtener el alta médica, afirmó que se preparará con el fin de volver a jugar.

Es uno de los 22 futbolistas que estaban en el vuelo que transportaba al equipo brasileño para jugar la final de la Copa Sudamericana y que cayó el 28 de noviembre en Colombia, causando 71 muertes.

Él sobrevivió a la tragedia junto al zaguero Neto y al arquero Jackson Follman, y este viernes recibió el alta.

Haré de todo para volver a jugar futbol, con mucha paciencia. Calculé tres meses para calcificar la columna y ya pasó uno. Dos más para fortalecer la musculatura. Estoy sólo en el comienzo, dijo Ruschel.

Sin parar de llorar, expresó: “No existen palabras para contar lo que siento. Es una mezcla grande de sentimientos: alegría por estar aquí de nuevo (en el Arena Condá, estadio del Chapecoense), pero al mismo tiempo de luto por haber perdido tantos amigos.

En el momento en que cayó el avión Dios me puso en su regazo y me dijo que tenía más misiones en la tierra, por eso no me llevó. La única explicación es la de los milagros: estar vivo y andando.

Visiblemente emocionado, reveló que cambió el asiento que tenía asignado antes del vuelo y que por eso se sentó con Follmann, otro de los sobrevivientes.

“Cuando llegamos a Santa Cruz de la Sierra, antes de subir al avión, Cadu –uno de los directores del Chapecoense, que falleció– pidió que me sentara más adelante. Yo estaba atrás, pero él quería dejar a los periodistas en el fondo”, recordó Ruschel.

Y agregó: “Al principio, no quise moverme, pero Follmann me insistió para que me sentara con él. Esa es la parte que recuerdo; después, estaba mi esposa Marina hablándome en el hospital.

Tenemos que aprender a vivir la vida. Estaba yendo a jugar un partido... uno no sabe si volverá, no sabe lo que pasará en los próximos 10 minutos. Eso me queda de lección: aprovechar la vida y hacer el bien. Lo que hicieron conmigo en estos días no tiene explicación: cómo me trataron allá (en Colombia), aquí, lo que los médicos hicieron por mí. No tiene explicación, concluyó.

Por otra parte, Follmann ya dejó el nosocomio en el que se encontraba, en Sao Paulo, y fue transferido ayer al Hospital Unimed, en Chapecó.